Cuando en noviembre de 2019 la Junta Superior del Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla escogió a la Virgen de Montemayor para presidir el Pregón de las Glorias en abril del año siguiente, nadie imaginaba que tendría que pasar un año y medio más de lo previsto para ver a esta imagen, réplica de la Patrona de Moguer, de camino a la Catedral.
Ayer, coincidiendo prácticamente la fecha de este traslado con la habitual de su salida procesional, la Virgen de Montemayor alcanzó el primer templo de la Archidiócesis, donde presidirá este viernes, en fecha inédita, el pregón que pronunciará Rosa García Perea, pregonera de 2020... y 2021.
Fue una gran jornada para esta corporación, muy joven en cuanto al calendario de procesiones letíficas, dado que se incorporó en 2015, pero con una amplia trayectoria devocional en Sevilla, puesto que cuenta con 65 años de historia.
Sólo cinco días después de la salida de la Virgen de la Cabeza (ver), la Iglesia de San Juan de la Palma volvía a abrir sus puertas para la salida de otra de sus hermandades. Todo comenzó a las seis de la tarde, cuando asomó a la plaza la cruz de guía, que era la propia de la Hermandad de la Cabeza, pero acompañada ahora por ciriales en lugar de faroles. La sorpresa que se encontraba uno de los diputados de la corporación es que la cadena que une los marmolillos que separan el acerado de la calzada no había sido retirada, lo que se tuvo que hacer inmediatamente para permitir la salida del cortejo.
Solventado rápidamente el obstáculo, el cortejo comenzó a discurrir por la plaza en dirección al Convento del Espíritu Santo. El nuevo simpecado de la hermandad, diseñado por Manuel Barragán Rasero con bordados de Antonio Roldán, orfebrería de Manuel Casiano y pintura de Pedro López Marcos, iba justo detrás, seguido de la bandera de la localidad de Moguer, la representación de la Hermandad de la Cabeza, con su guión de caminos y su estandarte, la representación de la Hermandad Matriz de Montemayor, el libro de reglas, el estandarte corporativo de la hermandad sevillana y el cuerpo de acólitos con cuatro ciriales.
Tras despedirse de la Virgen de la Amargura y de la Virgen de la Cabeza, con el paso vuelto hacia ellas en el interior del templo, la Virgen de Montemayor se dirigió a la puerta a las órdenes del capataz Manuel Barragán Jiménez. Lucía la imagen un manto de terciopelo rojo bordado en oro perteneciente a la Patrona de Moguer, prenda con la que ya salió en 2017 (ver). Llevaba también una saya blanca de tisú, corona, ráfaga, cetro y media luna de orfebrería plateada, varios rosarios y un buen número de medallas y broches, entre ellos el más reciente en el ajuar de la Virgen de Montemayor, como es uno regalado por la Hermandad de la Divina Pastora de Triana con su escudo labrado en oro.
La Banda de Música Nuestra Señora del Sol, que el domingo acompañó muy cerca de allí a Santa Lucía (ver), se encargó del acompañamiento musical interpretando el Himno de España en el momento de la salida, seguido de la marcha "Montemayor", con la que el paso giró a su izquierda y llegó hasta la misma puerta del Convento del Espíritu Santo.
A continuación, en presencia de las religiosas comendadoras y del presidente del Consejo, Francisco Vélez, que acompañó a la cofradía en este traslado, el paso se levantó y dio un giro de ciento ochenta grados para, a los sones de "Macarena", de Abel Moreno, tomar la calle Santa Ángela de la Cruz, donde en primer lugar se detuvo ante las ventanas de la residencia de ancianos San Juan Grande. Precisamente a ellos les dedicó el capataz la siguiente levantá: "Hay aquí varios ancianos en la ventana de la residencia; por ellos, para que la Virgen les dé siempre mucha salud".
El paso continuó a tambor por la calle hasta que, cerca del Convento de las Hermanas de la Cruz, la banda interpretó el "Ave María" de Vavilov. La Virgen de Montemayor se volvió ante las hermanas y éstas le cantaron "Bendita sea tu pureza".
"Por las hermanas de la Cruz; que sigan rezando por todos nosotros y por los que lo necesitan", dijo el capataz antes de hacer sonar el llamador para que el paso se levantara, siempre a pulso 'aliviao', y comenzara a la alejarse, esta vez mientras la banda tocaba "Rocío".
Siguió una chicotá a tambor por la parte más estrecha de la calle, hasta que, ya junto a la Parroquia de San Pedro, comenzó a sonar "Virgen de las Aguas", marcha con la que el paso salió a la calle Imagen y posteriormente buscó la plaza Cristo de Burgos.
El paso avanzaba a buen ritmo desde la salida. Por ello, no sorprendió que, en lo que dura la marcha "Coronación", la Virgen de Montemayor pasara de Cristo de Burgos a la calle Sales y Ferré, girara después a un pequeño tramo de Boteros y volviera a girar para entrar en Odreros. Quizá corrió demasiado, dado que seguidamente trató de seguir a los sones de "Madre Hiniesta", pero tuvo que parar enseguida porque la Policía Local no había abierto aún el camino hacia Jesús de las Tres Caídas.
Cuando lo hizo, el paso se levantó y tomó dicha calle de nuevo a los sones de "Montemayor" y se detuvo sin haberse concluido la partitura. Hacia la mitad de la calle estaba la hermana número uno de la corporación, a la que se dedicó a pulso la siguiente levantá.
Interpretó entonces la Banda del Sol la marcha "Glorias de Sevilla", desafortunadamente interrumpida cuando la Virgen se paró ante la Parroquia de San Isidoro, donde había una representación de hermanos de la Virgen de la Salud que rezaron el Ave María y ofrecieron un ramo de flores.
Tras una levantá dedicada a la Hermandad de la Salud de San Isidoro, la Virgen de Montemayor se dispuso a bajar la Cuesta del Rosario con "Coronación de la Macarena", seguida después por "Pasan los campanilleros" hasta alcanzar en Villegas la altura del retablo cerámico del Cristo del Amor.
Tras una parada, el paso siguió junto a la plaza del Salvador en dirección a Entrecárceles, donde la marcha que sonó fue "María Santísima del Dulce Nombre".
Que el turismo ya se está recuperando en Sevilla se demuestra, entre otras cosas, por la cantidad de personas con acento de fuera (o directamente con otro idioma) que contemplaban a la Virgen de Montemayor en pleno corazón de la ciudad. Alguna incluso comentaba con su acompañante la sorpresa de encontrar "Semana Santa" (sic) en pleno octubre...
A la plaza de San Francisco salió el paso con "Hosanna in excelsis", seguida después por las marchas "La Estrella Sublime" y "Reina de la O", con una parada tras cada composición. Se notó además que las paradas empezaban a ser cada vez más largas, quizá porque se había corrido un poco de más y la cofradía discurría con adelanto. En cualquier caso, eso daba tiempo a realizar fotos inéditas de la Virgen de Montemayor junto al Ayuntamiento y con la Giralda asomando desde una esquina de la plaza.
Desde la plaza de San Francisco, la Virgen de Montemayor tomó Hernando Colón, a la que llegó con "Soleá, dame la mano". Más adelante sonarían "Hiniesta" y "Virgen de los Estudiantes", sirviendo esta última para la revirá a la calle Alemanes, ya junto a los muros del Patio de los Naranjos. Un niño aprovechó en este punto una parada para jugar con una de las campanitas de las esquinas de los respiraderos dorados que caracterizan a este paso.
Más adelante, la Virgen se plantó a los pies de la Giralda con "Siempre la Esperanza". Así vieron la robusta torre y la Catedral acercarse al primer paso que veían desde que el 15 de diciembre de 2019 abandonara el templo metropolitano la Virgen de la Encarnación de San Benito (ver).
La última marcha que sonó para la Virgen de Montemayor, ya en la plaza Virgen de los Reyes, fue "Pasa la Virgen Macarena". Con ella el paso se adentró en la Catedral por la Puerta de los Palos cuando pasaban cinco minutos de las nueve de la noche. Ya dentro, la Banda del Sol tocó el Himno de España y repicaron las campanas de la Giralda al recibir por fin a un paso en su interior.
Lo primero que hizo la hermandad fue llevar a su Virgen a la Capilla Real para colocarla a los pies de la Patrona. Dentro, con las dos imágenes frente a frente, se cantó la Salve y luego los miembros de la Asociación de Fieles de la Virgen de los Reyes y San Fernando regalaron a la Virgen de Montemayor una medalla, como es costumbre ofrecer a cada hermandad cuando uno de sus titulares visita la Catedral en alguna ocasión extraordinaria.
Desde la Capilla Real, el paso fue conducido ante el altar del Jubileo, donde quedó detenido y desde donde presidirá esta tarde el Pregón de las Glorias. "Esto es histórico", comentaba una hermana viendo la llegada al altar de la Virgen de Montemayor.
Y tan históricas jornadas tendrán su punto final mañana, sábado, con la procesión de regreso a San Juan de la Palma. Será a partir de las diez de la mañana cuando la Virgen de Montemayor abandone la Catedral, visitando en su camino de vuelta el Ayuntamiento, la Parroquia de San Andrés, la Iglesia de San Martín y la Capilla de la Divina Pastora. La entrada en su templo está prevista para las tres de la tarde.
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