Tanto hablar de la Porvera... y faltaba ella, Nuestra Madre y Señora de la Soledad, la que habita precisamente allí, en un extremo de la calle que la hace ser considerada la Reina de la Porvera. Con las manos unidas ante el pecho sujetando uno de los clavos de la cruz de Cristo, la Soledad caminaba dentro del ascua de luz que era su paso de palio gracias a la profusa candelería.
Una luz que se colaba por la malla de las caídas de su palio y que iluminaba el color tan especial que tiene el techo, de terciopelo malva muy claro bordado en oro. Y para completar el conjunto textil, el manto de terciopelo negro y los respiraderos de malla. Nombres como los de las Carmelitas, Esperanza Elena Caro, Manuel Elena y, más recientemente al copiar las caídas originales, Rosario Bernardino son los artífices de todo lo mencionado.
Aunque lo importante es la bellísima imagen de la Virgen de la Soledad, realizada en 1803 por José Fernández Guerrero (o Fernández Pomar, ya que se le cita indistintamente con esos dos segundos apellidos). Si antes viajábamos al Martes Santo, ahora lo hacemos al Viernes Santo, jornada que la Soledad es la encargada de cerrar desde el traslado de la Piedad al Sábado en 2023.
Su orden en la procesión (luego modificado sobre la marcha por los retrasos) la situaba justo delante de las dolorosas coronadas canónicamente. Esto es así porque la Hermandad de la Soledad tiene presentado ante el Obispado de Asidonia-Jerez el expediente de solicitud de la Coronación Canónica, un procedimiento muy avanzado que podría culminar próximamente con el anuncio de una fecha para dicho acto.
Orquídeas en las jarritas frontales y claveles en las laterales, todo ello de color blanco, adornaban este paso de palio, al que acompañó musicalmente la Banda de Música del Maestro Dueñas de El Puerto de Santa María, que ofreció un repertorio que combinó marchas más solemnes con otras de corte más popular. Una de ellas fue "Pasan los campanilleros", que sonó en el final de Porvera, donde la Soledad se encontró a pocos metros de la Virgen de la Paz en su Mayor Aflicción primero, y de la Virgen de la Confortación después.
Posteriormente, en el regreso a la Iglesia de la Victoria, hubo tiempo para el cante de una plegaria desde un balcón por parte de Lucía Liaño, y para que la Soledad se volviera hacia la puerta principal de su templo, donde asomaba el paso de palio de la Paz y Concordia, que ya había concluido su procesión. Curioso que la Soledad se gire hacia su propia casa para saludar a otra dolorosa que está dentro. Los momentos irrepetibles de la Magna.
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