La Hermandad de las Cinco Llagas de Jerez vivió en la tarde de este sábado una jornada muy especial, con su dolorosa, María Santísima de la Esperanza, recorriendo las calles de la feligresía de San Miguel durante el rezo del Santo Rosario.
La Virgen se encontraba sobre unas andas en el presbiterio bajo de la Iglesia de San Francisco, perfectamente vestida con manto verde y saya blanca con bordados en oro, una cotilla también blanca y un tocado de encaje. Sobre la cabeza tenía una corona dorada, mientras que en el pecherín llevaba un alfiler con su advocación y una cruz pectoral. Y en las manos sujetaba un rosario y un pañuelo de encaje.
Precisamente, su vestidor, Jesús Tamayo Martínez, recibió el título de hermano honorario de la corporación de la Madrugada jerezana en reconocimiento a la labor que viene desempeñando con la dolorosa desde hace ya veintisiete años.
Las andas estaban exornadas con claveles blancos en el friso y en seis jarritas delanteras, en tanto que las jarras de los costeros tenían, además de claveles, otras flores del mismo color como rosas de pitiminí y lisianthum. La Esperanza de San Francisco estaba elevada sobre su peana procesional, mientras que también de su palio eran los doce candeleros que la iluminaban, seis a cada lado. Por último, hay que destacar que tras el llamador se situó un relicario.
Pasadas las siete de la tarde, se abrieron las puertas de San Francisco para la salida de un cortejo encabezado por la cruz de guía de la cofradía con una manguilla blanca entre faroles. Después iban numerosos hermanos portando cirios blancos, el quinteto de metales Guadalete, la presidencia y el cuerpo de acólitos con cuatro ciriales.
La Virgen de la Esperanza salió de su templo a la plaza Esteve y luego buscó la calle Corredera en dirección a la plaza del Arenal. Pero antes de llegar a dicha plaza, las andas, llevadas por hermanos de la cofradía, se pararon para el rezo del primero de los misterios gozosos del Santo Rosario, la Encarnación del Hijo de Dios.
Antes, el quinteto Guadalete había interpretado el Ave María en la salida, y luego la marcha "Coronación de Espinas". Afortunadamente, en el repertorio que pudimos escuchar el sábado hubo bastantes composiciones dedicadas a imágenes titulares jerezanas; una apuesta que se ha echado en falta en alguna que otra salida extraordinaria.
Desde la plaza del Arenal, la Virgen de la Esperanza tomó la calle Caballeros, donde se pudo escuchar la versión que el quinteto de metales tiene de la marcha "Cristo de la Lanzada", marcha muy adecuada en estas fechas por el LXXV aniversario que su hermandad está celebrando y que motivará una salida extraordinaria los próximos 7 y 8 de junio.
La Visitación de Nuestra Señora a su prima Santa Isabel es el segundo misterio gozoso, cuyo rezo se llevó a cabo en la calle Caballeros. Luego el recorrido siguió por las calles San Pablo, donde sonó "Siempre la Esperanza", y San Miguel, donde se interpretó "Cristo de la Defensión".
En su recorrido, la Esperanza franciscana alcanzó la plaza de León XIII y rodeó la Parroquia de San Miguel, sede de la Hermandad del Santo Crucifijo, con la que las Cinco Llagas comparte jornada procesional en la Noche de Jesús.
Paró ante la puerta y se rezó el tercer misterio, El Nacimiento del Hijo de Dios en Belén. Luego, con la composición de Mozart "Ave Verum Corpus" como banda sonora, la dolorosa siguió hacia la calle Barja. Buscó así el Convento de San José de Clarisas Franciscanas Descalzas, ante cuya puerta se volvió.
Los presentes rezaron una Salve para pedirle a la Virgen por las religiosas y por las vocaciones. Y después las propias religiosas, que no salieron a la puerta para ver a la Esperanza por su condición de monjas de clausura, sí le cantaron, como se pudo escuchar desde la calle.
A continuación, la Virgen de la Esperanza se dispuso a seguir adelante recorriendo el resto de la calle Barja mientras sonaba la marcha "Desamparo". Y antes de salir a la Cruz Vieja, se rezó el cuarto misterio gozoso, La Presentación de Jesús en el Templo.
Luego sonó "Esperanza de la Yedra", que comenzó en la Cruz Vieja, lugar destacado del itinerario de la otra Esperanza de la Noche de Jesús, la que vive en la Plazuela, en la confluencia de las calles Sol y Empedrada. Desde ahí, continuó el recorrido por la calle Pedro Alonso, donde se completaron los misterios del Santo Rosario con el quinto, El Niño Jesús perdido y hallado en el Templo. Seguidamente, para completar el paso por la calle, el quinteto tocó la marcha de Andrés Muñoz "Candelaria", dedicada a la dolorosa de La Plata.
Al salir de Pedro Alonso, la cofradía volvió a la Corredera, ya en el tramo final del recorrido. De hecho, en esta calle se rezaron las letanías. Finalizadas éstas, sólo quedaba completar el repertorio musical, con piezas como las marchas, todas ellas jerezanas, "Nuestra Señora de los Dolores", "Nuestra Señora del Mayor Dolor" y "Amargura", llegando con esta última a girar a la derecha de nuevo a la plaza Esteve.
Cerca ya del templo, la Esperanza se acercó a la puerta a los sones de "Tantum Ergo". Posteriormente, mientras las andas giraban para entrar mirando hacia el pueblo, el quinteto de metales Guadalete interpretó en dos ocasiones el trío final de "Como tú, ninguna"; y finalmente, la Virgen hizo su entrada en San Francisco a eso de las ocho y media de la tarde, cuando ya estaban encendidos los faroles del retablo cerámico de Nuestro Padre Jesús de la Vía Crucis.
El quinteto no se retiró tras la recogida de la Virgen en San Francisco, ya que entró detrás finalizando su participación con la interpretación de "Stabat Mater". Mientras, las andas fueron conducidas a la capilla de la Concepción, donde los titulares de las Cinco Llagas reciben culto, reuniéndose de nuevo la Esperanza con el Señor de la Vía Crucis.
Finalizó así este rosario vespertino con la Esperanza Franciscana, que permitió a los cofrades de las Cinco Llagas desquitarse un poco de la cancelación de la estación de penitencia de la pasada Noche de Jesús, noche a la que la lluvia dejó completamente en blanco, como el color de las túnicas de sus nazarenos.
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