miércoles, 30 de septiembre de 2020

EL SEÑOR DE LA CENA PRESIDE LA CAPILLA DE LA VIRGEN DE LA ENCARNACIÓN


La Hermandad de la Cena celebra a partir de mañana los cultos en honor a Nuestra Señora de la Encarnación (ver). Por este motivo, esta imagen preside la Iglesia de los Terceros ante el retablo mayor, abandonando provisionalmente su capilla del lado de la Epístola del templo, donde durante estos días se encuentra el Señor de la Sagrada Cena.
Quienes visiten el templo de la calle Sol podrán asistir a esta estampa hasta ahora inédita, con el Señor que tallara Sebastián Santos en un espacio que hasta el año pasado se encontraba clausurado, pero que fue recuperado con la restauración integral del templo. Como explicamos en su momento (ver), la capilla de la Esclavitud de Nuestra Señora de la Encarnación tenía problemas de conservación, principalmente de filtraciones de agua, que obligaron a su clausura durante muchos años.
Una vez que la Hermandad de la Cena se hizo cargo de la Iglesia de los Terceros, que sumó a su patrimonio devocional y material todo lo relacionado con la extinguida Esclavitud y que afrontó las obras de restauración del templo, durante las cuales la corporación estuvo residiendo en San Román durante un año y medio (ver), pudo recuperarse al culto esta capilla de gran tamaño en cuyo camarín del retablo principal vemos por primera vez al Señor.









martes, 29 de septiembre de 2020

UN MANTO DE SANTA GENOVEVA PARA LA VIRGEN DE LOS DOLORES Y MISERICORDIA


La Hermandad de Jesús Despojado celebró el pasado fin de semana un acto de veneración a María Santísima de los Dolores y Misericordia en sustitución del anual besamanos. Con este culto adaptado a las circunstancias se cerró en la Capilla del Mayor Dolor un mes dedicado a la dolorosa de las dos advocaciones, que se celebran ambas en septiembre: Dolores el día 15 y Misericordia (Merced) el 24.
Precisamente, para este acto de veneración pudimos ver a la Virgen de los Dolores y Misericordia con un manto perteneciente a la Virgen de las Mercedes de Santa Genoveva. En concreto, se trata de un manto de camarín de terciopelo azul bordado en oro. Llevaba además la saya blanca de tisú, bordada en oro en 2012 por José Antonio Grande de León, a la que tenía anudado un fajín militar de color rojo con borlones dorados. Asimismo, portaba la toca de sobremanto bordada en oro sobre malla también por Grande de León, un tocado blanco liso y la diadema de salida, de Ramón León.
En el pecherín se podía ver el puñal de oro que las cofradías del Domingo de Ramos regalaron a la Virgen de los Dolores y Misericordia en 2015, el relicario de Santa Genoveva Torres, un alfiler con la advocación Dolores y una cruz pectoral. Y en las manos, la dolorosa de Antonio Eslava tenía un pañuelo de encaje y una medalla en la derecha, y un rosario en la izquierda.
A ambos lados de la imagen estaban los nuevos faroles de su paso de palio, cuyo estreno estaba previsto para la estación de penitencia de este año. Son obra del taller de Orfebrería Marmolejo y sustituyen a los anteriores candelabros de cola, que han sido modificados y que se encontraban detrás de la Virgen, sobre el banco del retablo mayor de la capilla.
Hacia los extremos del presbiterio, donde se encontraba ubicada la dolorosa sobre una pequeña peana, había cuatro jarras del paso de palio, así como los paños de dos de las bocinas de la cofradía. Otras dos jarras estaban detrás, junto a los antiguos candelabros de cola. Las cuatro jarras contaban con varas de nardos, flores que igualmente estaban dispuestas a los pies de la dolorosa.
Por último, hay que apuntar la presencia de la talla de María Magdalena en el lugar de culto habitual de la Virgen de los Dolores y Misericordia, mientras que en el lado izquierdo del presbiterio estaba el estandarte corporativo, y en el derecho había una cruz alzada entre ciriales.
Como curiosidad, recordamos que el manto azul que lució la Virgen de los Dolores y Misericordia en este acto de veneración lo llevó también la Santísima Virgen Madre de la Divina Gracia, de la Hermandad de Padre Pío, en su besamanos de 2017 (ver).





























lunes, 28 de septiembre de 2020

LA VIRGEN DE LOS DOLORES DEL CERRO, BAJO PALIO EN EL ACTO DE VENERACIÓN


La pandemia del coronavirus nos privó el pasado sábado de ver a Nuestra Señora de los Dolores recorriendo en procesión extraordinaria las calles del Cerro del Águila por el LXXV aniversario de la hermandad. Sin embargo, la Virgen ha recibido a los devotos durante el fin de semana, y todavía hoy, lunes, bajo su palio y vestida como si fuera a salir a las calles.
Así la encontramos con motivo del acto de veneración que sustituye al tradicional besamanos con el que cada año concluyen los cultos de septiembre en su honor. En el presbiterio alto de la parroquia a la que da nombre, la Virgen de los Dolores se encuentra sobre su peana procesional, entre los doce varales de su paso, y bajo el techo y las caídas que conforman su palio.
No faltan los respiraderos, aunque las dos piezas traseras se han colocado delante, así como los ángeles de orfebrería que sostienen sendos faroles, los candelabros de cola y las jarras de los costeros, que cuentan con diversas especies florales de color rosa, principalmente claveles y astromelias.
La Virgen de los Dolores luce la corona labrada por los Hermanos Delgado para su Coronación Canónica, de la que el pasado día 15 se cumplieron dieciocho años, y está vestida con su manto de salida y con la saya de tisú de oro bordada en el mismo metal, prendas ambas realizadas por Francisco Carrera Iglesias precisamente en 2002.
En el pecherín, la dolorosa de Sebastián Santos tiene el corazón de oro con los siete puñales de oro blanco, brillantes y zafiros, y con la llama de oro blanco y amarillo con rubíes, obra de Joyería Ignacio de 1990. Más abajo está la Medalla de la Ciudad, concedida en 2002 por el Ayuntamiento de Sevilla, mientras que en el fajín rojo con borlones del mismo color y un entorchado lleva varios broches y medallas, como el alfiler con su advocación y las medallas de la Virgen de los Reyes y de la Hiniesta, entre otras.
Sujeta con la mano derecha un pañuelo y la cruz pectoral regalada por el Cardenal Carlos Amigo Vallejo en 2014, tras la función conmemorativa del XXV aniversario de la primera estación de penitencia de la Hermandad del Cerro a la Catedral; una cruz que al Cardenal se la había impuesto el Papa Benedicto XVI. Y en la mano izquierda porta un rosario de cuentas de carey engarzadas en oro con un crucificado de estilo colonial, obra de autor desconocido de principios del siglo XIX.
A los pies de la Virgen de los Dolores puede verse un ramo de flores regalado por la Hermandad de la Paz, mientras que en otros puntos del altar hay ofrendas similares de la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora del Sol y de la Asociación Filarmónica Cultural Santa María de las Nieves de Olivares. Estas ofrendas florales se suman a los centros con flores rosas que adornan el altar alrededor del palio, junto al que vemos dos mesas de madera dorada con un candelabro de velas blancas y dos pequeñas jarras cada una.
Finalmente, se han colocado en el suelo los cuatro faroles de los Hermanos Delgado que forman parte del paso del Santísimo Cristo del Desamparo y Abandono, mientras que detrás un amplio cortinaje de damasco rojo oculta el retablo mayor de la parroquia del Cerro.