Ha pasado ya un mes desde la última salida extraordinaria de la Hermandad del Prendimiento de Jerez (ver) y, de todo lo vivido, lo único que ha quedado, lo único de lo que se habla es de la destitución del capataz del paso de misterio por parte de la junta de gobierno y la posterior destitución de la junta de gobierno por parte del Obispado una vez salvado el capataz. Esta historia, resumida así, es el principal legado de la celebración del CXXV aniversario del restablecimiento de la hermandad. Eso y poco más.
La verdad es que lo del Obispado de Asidonia-Jerez es como mínimo surrealista. Se ha puesto de parte del capataz destituido, que lo fue por sus desobediencias a la junta de gobierno y a la dirección de cofradía en distintos momentos de la salida extraordinaria. Sobra decir que un capataz es un cargo de confianza de una junta de gobierno y que, perdida dicha confianza, la junta tiene todo el derecho y toda la potestad para dejar de contar con él.
Alguien de la propia junta de gobierno (otra curiosidad de este caso) protestó por un defecto de forma en la destitución al indicar que el orden del día del cabildo de oficiales donde se aprobó no incluía este asunto. Algo, por cierto, que ha pasado mil veces sin consecuencia alguna al aprobarse cualquier tema.
El revuelo que se monta llega hasta el Obispado, donde hay algún que otro familiar directo del capataz cesado, y el obispo, José Mazuelos, se reúne con el hermano mayor del Prendimiento, José Lázaro, y le ordena escoger entre dos opciones para "solucionar" todo este asunto: readmitir al capataz o convocar elecciones en la hermandad. Es decir, el obispo dicta que el capataz debía ser readmitido, con la junta de gobierno elegida por los hermanos o sin ella; pero el capataz se queda sí o sí. Ni siquiera se plantea la opción de repetir el cabildo de oficiales incluyendo en el orden del día la propuesta de destitución. No. El obispo decide dar a elegir al hermano mayor entre salvar al capataz o salvar al capataz.
José Lázaro, acogiéndose al derecho de toda junta de gobierno a escoger a sus cargos de confianza, defiende su decisión y, acto seguido, el obispo ordena la destitución de la junta de gobierno y encarga al párroco de Santiago que tome las riendas de la hermandad hasta las próximas elecciones. Alegan desde el Obispado que el hermano mayor ha desobedecido a la autoridad a la que se debe (la Iglesia), obviando que un capataz también se debe a la autoridad que lo ha elegido (la junta de gobierno). Haz lo que yo diga, pero no lo que yo haga.
El resultado es que toda una junta de gobierno es barrida para salvar a un capataz desobediente con grandes influencias en el Obispado. Y de camino, en la Hermandad del Prendimiento se ha creado una división absolutamente innecesaria que el obispo no ha intentado atajar. Al contrario, la ha potenciado.
Lo cierto es que, a estas alturas de la película, ya no sorprende la forma de gobernar el universo cofradiero de un obispo que incluso le niega a las cofradías su carácter evangelizador, como lo demuestra cada vez que defiende que no puede haber cofradías el Sábado Santo porque ese día es para reflexionar sobre la Pasión y Muerte de Jesús, como si la presencia de un paso en las calles hiciera inviable esa reflexión (ver). ¿Para qué saldrán entonces las cofradías? Incluso recientemente ha concedido a la Hermandad de la Piedad el "privilegio" de no llegar hasta la Catedral para hacer estación de penitencia. Lo que sea con tal de que a dicha cofradía se le olvide su legítima aspiración a salir el Sábado Santo y nada nos distraiga ese día de la reflexión (ver). Curiosamente, ahora ha conseguido que ver al Prendimiento sí que nos haga reflexionar sobre unas cuantas cosas...
En cualquier caso, cuando a partir de ahora usted, querido lector, discuta apasionadamente sobre cambios de bandas, vestidores o capataces, y le indiquen que ésos son temas secundarios y que lo importante es lo que va encima del paso, recuérdele a su interlocutor que hubo un día en que todo un señor obispo se ventiló a una junta de gobierno al completo sólo para mantener en su puesto a un capataz.
Dele por tanto importancia a lo que le dé la gana: a las flores, a los cirios o a la calidad del hilo empleado en el ribeteado de los faldones. A lo que usted quiera. Eso sí, no olvide reflexionar el Sábado Santo. Reflexione, querido lector, reflexione...
Poco se habla de que a la Virgen del Buen Fin le han aprobado una salida "extraordinaria", en toda regla, con su paso y banda por el cincuentenario de la hechura de la imagen, cuando no llega a la Hermandad hasta 1999.
ResponderEliminarUna extraordinaria por un cincuentenario que no dejaron hacer extraordinariamente ni a Dulce Nombre ni, recientemente, a Penas y Lágrimas de la Hdad. de Santa Narta.
Solamente queda que añadir, Joaquín Persa. A unas mucho y a otras nada. Su yerno por COJONES delante del paso y ahora esto. De vergüenza. Ya taparan esta salida con alguna excusa barata