La Hermandad de los Servitas también decidió salir a la calle en este Sábado Santo que casi parecía un sábado de resurrección; de resurrección de la Semana Santa tras tanta lluvia y tantas cofradías cancelando sus estaciones de penitencia. En cualquier caso, la hermandad se lo pensó y consultó partes para ver qué hacer. Al Consejo le pidió un retraso en su salida y, de hecho, aunque tenía que haber salido a las tres y veinte, finalmente la cruz de guía no salió hasta las cuatro de la tarde.
Para entonces, la hermandad ya había decidido recortar el itinerario, tanto a la ida, para compensar el retraso, como a la vuelta, para tratar de esquivar la lluvia que se anunciaba para la noche. Así, como ocurriera el año pasado, aunque por motivos diferentes, en el camino de ida a la carrera oficial renunció a su paso por el Convento de las Hermanas de la Cruz, recorriendo al completo la calle Doña María Coronel para salir directamente a San Pedro y continuar luego por Imagen.
Y así fue: tras salir a la calle Siete Dolores de Nuestra Señora y a la plaza de San Marcos, la cruz de guía asomó a la calle Doña María Coronel, antecedida por la Capilla Musical San Telmo. Lentamente, los negros nazarenos de los Servitas avanzaban bajo el sol, oculto de tanto en tanto por alguna nube.
Pronto llegó el paso de Nuestra Señora de los Dolores y el Santísimo Cristo de la Providencia, comandado por Manuel Villanueva y adornado por unas llamativas rosas de color malva y algunas hojas de haya. En este paso se encontraba el estreno de este año de la cofradía: la restauración de los ángeles de la peana, labor llevada a cabo por Jesús Manuel Lozano y Raúl Muñoz, quienes han devuelto a las tallas, atribuidas a Cayetano de Acosta, su policromía original.
La Banda de Música de la Soledad de Cantillana interpretó por esta calle la marcha "Soledad de los Servitas" y el paso se marchó hacia San Pedro dejando ver en su trasera al completo la cruz de caoba, carey y plata estrenada en 2016, sustituyendo a la cruz arbórea que llevaba hasta entonces.
Por su parte, el paso de palio de María Santísima de la Soledad venía exornado por diversas especies de rosas de tonos pastel, además de astrantias, anigozanthos y hojas de camelias. Con Javier Pagés al frente del llamador, la Soledad Servita avanzaba por Doña María Coronel mientras la Banda Municipal de Música de Coria del Río interpretaba la marcha "Cristo del Buen Fin".
Posteriormente, el palio se detuvo casi en la confluencia con la calle Dueñas, donde se hizo un relevo de costaleros antes de que la dolorosa, tallada por Antonio Joaquín Dubé de Luque sobre una anterior de Antonio Castillo Lastrucci, continuara su camino, ahora a los sones de "En tus brazos".
En el camino de regreso, la hermandad volvió a recorrer entera la calle Doña María Coronel, seguida de Bustos Tavera. Pero, al llegar a la plaza de San Marcos, no rodeó la parroquia del mismo nombre para pasar ante el Convento de Santa Isabel, sino que tomó directamente la calle Siete Dolores de Nuestra Señora. De esta forma, el paso de palio estaba dentro de su capilla a las diez de la noche, tres cuartos de hora antes de lo previsto, librándose así con mucho margen de esa lluvia que se anunciaba para la noche.
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