miércoles, 6 de octubre de 2021

SANTA LUCÍA, PESE A LAS ADVERSIDADES, SALIÓ EN PROCESIÓN POR SU BARRIO


Difícil se le ha puesto todo este año a la Hermandad de Santa Lucía para poder realizar su salida procesional. Muy difícil. Pero cuando hay ganas, interés, esfuerzo y trabajo, y esta hermandad tiene todas esas cosas, todo es posible; incluso vencer a las adversidades.
El primer obstáculo estaba en las restricciones por el coronavirus. Sin embargo, ya en julio el hermano mayor, Juan Antonio López Sánchez, aseguraba que la intención era que la santa saliera, ya fuera en su paso, en andas o como se permitiera. Cuando el pasado día 14 el arzobispo, José Ángel Saiz Meneses, decretó permitir de nuevo el culto externo, las cosas parecieron aclararse. Aún así, y pese a que la hermandad suele realizar su salida el último domingo de septiembre (sus reglas permiten hasta el primero de octubre), la junta de gobierno aprobó, antes incluso de dicho decreto, que en caso de poder salir lo hiciera el segundo domingo de este mes, teniendo así más tiempo para organizarlo todo.
Así se acordó y, nuevo obstáculo, el párroco de Santa Catalina, Francisco José Blanc, dice que no, que tendría que salir el día 3 porque así lo dicen las reglas de la corporación y porque el día 10 saldrá la Virgen de la Encarnación de Los Terceros, que pertenece a la misma feligresía. Una excusa absurda, dado que la procesión de la Encarnación es por la tarde y en nada la hubiera perjudicado que coincidiera el mismo día con Santa Lucía. Pero es que, además y curiosamente, el día habitual de salida de la Virgen de gloria de la Cena es también el primer domingo de octubre, y no el segundo.
La Hermandad de Santa Lucía se vio entonces, unos pocos días antes del pasado domingo, obligada a preparar a contrarreloj la salida, pidiendo incluso ayuda a los devotos para sufragar el gasto de flores. Nota para otras cofradías de gloria: reconocer las dificultades económicas no sólo no es deshonroso, sino que humaniza a las hermandades y mueve a la solidaridad.
Finalmente, organizado todo, quedaba otra adversidad: la lluvia. A ésta se iba a enfrentar también la pequeña hermandad con sede en Santa Catalina. Se enfrentó y alguno dirá que perdió; pero más bien ganó. Ganó porque Santa Lucía salió a la calle y, pese al regreso precipitado, la cofradía tuvo tiempo para disfrutar y para resarcirse tras el nefasto 2020.
Pero vamos por partes. La salida (que inicialmente se anunció para las once y cuarto de la mañana, y después se retrasó hasta las doce), se produjo conforme estaba previsto. Bastante gente se agolpaba a las puertas de Santa Catalina, tal como había pedido días antes el hermano mayor: que los cofrades arroparan a la hermandad.
Cruz alzada entre ciriales, guión fundacional, libro de reglas, relicario de la santa de Siracusa y estandarte corporativo formaban el cortejo, al que se sumaron varias hermandades, como la Exaltación (grupo joven incluido), el Carmen de Santa Catalina, la Lanzada, los Sastres (que no ha salido este año) o la Virgen de la Sierra. Sorprendió muchísimo la presencia de esta última hermandad. Unos días antes acababa de anunciar que no saldrá este año (tendría que hacerlo el día 17) por el riesgo de la pandemia, y, sin embargo, su hermano mayor y varios hermanos más con el estandarte se integraron en el cortejo. ¿En qué quedamos? ¿La situación sanitaria aún no está para procesionar o sí lo está? ¿Hay más riesgo de contagio en el cortejo de la Virgen de la Sierra que en el de Santa Lucía? ¿O es que la razón para no salir, no reconocida por la hermandad, está en el bolsillo y no en la salud?








Cuatro ciriales antecedían al paso de Santa Lucía, comandado por Juan León Lozano y adornado por un buen número de nardos que perfumaban las calles por las que discurrió la cofradía. La Banda de Música Nuestra Señora del Sol estaba preparada en la pequeña calle Santa Catalina para comenzar a tocar cuando el paso estuviera en la calle.
Así, tras el Himno de España, los músicos interpretaron el Himno a Santa Lucía, con el que el paso se dirigió a Capataz Manuel Santiago, pasando para ello entre dos de los pivotes situados ante la fachada del templo. Menos mal que el paso es pequeño.
Posteriormente, siguió hacia la plaza de los Terceros con la marcha "Nuestra Señora de las Lágrimas", en un evidente guiño a la Hermandad de la Exaltación. Después fue el turno de "Aniversario macareno", con la que el paso llegó hasta el templo de Los Terceros, donde fue recibido por la Hermandad de la Cena.
Hay que mencionar que en los candelabros delanteros del paso había sendos lazos. Uno de ellos, el que suele llevar desde hace unos años, era de color verde y tiene como objetivo fomentar la donación de órganos con el mensaje "Hazte donante, dona vida". Pero el otro ha sido una novedad de este año. Era un lazo negro dedicado a las víctimas del coronavirus.

























Cumplimentada la primera visita de Santa Lucía en su salida, comenzó a alejarse de Los Terceros y continuó por este primer tramo de la calle Sol con la marcha "María Santísima del Subterráneo", seguida después por "Reina de la O". 
A continuación, la santa alcanzó la plaza de San Román y se plantó ante la puerta ojival del templo con "Rocío". Allí estaba el párroco de San Román y Santa Catalina, el que obligó a la hermandad a salir el pasado domingo en lugar del próximo. Cuando el paso se paró ante la puerta que durante tantos años atravesó mientras estuvo cerrada Santa Catalina (la última vez fue en 2018, ver), sonaron las campanas de la característica torre, que da a la plaza y la calle Enladrillada.




















Con la marcha "Coronación", Santa Lucía volvió a la calle Sol, donde después sonaría "María Santísima del Dulce Nombre". Los músicos la tocaron dos veces desde la misma calle Sol hasta que el paso giró y se internó por la estrechez de Butrón. Más adelante, al tomar la calle Verónica, fue el turno de la composición "Macarena", de Emilio Cebrián.
Hay que apuntar que este año Santa Lucía llevaba sobre la cabeza una mantilla y no portaba corona, pero sí su característica aureola, la espada y la palma del martirio. Asimismo, en la mano izquierda tenía la bandejita con los dos ojos habituales de la iconografía de la santa, aunque se trataba de la antigua con la que solía procesionar, dado que la actual se encuentra en la exposición de las Glorias que está instalada en los Baños de la Reina Mora.

























En la calle Verónica se produjo un relevo de costaleros. El capataz animó a los que entraban, los de la cuadrilla baja, diciéndoles que con Santa Lucía iban a tener la oportunidad de demostrar las ganas que tenían de llevar un paso. La Banda del Sol interpretó entonces "A ti, Manué" para que la santa fuera acercándose al Santuario de los Gitanos. Comenzaron en este momento a caer las primeras gotas, primero de forma muy débil.
El hermano mayor de Santa Lucía se unió al de Los Gitanos, José María Flores, en la representación con estandarte corporativo de la cofradía de la Madrugá. En 2019 el paso llegó a entrar en el templo para plantarse ante el Señor de la Salud y la Virgen de las Angustias (ver). Esta vez, sin embargo, la lluvia cada vez más persistente lo impidió, limitándose el paso a volverse ante la puerta sin dejar la calzada de la calle.
Eso sí, la levantá en este punto se dedicó a la Hermandad de los Gitanos, cuyo hermano mayor se ocupó de hacer sonar el llamador. La banda comenzó a interpretar "Reina de San Román" y Santa Lucía tomó con celeridad la calle Valle.


















La Hermandad de Santa Lucía ya había decidido que desde el Santuario de los Gitanos regresaría a Santa Catalina sin dar el rodeo previsto por el Convento de San Leandro. Pero la persistencia de la lluvia aceleró aún más la vuelta a casa.
Pese a todo, la cofradía no se descompuso en ningún momento y la banda no dejó de tocar, interpretando "Coronación de la Macarena" cuando el paso alcanzaba la calle Escuelas Pías y "Esperanza Macarena" en Ponce de León.















Ya en la plaza Ponce de León, Santa Lucía giró a la derecha para alcanzar la calle Santa Catalina a los sones de "Macarena", de Abel Moreno. Sin embargo, la marcha se cortó ya en dicha calle por indicación de la hermandad, dado que en ese momento en Santa Catalina se celebraba la Santa Misa.
Momentos antes un cofrade había avisado al párroco de la eventualidad. No había más remedio que interrumpir la Eucaristía con la cofradía entrando precipitadamente en el templo, aunque en silencio, puesto que la Banda del Sol no pudo despedirse ni siquiera con el Himno de España y el paso tampoco se volvió para entrar mirando hacia la calle.















A las dos menos cuarto, el paso entró lo justo para que se pudieran cerrar las puertas. No iban a ponerse a mover bancos en plena misa. Lo que son las cosas: el párroco impuso la fecha de la procesión, la cofradía salió, la lluvia recortó la salida y el párroco acabó viendo interrumpida su misa... Lo importante fue que dos años después la santa recorrió, aunque no tanto como se esperaba, las calles de su feligresía.
"Compradme un cupón, que hoy sale mi patrona", iba diciendo una vendedora de la ONCE en la puerta momentos antes de la salida. Pues efectivamente, que su patrona, Santa Lucía, nos cuide a todos la vista y dentro de un año la volvamos a ver en la calle. Y, a ser posible, con el sol que habitualmente la ilumina en un mediodía del principio del otoño.

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