La Soledad de San Lorenzo vino a completar la primera y única jornada de la Semana Santa de 2024 con todas sus cofradías en la calle, exceptuando, claro está, a las vísperas. Las cinco cofradías del Sábado Santo pudieron salir y realizar sus estaciones de penitencia.
Pero la amenaza de la lluvia estaba ahí, por lo que, como otras hermandades, también la Soledad modificó su itinerario de vuelta para aligerar el regreso a San Lorenzo y evitar así la lluvia que se avecinaba. Hay que destacar la suerte de la parroquia, que ha podido ver salir este año a sus dos cofradías, aunque la vecina Hermandad del Gran Poder tuvo que cancelar su salida.
La Soledad comenzó a salir a las siete menos diez de la tarde y por Conde de Barajas, Jesús del Gran Poder, San Miguel y Trajano alcanzó la plaza del Duque dispuesta a entrar en la carrera oficial. Fue, de hecho, la última en hacerlo, ya que tampoco pudo salir al día siguiente la Resurrección. Así, como hasta hace ya unas cuatro décadas, la Semana Santa acababa con la Soledad.
Que todavía no se hubiera cambiado la hora hizo que el paso recorriera la carrera oficial entera ya de noche. Y el viento que presagiaba la vuelta de la lluvia mantenía el paso con la candelería absolutamente apagada al llegar al Duque. Una y otra cosa contribuyeron a ofrecer una estampa algo triste, pero al menos la cofradía estaba en la calle.
Los Ariza comandaban un paso que, pese a ir en silencio, tiene una forma de andar muy característica, y que alcanzó la plaza del Duque con una larga chicotá. Este año las flores que lo adornaban eran rosas blancas, además de los clásicos iris de color morado que componían un pequeño monte alrededor de la cruz.
Por otro lado, el estreno de la hermandad en este 2024 estaba en la restauración del manto de salida de la Soledad, una obra de Josefa Antúnez con bordados en oro sobre terciopelo negro confeccionado entre 1866 y 1875. La empresa Cyrta ha sido la encargada de devolver todo su esplendor a esta histórica pieza textil que viste la que es una de las dolorosas más antiguas de toda la Semana Santa.
En silencio, tras un relevo de costaleros en la misma plaza del Duque, el paso de la Soledad se levantó y se dirigió a la plaza de la Campana para cerrar en la carrera oficial un Sábado Santo espléndido, dentro de lo que cabe.
En su camino de regreso a la Parroquia de San Lorenzo, la Soledad no tomó Aponte tras dejar atrás Javier Lasso de la Vega para encaminarse a la plaza de la Gavidia, y volver a San Lorenzo por Cardenal Spínola. En su lugar, buscó un camino más directo y más amplio por Trajano y Conde de Barajas. Ello hizo posible que el paso estuviera dentro de su templo pasados unos pocos minutos de las doce de la noche; antes, por tanto, de la hora fijada, que eran las doce y cuarto. Cuando la Soledad estaba de vuelta en San Lorenzo, acababa de comenzar la Pascua de la Resurrección.
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