lunes, 10 de diciembre de 2018
INMACULADA 2018: TRISTEZAS
Tras el triduo en su honor y la función solemne de la Inmaculada, la imagen de María Santísima de las Tristezas, de la Hermandad de la Vera-Cruz, estuvo expuesta en besamanos durante la jornada del sábado en el presbiterio alto de la Capilla del Dulce Nombre de Jesús, a los pies del Santísimo Cristo de la Vera-Cruz.
La Virgen de las Tristezas estaba elevada sobre una alta peana de madera tallada y dorada, vestida con el manto de camarín de terciopelo negro bordado en oro por el Taller de Santa Bárbara y la saya también negra y bordada por Rosario Bernardino en 2014. Lucía la corona de plata labrada por Joaquín Osorio el año pasado en el LXXV aniversario de la bendición de la dolorosa y un puñal en el pecherín. Además, sujetaba un pañuelo con la mano izquierda, que la tenía colocada muy alta, y extendía la derecha para recibir los besos de los devotos.
Flanqueaban a la Virgen dos ángeles de orfebrería y dos jarras del paso de palio con rosas, claveles y margaritas, todo ello de color blanco, así como dos altos candelabros dorados. Detrás, ante el retablo mayor de la capilla se dispusieron, a los pies del Cristo de la Vera-Cruz, otras cuatro jarras del palio y otros dos ángeles como los descritos anteriormente. También había un buen número de candeleros con cera blanca repartidos en dos grupos, uno a cada lado.
Finalmente, junto al arranque de los arcos que separan la nave central del templo de las laterales, se situaban a la izquierda el sinelabe de la cofradía y a la derecha el estandarte corporativo.
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