lunes, 10 de diciembre de 2018
INMACULADA 2018: SUBTERRÁNEO
Por segundo año consecutivo, el besamanos de la festividad de la Inmaculada Concepción a Nuestra Señora del Subterráneo tuvo que celebrarse en la Parroquia de San Román, sede provisional de la Hermandad de la Cena por las obras que se vienen desarrollando en la Iglesia de los Terceros.
Sin embargo, en esta ocasión la dolorosa del Domingo de Ramos fue ubicada en el presbiterio del templo, al contrario que en 2017, cuando el besamanos tuvo como escenario la capilla sacramental (ver), al coincidir con la celebración de un besamanos extraordinario a la Virgen del Carmen de Santa Catalina (ver).
Tras la marcha de las hermandades de la Exaltación, el Carmen y Santa Lucía a la reabierta Iglesia de Santa Catalina, de momento San Román mantiene con la Cena la actividad cofradiera, de la que este fin de semana fue protagonista la Virgen del Subterráneo, que se encontraba vestida con un manto de camarín de terciopelo azul oscuro con las vistas bordadas y una saya blanca también bordada que tenía un alfiler con su advocación y la medalla de la Banda de Tejera a la altura del vientre.
Lucía la corona de plata realizada en 2004 por Joaquín Ossorio por el L aniversario de la proclamación del dogma de la Realeza de María. En el pecherín tenía una cruz y varios broches y medallas, como la medalla de oro de la Hermandad del Cerro, que tiene a la Cena por madrina. La mano derecha era la que la dolorosa ofrecía a los devotos, mientras que con la izquierda sujetaba una flor de orfebrería.
La Virgen del Subterráneo se encontraba sobre una peana de plata con cabezas de ángeles, y flanqueada por los dos faroles de la trasera de su paso de palio. Y más atrás, sobre altas columnas de base cuadrada, había dos jarras también del palio con especies florales de diversas tonalidades. Al fondo, veíamos el misterio al completo de la Sagrada Cena, que durante la estancia de la hermandad en San Román tiene su lugar a los pies del retablo mayor.
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