Tras el quinario y la función principal de instituto de la semana pasada, la Hermandad de la Exaltación finaliza los cultos en honor a su crucificado titular con el besapié, que ha comenzado hoy en la Iglesia de Santa Catalina y se prolongará hasta mañana, domingo.
Por ello, el Cristo se encuentra en el presbiterio del templo, en posición vertical y con la base de la cruz cubierta por un paño de terciopelo morado con un cordón dorado. Lleva puestas las potencias de salida, de Villarreal (1971) y la corona de espinas, al tiempo que la cruz tiene los casquetes que igualmente se utilizan en su salida de cada Jueves Santo.
Flanquean al Cristo de la Exaltación dos columnas de madera dorada de fuste salomónico en las que se apoyan sendas jarras del paso de palio de la Virgen de las Lágrimas con lirios morados. Y junto a las jarras hay dos blandones dorados con cirios blancos. A los pies de la imagen vemos una tarima forrada en color rojo con rampas de subida y bajada; y delante un gran centro con más lirios.
Al fondo, ante el cortinaje rojo que cubre el retablo mayor y el dosel de cultos, se alza el altar del quinario, presidido por la dolorosa acompañada de San Juan Evangelista y Santa María Magdalena. Asimismo, se han dispuesto varios candeleros con cirios blancos, un manifestador de madera dorada con una talla de San Juanito y sendas parejas de ángeles del paso de misterio, faroles, bandejas, candelabros y guardabrisas. Y como base del conjunto, están los antiguos faldones del paso de palio y ante ellos dos tallas de San Isidoro y San Leandro sobre mesas de madera dorada. Finalmente, hay que mencionar la presencia del estandarte corporativo en el lado derecho del presbiterio.
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