Avanzaba el Sábado Santo con tres cofradías ya en la calle cuando la Hermandad del Santo Entierro anunciaba que se uniría haciendo estación de penitencia, cumpliendo además con su horario fijado para la salida, a las siete menos cuarto de la tarde.
Efectivamente, a esa hora se abrieron las puertas de la Iglesia de San Gregorio, aunque se trata de una cofradía en la que parte del cortejo sale de otro templo, el de San Antonio Abad, de la Hermandad del Silencio, en la misma calle Alfonso XII. Esa parte del cortejo es la que conforman las representaciones civiles y militares, así como el alcalde, José Luis Sanz, que se estrenaba tras su toma de pasión en junio del año pasado, y el arzobispo, José Ángel Saiz Meneses.
La cruz de guía comenzó a avanzar en dirección a la plaza de la Campana y pronto salió el primero de los pasos de la cofradía, el de la Canina, nombre popular del paso que realmente se llama Triunfo de la Santa Cruz. Y es que la protagonista de este paso no es la muerte derrotada, sino la cruz, que se alza triunfante tras ella.
Hojas de hiedra y cardos adornaban el monte pedregoso de este primer paso, que tiene su llamador escondido en la zambrana, lo que obliga al capataz a levantar el faldón delantero cada vez que va a comenzar o finalizar una chicotá.
Los tres pasos de la cofradía se detienen siempre ante la puerta de San Antonio Abad, y así lo hizo, por tanto, la Canina antes de continuar hacia la plaza del Duque y la Campana.
Detrás del paso del Triunfo de la Cruz va la representación de las distintas hermandades de penitencia ordenadas según su día de salida y con sus hermanos vistiendo sus respectivas túnicas de nazareno. Sorprendió para mal la paupérrima participación de hermandades este año. Siempre hay corporaciones que faltan por razones que ellas sabrán, pero lo de este año ha sido realmente lamentable.
Del Viernes de Dolores faltaron Pasión y Muerte, la Corona y la Misión; del Sábado de Pasión faltaban Padre Pío, Torreblanca y San José Obrero; del Domingo de Ramos se echó en falta a Jesús Despojado, la Hiniesta, la Paz, San Roque y la Estrella; faltaron del Lunes Santo las cofradías del Beso de Judas, Santa Genoveva, Santa Marta, la Vera-Cruz y las Penas; lo del Martes Santo fue tremendo, ya que sólo acudió San Esteban; en el Miércoles Santo tan sólo estaban el Carmen Doloroso, la Sed y las Siete Palabras; del Jueves Santo no fue ni una sola hermandad; de la Madrugá faltaron el Gran Poder y el Calvario (también el Silencio, pero el estandarte corporativo estaba en la puerta de su templo); y del Viernes Santo vimos únicamente al Cachorro... La incertidumbre meteorológica no vale como excusa, ya que la jornada se estaba desarrollando con normalidad hacía ya unas cuantas horas. Por otro lado, esa supuesta incertidumbre sería la misma para las que no acudieron y para las que sí lo hicieron.
Con la Banda Municipal de Sevilla como acompañamiento musical, salió de San Gregorio el Cristo Yacente en el paso de la Urna. Su exorno floral estaba compuesto de claveles rojos en un friso sobre el canasto y en un total de doce jarras ubicadas alrededor de la imagen atribuida a Juan de Mesa. En las jarras, los claveles estaban colocados en forma cónica.
Tras el paso se pudieron escuchar en Alfonso XII las marchas "La Soledad" y "Amarguras", marchándose con ésta hacia la Campana para comenzar su recorrido por la carrera oficial.
El alcalde y el arzobispo salieron de San Antonio Abad para ocupar su lugar en el cortejo delante del paso del Duelo, que salía instantes después de la Iglesia de San Gregorio. La Virgen de Villaviciosa recibe en el paso el consuelo de San Juan, las tres Marías, José de Arimatea y Nicodemo. Como contaba de forma humorística José Luis Garrido Bustamante en su libro "Días de cofradías", recordando una anécdota real de la conversación entre unos jóvenes, es como si los vecinos del bloque bajaran a darle el pésame a la Virgen por la pérdida de su hijo.
Flores blancas adornaban este paso, principalmente rosas y calas, cuyos protagonistas, salvo la dolorosa, habían regresado a Sevilla poco antes de Semana Santa desde Logroño, donde formaron parte de una exposición en la Concatedral de Santa María de la Redonda.
La Banda del Cuartel General de la Fuerza Terrestre volvió a encargarse de acompañar al paso del Duelo, interpretando en su camino desde Alfonso XII a la Campana la marcha jerezana "Cristo de la Defensión".
Sin dificultades meteorológicas, lo que es decir mucho en una Semana Santa como ésta, la Hermandad del Santo Entierro pudo realizar con normalidad su estación de penitencia. Sólo aceleró algo en su camino de regreso, estando el último paso dentro de San Gregorio a eso de las once menos cuarto de la noche; unos quince minutos antes de la hora fijada para la entrada.
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