lunes, 18 de octubre de 2021

EL SEÑOR DEL GRAN PODER PARTIÓ EN SANTA MISIÓN HASTA LOS PAJARITOS


Ha habido que esperar un año por el coronavirus, pero finalmente la Santa Misión por el cuarto centenario de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder es ya una realidad. Durante tres semanas, el Señor estará con los más desfavorecidos en los llamados Tres Barrios, tres de las zonas más deprimidas de toda España.
Todo comenzaba este sábado con la partida a la Parroquia de la Blanca Paloma, en Los Pajaritos, hacia la que salió puntualmente a las nueve de la mañana con un cortejo breve (para lo que es habitual cada Madrugá) encabezado por la cruz de guía y un segundo tramo que abría el estandarte corporativo. Sólo se habían asomado los ciriales a la puerta cuando una señora desde un balcón le cantó al Señor el Padre Nuestro en forma de saeta.


Por fin, el Señor, portado en andas, con túnica lisa y las potencias y la cruz de salida, abandonó la Basílica, que hasta su regreso permanecerá cerrada, y comenzó un largo peregrinar de más de diez horas por Sevilla. Su primera parada estuvo en su anterior casa, la Parroquia de San Lorenzo, en cuya puerta las hermandades de la Bofetá y la Soledad se despidieron de su ilustre vecino.






A continuación, el Señor cruzó la plaza para tomar la calle Conde de Barajas. Las andas, adornadas con claveles rojos e iluminadas por cuatro faroles de plata, se detenían aproximadamente cada cien metros. Los encargados de portarlas eran hermanos de la corporación de sus distintos colectivos, pero también miembros de otras hermandades y devotos en general. Esto ha sido un gran acierto por parte de la Hermandad del Gran Poder, que sabe muy bien que los devotos del Señor son infinitamente muchos más de los que pagan su cuota de hermano.























En lugar de tomar la calle que lleva su nombre como en la Madrugá, el Señor del Gran Poder recorrió entera Conde de Barajas para tomar Trajano, calle algo más ancha en previsión de la cantidad de gente que se esperaba que arropara al Nazareno en éste y en todos los traslados que van a tener lugar.
Así, giró a la derecha y continuó su largo camino, deteniéndose ante la puerta del Sagrado Corazón, donde se rezó un Padre Nuestro.


















Ver una cruz de guía abrirse paso por la plaza del Duque en dirección a la Campana después de tanto tiempo resultó realmente emocionante. Al final, fue el Gran Poder el encargado de poner el punto final al año y medio en blanco de cofradías en lo que cada Semana Santa es el inicio de la carrera oficial. Porque sí, los que llenaban esta zona el sábado pudieron ver la entrada en Campana del Señor de Sevilla; muy distinta, pero quizá incluso más emocionante.















No era la Catedral el destino esta vez; al menos, no de momento. Por ello, el Señor siguió adelante por Martín Villa y Laraña. Por aquí empezó a notarse un incremento significativo de la cantidad de personas que se acercaron a ser testigos de este histórico traslado. Hay que remontarse a las Misiones Generales de 1965 para encontrar algo parecido.
A lo largo del recorrido, el Gran Poder fue recibido por un buen número de hermandades. La primera de ellas, al margen de las que tienen su sede en San Lorenzo, fue la Hermandad del Valle. Ante la Iglesia de la Anunciación se volvió antes de discurrir por primera vez en su historia bajo las Setas de la Encarnación.












Más adelante, el Señor de Sevilla se encontraría con las hermandades de la Parroquia de San Pedro y con las Santa Catalina, desviándose luego de su camino para alcanzar el Santuario de los Gitanos, antiguo Convento del Valle donde residía la Hermandad del Gran Poder cuando Juan de Mesa lo talló. El imaginero cordobés cumplió así el encargo de la que entonces era conocida como la cofradía del Traspaso y que, gracias a su maravillosa obra, cambió su denominación popular.
El Señor llegó a entrar en el templo y fue a parar al presbiterio, quedando frente a frente al Señor de la Salud y a la Virgen de las Angustias. Posteriormente, salió buscando la Puerta Osario para alcanzar la Ronda Histórica a la altura de Recaredo y detenerse ante la puerta lateral de la Parroquia de San Roque, donde la cofradía penitencial y la de la Virgen de la Sierra lo recibieron.






















El sol iluminaba con toda la fuerza de un octubre veraniego al Señor del Gran Poder, que avanzó unos pocos metros hasta llegar a la Capilla de los Ángeles, sede de la Hermandad de los Negritos. Desde uno de los balcones de la casa hermandad el cofrade Álex Ortiz le cantó al Señor el Padre Nuestro. 
Curiosamente, en esos momentos se celebraba en la capilla una boda. ¿Quién le iba a decir a los novios que su enlace contaría con un invitado como el Gran Poder?





Una gran muchedumbre llenaba la amplitud de la calle Luis Montoto siguiendo al Señor del Gran Poder, que avanzaba junto a los restos del antiguo acueducto de la Calzada absolutamente arropado. En la esquina de la Parroquia de San Benito se iba a detener el Señor, ante las representaciones de sus dos hermandades, la penitencial y la de la Virgen de Valvanera.
Pero San Benito sirvió además de zona de descanso para los hermanos que conformaban el cortejo, ya que pudieron pasar al templo, soltar los cirios y reponer fuerzas antes de continuar. 



















Muy emotivo fue después el paso del Señor del Gran Poder por la residencia de las Hermanitas de los Pobres, llegando a entrar en el jardín para encontrarse con los ancianos, que lo esperaban a la sombra en los soportales de la fachada.





A partir de ahí, el Señor continuó por casi toda la longitud de Luis Montoto, aunque no la recorrió completa, ya que antes de llegar al templete de la Cruz del Campo se desvió por Marqués de Nervión, para pasar más tarde por la Parroquia de la Concepción y ser recibido por las hermandades de la Sed y del Corazón de Jesús. Por ella pasó el Señor en 1965, dejando en cierto modo plantada la semilla de la cofradía del Miércoles Santo, y volvía a hacerlo ahora.
Después, ya sí, continuó buscando la Ronda del Tamarguillo para hacer su entrada en el barrio de Los Pajaritos, que llevaba más de un año esperándolo. Por sus humildes calles avanzó entre funcionales bloques de pisos por cuyas ventanas sus moradores contemplaban lo que nunca habían tenido ocasión de contemplar.
Finalmente, el Señor llegó a la Parroquia de la Blanca Paloma, donde para entrar hubo que retirar parte del patibulum de la cruz. Una vez dentro, fue conducido hasta el presbiterio para presidir el templo y durante toda la semana recibirá allí las oraciones de sus devotos, que por momentos forman largas colas para ponerse a sus pies.





















Será una semana muy intensa la que viva la Parroquia de la Blanca Paloma, de la que el Señor del Gran Poder se despedirá el próximo sábado para trasladarse a la Parroquia de Nuestra Señora de la Candelaria, en el barrio del mismo nombre, donde convivirá con la cofradía letífica de la Candelaria Madre de Dios, pasando antes por la Parroquia de San Lucas Evangelista. 
Posteriormente, el sábado 30, con parada previa en la Parroquia de los Dolores del Cerro, será el traslado a la de Santa Teresa. Precisamente esta parroquia del barrio de Amate fue el destino del Gran Poder en las Misiones de 1965. Por último, el viernes 5 se marchará hasta la Catedral, desde la que, ya en su paso procesional, regresará el sábado 6 a su Basílica en la plaza de San Lorenzo.
Así pues, la Santa Misión del Señor del Gran Poder con motivo de su cuarto centenario no ha hecho más que empezar. Las emociones y los momentos históricos se irán sucediendo a lo largo de estas tres semanas.

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