viernes, 21 de junio de 2019

LA PIEDAD Y EL OBISPADO DE JEREZ INVENTAN LA ESTACIÓN 'INTERRUPTUS'


Una hermandad cansada de años de un tratamiento injusto por parte de los diferentes obispos que ha habido desde la creación de la Diócesis de Jerez (a la Semana Santa jerezana le iba mejor como parte de la Archidiócesis de Sevilla) y un obispo obsesionado hasta la náusea por privar al Sábado Santo de cofradías porque ese día, dice, es para reflexionar (aunque los jerezanos reflexionen en la playa o acudiendo a Sevilla a ver pasos en la calle). La combinación entre estos dos elementos no puede ser más explosiva y, como era de esperar y de temer, ha dado como resultado una decisión absurda y ridícula destinada a cambiar el concepto que hasta ahora hemos conocido de lo que es la Semana Santa y lo que son las estaciones de penitencia.
Y es que, a petición de la Hermandad de la Piedad, el Obispado de Jerez ha dado su aprobación a que esta cofradía no haga estación de penitencia en la Catedral. La hermandad que cierra el Viernes Santo saldrá de su Capilla del Calvario, se meterá en la carrera oficial con normalidad, pero cuando llegue a la Plaza de la Asunción, como un niño que se cansa de repente del juguete que tiene entre sus manos, dirá "hasta aquí he llegado" y, con las mismas, cogerá las de Villadiego y tirará para su capilla sin hacer aquello que da sentido a una cofradía en la calle: su estación de penitencia. 
Dice la hermandad que así adelantará en unas dos horas su regreso a casa, lo cual sería estrictamente necesario si tuviera un recorrido de unas doce o catorce horas de duración, que no es el caso. Lo que no le gusta a la hermandad es el horario tan nocturno que tiene; no le parece cómodo, que como todo el mundo sabe, ha de ser la principal característica de cualquier estación de... ¿cómo se dice? Sí, de penitencia. 
Que sí, que la hermandad está en todo su derecho de reclamar salir el Sábado Santo, día en que salía hasta que, desgraciadamente, Jerez dejó de depender de la Archidiócesis hispalense. Pero, salga el día que salga, sus reglas dicen que debe hacer estación de penitencia a la Catedral. No a la Plaza Aladro, ni a la calle Larga, ni a la Plaza del Arenal, por las que curiosamente no va a dejar de pasar, sino a la Catedral. 
Lo más gracioso es la justificación del obispo a la concesión de esta estación "interruptus", novedosa creación de una de las hermandades más antiguas de Jerez. Dice que como en el cortejo de la cofradía ya van él mismo y el cabildo Catedral, rezarán allí las preces de rigor y no será necesario llegar hasta el primer templo de la diócesis. ¡Acabáramos! Y si el obispo y el cabildo visitan la capilla ni siquiera tiene la cofradía que molestarse en salir. Así se cansarán menos los hermanos. Y si lo hacen con todas las cofradías, ninguna tendrá que asumir la enorme incomodidad de ponerse en la calle. 
A esto, por cierto, el obispo lo llama "privilegio". ¿Es un "privilegio" para una hermandad no ir hasta la Catedral? Por favor, que alguien corra a decírselo a las hermandades que quedan en el Sábado de Pasión y a Bondad y Misericordia. Corran y díganselo antes de que hagan el canelo de abandonar su "privilegiada" situación y la cambien por la incomodidad de tener que llegar hasta la lejanísima Catedral de Jerez. 
¿Y la Unión de Hermandades qué dice de todo esto? Pues de momento ni esta boca es mía. Eso sí, que vaya sacando lápiz, papel, plano y calculadora, que ahora le toca recomponer la jornada (habrá cofradías perjudicadas en sus recorridos de vuelta por el "privilegio" de la Piedad) y descontar unos euros a los abonados de los palcos situados entre José Luis Díez y la Catedral, que se han quedado sin una de las cofradías que hasta este año pasaban por delante de sus sillas.

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