viernes, 30 de septiembre de 2022

BORDADOS DE OJEDA EN LA VENERACIÓN SIN BESO A LA VIRGEN DE REGLA


El coronavirus, del que pocos (o nadie) hablan, sigue muy presente en la Hermandad de los Panaderos, que ha iniciado este viernes el acto de veneración a María Santísima de Regla que sigue sustituyendo al tradicional besamanos, pese a que en otras hermandades ya ha vuelto este culto. Así, la dolorosa se presenta a los devotos este fin de semana en el presbiterio bajo de la Capilla de San Andrés con las dos manos ocupadas por sendos enseres: un pañuelo en la derecha y la espiga de oro en la izquierda. 
Para este culto, la Virgen de Regla aparece vestida con bordados de Rodríguez Ojeda o inspirados en él. En concreto, luce el manto de terciopelo azul bordado en 2013 por Mariano Martín Santonja, basado en su diseño en uno que tuvo la hermandad hasta que en 1898 fue vendido y que actualmente forma parte del patrimonio de la Hermandad de la Soledad de Cantillana. Además, lleva la saya también azul realizada en 1899 con bordados del propio Rodríguez Ojeda.
Sobre la cabeza luce la corona de oro labrada por los Hermanos Delgado para su Coronación Canónica en 2010, mientras que en el pecherín tiene un puñal, la réplica de la Medalla de la Ciudad, un alfiler con su advocación prendido del lazo de la medalla y tres broches en forma de flor.
La Virgen de Regla está elevada sobre una pequeña peana plateada, y flanqueada por dos pies de madera dorada y base cuadrada que sostienen sendas jarras de su paso de palio con diversas especies florales de tonalidad rosa. Más adelantadas hay otros dos pies con jarras y ante la imagen hay un centro de gran tamaño con las mismas flores.
Detrás, preside el retablo de la capilla en solitario Nuestro Padre del Soberano Poder en su Prendimiento entre un gran número de candeleros y dos candelabros con cera blanca, dos tallas de ángeles y dos jarras con flores rosas y rojas. Por último, en el lado derecho del presbiterio se encuentra el estandarte corporativo.
































jueves, 29 de septiembre de 2022

LA CANDELARIA RECUPERA UN CRISTO DEL SIGLO XIV DE LA COFRADÍA SACRAMENTAL


La Hermandad de la Candelaria ha conseguido recuperar para su patrimonio y el de la Parroquia de San Nicolás un antiguo crucificado del siglo XIV que pertenecía a la hermandad sacramental del templo, fusionada en 1977 con la cofradía penitencial.
Se trata de un Cristo de autor anónimo que recibe la advocación de Cristo de la Sangre, aunque también es conocido como Cristo del Subterráneo, al igual que la Virgen aparecida en el subsuelo del antiguo edificio parroquial y que es titular de la hermandad. Este Cristo, realizado en madera policromada, tenía antiguamente su altar en el retablo que ahora ocupa la Virgen del Camino y, aunque es una talla anterior a la fundación de la Hermandad Sacramental de San Nicolás (1671), pasó a formar parte de su rico patrimonio.
En 1976, antes de la fusión de la hermandad sacramental con la de la Candelaria, el crucificado salió de San Nicolás para ser depositado en el Museo de Bellas Artes, donde acabó guardado en sus almacenes. Alrededor del año 2010, la Hermandad de la Candelaria inició los trámites tendentes a recuperar la imagen para que volviera a su templo. No fue una tarea fácil, ya que las administraciones tienen sus tiempos y hasta la primavera de 2019, ya con el cambio de gobierno en la Junta de Andalucía, no hubo una respuesta positiva, que hizo que por fin en octubre de 2020 el Cristo de la Sangre volviera a reconocerse oficialmente como obra propiedad de la hermandad.
Aún quedaba un trámite importante, la restauración de la imagen, lo que se ha llevado a cabo en el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, que ha confirmado su datación en el siglo XIV, lo que significa que estamos ante uno de los crucificados más antiguos de Andalucía.
La restauración ha consistido fundamentalmente en la eliminación de barnices y repintes en la policromía, la limpieza de ésta y la recuperación de la morfología original de la cruz, que responde a las denominadas de palmera, así como su color verde.
Desde su vuelta a San Nicolás, el Cristo de la Sangre se encuentra en el altar mayor sobre las andas del vía crucis de Nuestro Padre Jesús de la Salud. Próximamente será trasladado a la que será su ubicación definitiva en el templo, donde permanecerá para recibir el culto que durante 46 años de ausencia no ha sido posible.









APROBADO SIN ENTUSIASMO EL NUEVO PASO DEL CRISTO DE LOS ESTUDIANTES


Con sólo 189 votos a favor, 123 en contra y cuatro en blanco, anoche fue aprobado el diseño del que será el nuevo paso del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, de la Hermandad de los Estudiantes; un proyecto de Antonio Gutiérrez de la Peña que, como vemos, obtuvo únicamente el apoyo del 59,8 por ciento de los 316 hermanos que participaron en el cabildo general convocado a tal efecto.
Sorprende el escaso apoyo obtenido por el proyecto, que ha sido rechazado por más de un 40 por ciento de los cofrades que se interesaron por participar en esta votación tan importante.
En cualquier caso, pese al poco entusiasmo con que los hermanos han acogido el proyecto, éste se hará realidad, lo que supondrá continuar con una transformación ya iniciada con los nuevos faldones y los nuevos hachones, elementos para los que no se consultó a los miembros de la hermandad del Martes Santo.
El nuevo paso, que se inspira en su línea estética en el paso actual, de estilo neoclásico, será realizado combinando el bronce y la madera de ébano, además de otras maderas nobles en los bajorrelieves que se incluyen tanto en el canasto como en los respiraderos.
La empresa especializada en tecnologías 3D Principa Artis, S. L., vinculada al Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla, ha presentado recreaciones de cómo quedará el nuevo paso mezclando los bocetos de Gutiérrez de la Peña con fotografías reales del paso del Cristo de la Buena Muerte. Estas imágenes dan una idea muy concreta de cuál será el aspecto final una vez que esté completado este proyecto, que ha contado con el aval de una comisión académica presidida por el propio rector de la universidad, Miguel Ángel Castro.




Reproducimos ahora la descripción que del nuevo paso, para cuyo estreno en la calle aún no hay fecha, ha publicado la propia Hermandad de los Estudiantes:

"El proyecto respeta las líneas y la historia del paso actual. Las características ochavas de las esquinas pasan a ostentar unas curvaturas que dejarán de dar cobijo a los Evangelistas para acoger unos faroles que, salvando las distancias, rememoran los orígenes procesionales del Cristo en los años 20 del siglo pasado. El conjunto, en sus líneas compositivas, adquiere visualmente una estructura piramidal que sirve de trono al Cristo de la Buena Muerte.
El nuevo paso se ha concebido con un extenso programa iconográfico que lo dotará de un discurso de profunda base teológica. Se pretende expresar un mensaje litúrgico, bíblico y evangelizador: la Buena Muerte de Cristo como acto sublime de entrega y sacrificio para la redención y la esperanza de la humanidad.
Por ello, las cuatro cartelas centrales del canasto expondrán episodios fundamentales de la historia de creación amorosa, destrucción devastadora por mor del pecado humano, redención sublime y consumación gloriosa:

1º MISTERIO: LA ENTRADA DE LA MUERTE EN EL MUNDO (CARTELA TRASERA)
El primer misterio representado será el primer pecado de Adán y Eva por la transgresión del único mandato que les había dado Dios: no comer del fruto del árbol del bien y del mal (Génesis 3,1-24). La consecuencia de aquel pecado fue la pérdida de la inmortalidad original que disfrutaban nuestros primeros padres en el Paraíso (Génesis 3,21-24). La muerte, así pues, entra en el mundo por el pecado, como dirá San Pablo en Romanos 6,23: “el salario del pecado es la muerte” (cf. Romanos 5,12-21). El género humano, por el ejercicio perverso de su libertad, ha corrompido la creación preciosa de Dios. Sólo un acto gratuito y generoso del mismo Dios podrá reparar semejante daño. ¿Habrá un amor tan grande capaz de dar la vida por los pecadores y justificar a los impíos (cf. Romanos 4,5; 5,6-8)? Esta cartela deberá representar a Adán y Eva, al árbol del bien y del mal —del que el árbol de la cruz es antítesis— y al árbol de la vida en el trasfondo. El árbol de la vida cumplirá dos funciones iconográficas: por un lado sugerirá que al principio no fue el pecado, sino la gracia y el amor de Dios; y, por otro, será retomado en la cartela final, la del frontal del paso, la Nueva Jerusalén, de forma que se cree un eje semántico entre la primera cartela, el Cristo y la cartela final: del árbol de la vida, pasado por el árbol del bien y del mal que nos llevó al pecado, redimidos por el árbol de la cruz, hasta disfrutar de nuevo del árbol de la vida.

2º MISTERIO: LA ENCARNACIÓN DEL HIJO DE DIOS (CARTELA LATERAL IZQUIERDA)
Enfrente del primer duelo, se representa la encarnación del Hijo de Dios en las purísimas entrañas de María. Hasta ahora Eva ha sido la protagonista de la primera cartela, en su pecado y en su dolor. Esta segunda cartela propone el contrapunto femenino por medio del sí luminoso de María. Dice San Ireneo de Lyon († 202), confrontando las decisiones de las dos mujeres: De la misma manera que aquella —es decir, Eva— había sido seducida por el discurso de un ángel, hasta el punto de alejarse de Dios a su palabra, así ésta —es decir, María— recibió la buena nueva por el discurso de un ángel, para llevar en su seno a Dios, obedeciendo a su palabra; y como aquella había sido seducida para desobedecer a Dios, esta se dejó convencer a obedecer a Dios; por ello, la Virgen María se convirtió en abogada de la virgen Eva. Y de la misma forma que el género humano había quedado sujeto a la muerte a causa de una virgen, fue librado de ella por una Virgen; así la desobediencia de una virgen fue contrarrestada por la obediencia de una Virgen… (Adversus Haereses, 5, 19, 1). 
Dios había acompañado a la humanidad a lo largo de toda la historia, pero en la encarnación Dios opta por hacer la experiencia de la existencia humana “desde dentro” para restaurarla y sanarla “desde dentro” (cf. san ATANASIO, De incarnatione, 44; PG 25, 173c-176a). Así pues, la encarnación del Hijo de Dios o anunciación de María —de los dos modos se puede denominar este misterio— es momento indispensable para entender el misterio de la Buena Muerte. “El Logos de suyo no podía morir. Por eso tomó un cuerpo que pudiera morir, para ofrecerlo por todos” (san ATANASIO, De incarnatione, 20; PG 25, 152b). 
La muerte de Cristo no fue la consecuencia natural de su encarnación, sino que él escogió este camino de abajamiento: hacerse pequeño en el vientre de María, pobre en el pesebre de Belén, y muerto injustamente en el patíbulo de la Cruz. Así afirma también san Gregorio de Nisa: “Si interrogamos al misterio nos dirá que su muerte no fue una secuela de su nacimiento, sino que nació para morir” (Oratio catechetica, 32, PG 45, 80a).

3º MISTERIO: LA ÚLTIMA CENA (CARTELA LATERAL DERECHO)
Después de la entrada del pecado en el mundo a través de Adán y Eva, y tras la encarnación del Hijo de Dios en la segunda cartela, se representa en ésta la Última Cena del Señor con los apóstoles (cf. Mc 14,12-25; Mt 26,17-29; Lucas 22,7-20; 1 Cor 11,23-27), que supone la entrega sacrificial voluntaria de Cristo en la Última Cena.
La institución de la Eucaristía está íntimamente unida al misterio de la Buena Muerte porque Cristo, antes de que le quiten la vida en la cruz, la entrega voluntariamente en el cenáculo (cf. Juan 10,18). El don del cuerpo y la sangre son la clave de lectura que permite comprender la bondad de la muerte del Señor, que nos amó hasta el extremo (cf. Juan 13,1).
La representación de este misterio en la cartela del paso del Señor también nos da la clave de la vida cofrade de los Estudiantes: la hermandad se funda en el don del Señor de la Buena Muerte. Somos hermanos que comen su pan y se transforman en su cuerpo para formar una Iglesia unida, que rehúye del fratricidio de Caín. En la cartela, por tanto, deberán ser representados los doce apóstoles como predecesores de los hermanos de la Buena Muerte.

4º MISTERIO: LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR (CARTELA DELANTERA)
La resurrección del Señor es el misterio más importante de su vida y la respuesta de Dios Padre a la muerte que los hombres dimos a su Hijo. Sin resurrección, la muerte jamás podría haber sido buena.
Aunque a primera vista lo lógico sería representar su surgimiento de la tumba, sería preferible representar la aparición del Resucitado a María Magdalena (Juan 20,11-18) por tres motivos: primero porque el Martes de Pascua, que sigue al Martes Santo, se lee este pasaje en la eucaristía de nuestra celebración pascual; segundo porque así conectamos el paso del Señor y el paso de la Virgen: la aparición del Resucitado a María Magdalena también se representa en el manto de la Virgen de la Angustia; y tercero porque el anuncio de la resurrección del Señor es el compromiso ineludible de los hermanos de la Buena Muerte. Es este un misterio no solo confesado, sino que debe ser testimoniado en la Universidad con la palabra y el ejemplo.
Aunque no sea muy común, sería bueno representar a Cristo resucitado, con la bandera de la cruz desplegada, para que así resulte evidente que el que ha resucitado es el que ha sido crucificado. Ya el Giotto representó así la aparición a María Magdalena. No obstante, este fresco de la Basílica de Asís no debe ser el modelo iconográfico de la cartela, ya que es demasiado distinto, artísticamente hablando, al primer duelo de Bouguerau.

Las cartelas que custodian las Capillas centrales del frontal y la trasera del canasto presentan otros cuatro episodios bíblicos con una enorme carga simbólica:

CARTELAS DELANTERAS
NOÉ. En ella se representará a Noé ofreciendo el sacrificio tras terminar el diluvio, sacrificio que representa la alianza de Dios con su pueblo.

ISAAC. En ella se representará el sacrificio de Isaac y el ángel deteniendo la mano de su padre Abraham. El inocente es condenado a morir. Jesús y la misma inocencia, son también condenados a muerte.

CARTELAS TRASERAS
SANSÓN. La cartela representa a Sansón destruyendo el templo de los filisteos.

JOSUÉ. Cartela de Josué atravesando el Jordán como frontera entre el desierto (que simboliza vida terrena), y la llegada a la tierra prometida (el cielo). ¿Cómo es Josué figura del Mesías? Josué significa Salvador. Jesús quiere decir Salvador. Josué, y no Moisés, fue quien introdujo a los hebreos en la Tierra prometida.

Finalmente, el programa iconográfico del canasto del paso se cierra con un marcado carácter académico y universitario representándose en las cuatro cartelas de ambos costeros y nuevamente en bajorrelieve a los patronos de las facultades más antiguas de la US: San Alberto Magno, San Lucas, San Raimundo de Peñafort y San Isidoro de Sevilla, así como representaciones de los doctores de la iglesia.

CARTELAS LATERALES
Se representarán los 8 patronos de las Facultades más antiguas de Sevilla: En un costero: San Raimundo de Peñafort (Derecho), San Lucas (Medicina), San Alberto Magno (Ciencias), San Isidoro. de Sevilla (Filosofía y Letras) Todas constituidas en 1505. En el otro: Santa Isabel de Hungría (Bellas Artes, 1660), Santo Tomás de Aquino (arquitectura, 1960), San Vicente Ferrer (Económicas y Empresariales 1971), San José (Ingeniería).


LOS RESPIRADEROS
Los respiraderos del nuevo paso contarán igualmente con su correspondiente discurso iconográfico. Los cuarteles en que se dividen los frontales y los costeros dejarán ver una escolta de grifos sintetizados para la labor de orfebrería fina. Animales mitológicos que estilísticamente anuncian el carácter clásico de este paso y que ya el mismísimo Dante presentara. Éstos funcionan como emblema de Cristo, ya que el grifo tiene una doble naturaleza; la terrestre por su parte de león y la celeste, por su parte de águila. Esa dualidad, que también representa la alquimia como las dos partes de lo fijo y lo volátil, contribuye sin duda a la doble lectura que tendrá todo el discurso del paso entre la vida y la muerte, el desastre que supone la misma y la bondad infinita que para con los hombres supuso la de Cristo.
En el cuartel central de cada frente y costero del paso, figura una cartela que presenta un escudo. Cuatro blasones conforman esta representación heráldica. El frontal delantero exhibirá el escudo de la Hermandad de los Estudiantes, el trasero el emblema del Cabildo catedralicio, mientras que los costeros acogerán los escudos de España y de la Universidad Hispalense.
Los escudos son portados y sostenidos por sendas parejas de sibilas como representación del doble papel que contempla su iconología: profetisas a la vez que símbolo del mesianismo de Jesús.
Cada paño de los respiraderos exhibe, además, un texto en latín perteneciente a la misa de Réquiem, concretamente al “Recordare” de la Sequentia:

FRONTAL:

REX TREMENDAE MAIESTATIS (Rey de inmensa majestad)

QUI SALVANDOS SALVAS GRATIS (Que salvas por tu gracia)

SALVA ME FONS PIETATIS (Sálvame, fuente de misericordia)

COSTERO IZQUIERDO:

RECORDARE IESU PIE (Acuérdate, piadoso Jesús)

QUOD SUM CAUSA TUAE VIAE (ya que soy la causa de tu camino)

NE ME PERDAS ILLA DIE (De no perderme aquel día)

QUERENS ME SEDISTI LASSUS (Buscándome te sentaste cansado)

REDEMISTI CRUCEM PASSUS (Me redimiste padeciendo en la cruz)

TRASERO:

TANTUS LABOR NON SIT CASSUS (que tanto trabajo no sea en vano)

IUSTE IUDEX ULTIONIS (juez que juzga justamente)

DONUM FAC REMMISSIONS ANTE DIEM RATIONIS (otórgame el perdón antes del día del juicio)

COSTERO DERECHO:

INGEMISCO TANQUAM REUS (Gimo como un reo)

CULPA RUBET VULTUS MEUS (El pecado enrojece mi rostro)

SUPPLICANTI PARCE DEUS QUI MARIAM ABSOLVISTI (Perdona, Dios, a quien te implora, tú que absolviste a María)

ET LATRONEM EXAUSDISTI (y perdonaste al ladrón)

MIHI QUOQUE SPEM DEDISTI (también a mí me has dado esperanza, mis ruegos lo merecen)".

martes, 27 de septiembre de 2022

AMORIS CORONA


"En 1946 Sevilla puso, en la devoción a la Madre de Dios, dos coronas diferentes sobre su escudo. Inversas, contrarias entre sí, en un gesto tan misteriosamente dual como el propio ser humano. En agosto, por concesión de la Santa Sede, recibió por Patrona principal de su Archidiócesis a Nuestra Señora de los Reyes, a la que había regalado medio siglo atrás una corona de oro, labrada con los donativos de muchísimos fieles y devotos, que la convirtió en la primera imagen coronada de Andalucía.
Tan sólo unos meses antes, en una fría noche de enero del mismo año 1946, la Parroquia de San Roque sufría el tristísimo robo de la corona de Nuestra Señora de Gracia y Esperanza, titular de la cofradía penitencial fusionada más tarde con la hermandad sacramental. El ladrón, arrepentido, no se benefició del crimen y tiró al río la pieza sustraída. La imagen mariana saldría sin corona aquel Domingo de Ramos, recibiendo en 1947, de manos del Cardenal Segura, los honores de una coronación litúrgica que, a los cincuenta años, alcanzó en 1997 el rango de canónica por gracia del Cardenal Carlos Amigo Vallejo.
Entonces y ahora los hermanos de San Roque imponen a María una corona de amor. Se funden en ella la primitiva, labrada tras los años del odio y el horror, robada y arrojada al Guadalquivir, y la nueva de García Armenta, a la que ahora sus hijos han añadido, como en nuevo reflejo y actualizada ofrenda, la parte posterior enriquecida.
Se celebran 75 años de aquella coronación tras el robo y 25 años de su reconocimiento canónico. San Roque viene a ser una corona de amor, "Amoris corona", una ofrenda de unión y fraternidad para la Virgen bonita del Domingo de Ramos, a la que Rodríguez Buzón dibujó en sonrisas un rostro de eternidades".

Este texto de Antonio María Lebrero Ramírez daba la bienvenida en el Ayuntamiento de Sevilla a los visitantes de la exposición "Amoris corona", una muestra conmemorativa de los 75 y 25 años transcurridos desde los hechos narrados: la coronación litúrgica de Nuestra Señora de Gracia y Esperanza y la concesión del rango de coronación canónica.
Entre los pasados días 16 y 24 de septiembre permaneció abierta esta exposición, organizada por la Hermandad de San Roque con la participación del Ayuntamiento de Sevilla y la Fundación Cajasol, que mostraba, antes de entrar en las dos salas que ocupaba, un vídeo de los trabajos mencionados del enriquecimiento de la corona de García Armenta y el cartel conmemorativo de la efeméride, pintado por José María Pedernal Álvarez.


Entramos en primer lugar en el Salón del Apeadero, donde encontrábamos diversas fotografías de aquel acto de coronación litúrgica de la Virgen de Gracia y Esperanza protagonizado por el Cardenal Segura el 23 de marzo de 1947.


A continuación, se mostraba en otra vitrina el acta del cabildo celebrado en la hermandad el 28 de enero de 1946, donde se da cuenta del robo de la corona de la dolorosa.


Y junto a esta acta, se podían ver diferentes cartas de adhesión de hermandades, instituciones y particulares mostrando su solidaridad con la Hermandad de San Roque y realizando incluso aportaciones económicas para que la Virgen de Gracia y Esperanza pudiera contar pronto con una nueva corona. Estas adhesiones dieron lugar a la apertura de un libro con la relación de donantes que se inició con fecha 4 de febrero de 1946.







En 1997, cuando aquella coronación litúrgica obtuvo el rango de canónica, la Hermandad de San Roque realizó el banderín del L aniversario, obra bordada en oro sobre terciopelo verde por el Taller de Caro.


En otra vitrina había varios recortes de prensa de 1997, el decreto del Cardenal Amigo aprobando el rango de Coronación Canónica a la de 1947 y la convocatoria del triduo extraordinario que se celebró en octubre.




Continuamos con diversos obsequios que recibió la Hermandad de San Roque con motivo de la aprobación del rango de Coronación Canónica, tales como un apagavelas de plata de la Hermandad de la Macarena, un broche de la Hermandad de San Benito, la réplica de las Llaves de la Ciudad y, por supuesto, la réplica de la Medalla de la Ciudad que tienen todas las imágenes de la Virgen coronadas canónicamente.





Delante de una de las puertas del Salón del Apeadero estaba la vestimenta que la Virgen de Gracia y Esperanza llevaba aquel 23 de marzo de 1947, cuando se le impuso su actual corona procesional. Constaba de un manto liso de terciopelo verde, una saya blanca, una toca de encaje dorado y un fajín rojo.


A su lado se situó una corona de flores réplica de la que la dolorosa llevaba en su cabeza durante su coronación litúrgica y una cotilla bordada en oro regalada por las hermandades del Domingo de Ramos.



Este mismo año, coincidiendo con el LXXV aniversario de la coronación litúrgica, la Virgen de Gracia y Esperanza fue vestida como en aquel acto de 1947. En la exposición veíamos dos fotos de cómo fue presentada el pasado mes de marzo.


Y lo último que se exponía en el Salón del Apeadero era el manto procesional de la dolorosa, diseñado por Antonio Garduño Navas y bordado en los talleres de Caro en 1965.










Pasábamos a continuación a la Sala Capitular Baja, en cuyo centro se exponía la corona de la Virgen de Gracia y Esperanza. Y detrás de ella, algunas partes del paso de palio e incluso los faroles de las esquinas del paso de Nuestro Padre Jesús de las Penas.


Centrándonos en la corona, como queda dicho, fue realizada en 1947 por el orfebre Emilio García Armenta gracias a las aportaciones voluntarias de hermanos, devotos, hermandades y otras instituciones. En este 2022 ha sido restaurada y enriquecida por Orfebrería Ramos y por el joyero Miguel Ángel Cerezo, quienes han trabajado fundamentalmente en completar la parte trasera de esta auténtica joya.






















Como decíamos, detrás de la corona había un conjunto de enseres. En la parte superior, la caída frontal del paso de palio, obra de 2008 del taller de Santa Bárbara, que reprodujo las caídas anteriores, bordadas por Sobrinos de Caro en 1955. También se mostraba el techo del palio, obra de las Hermanas Martín Cruz de 1954, pasado a nuevo terciopelo en 2019 por el taller de Santa Bárbara, que devolvió el diseño original de la gloria, así como el color primigenio, ya que del verde pasó al rojo y finalmente hace tres años de nuevo al verde.
La caída frontal estaba sujeta por dos de los varales, realizados por Emilio García Armenta y Francisco Bautista Lozano en 1942, mientras que en la base se situaba el frontal de los respiraderos, realizados en plata por Orfebrería Ramos en 2003 con un diseño que enriquecía el de los anteriores.
También formaban parte del conjunto de enseres dos jarras, igualmente de García Armenta y Bautista Lozano (1943), así como los faroles de las esquinas del paso del Señor de las Penas, labrados en metal dorado por Manuel Seco Velasco en 1965.

















Con esta exposición, breve en contenido aunque no en calidad de lo expuesto, la Hermandad de San Roque da un paso más en la celebración de una importante efeméride que tuvo su origen en su suceso lamentable, como fue un robo, pero que dio lugar a una Coronación Canónica que ahora conmemoramos.