jueves, 18 de agosto de 2022

VENERACIÓN EN SAN LEANDRO A NUESTRA SEÑORA DEL AMOR EL DÍA DE LA VIRGEN


Por segundo años consecutivo, las Madres Agustinas del Convento de San Leandro expusieron a la veneración a Nuestra Señora del Amor con motivo del Día de la Virgen. Se trata de una talla atribuida a Juan Martínez Montañés que recibe culto en la zona de clausura del cenobio.
Este lunes la imagen fue ubicada a los pies de la única nave del templo conventual, ante la reja que separa la zona de clausura del resto de la iglesia. La Virgen del Amor, sobre una peana de madera dorada colocada en el centro de una alfombra, se presentaba con una iconografía que reproducía la de la Asunción, rodeada de ángeles a lo largo de la ráfaga, con las manos extendidas y sujetando un cetro en la derecha, y con un extremo del manto elevado como si estuviera en plena subida a los cielos.
La imagen vestía saya de tisú, manto de brocado y toca de encaje, así como un lazo con decoración floral. Lucía también diversas joyas en el pecherín, unos pendientes y varios anillos; tenía una corona de orfebrería plateada y una media luna a sus pies.
El Niño Jesús que habitualmente sostiene la Virgen en su mano izquierda se encontraba detrás, sentado en un pequeño trono dentro de un templete de madera dorada, entre candeleros con velas blancas de gas. Y junto a él, en sendas mesas y entre candeleros y flores de talco, veíamos unas imágenes de San Juan Evangelista y de San Agustín.
Completaban el montaje de este acto de veneración un dosel rojo con crestería de madera dorada y dos jarras con plumas blancas, dos columnas de madera dorada con capitel de estilo corintio que sujetaban unas maceteros de cerámica con plantas y otros dos maceteros en el suelo.
Es sin duda una fantástica iniciativa la de las Agustinas de San Leandro, que permiten así que se pueda conocer la que es una gran imagen, recientemente restaurada, que durante todo el año no puede ser contemplada por quienes visiten exclusivamente la zona del templo.























miércoles, 17 de agosto de 2022

EL POZO SANTO VOLVIÓ A CELEBRAR LA ASUNCIÓN CON LA VIRGEN DEL TRÁNSITO


Pasados los dos años de la pandemia, el Convento del Pozo Santo volvió a celebrar la festividad de la Asunción de la Virgen exponiendo en solemne veneración a Nuestra Señora del Tránsito ante el retablo mayor de su capilla. Sobre una cama con un cabecero de madera dorada y policromada con la escena de la Asunción, la Virgen del Tránsito, obra anónima del siglo XVII, se mostró a los devotos vestida con manto de terciopelo rojo, saya blanca de tisú y toca color salmón, todo ello con bordados en oro, luciendo además su corona y pecherín enjoyados. Y en sus manos entrelazadas contaba con dos rosarios.
La Virgen, que evoca el paso de la tierra al cielo de la Madre de Dios sin pasar por el trance de la muerte, estaba rodeada por las cuatro tallas del Niño Jesús de autor desconocido y realizadas en madera y plomo, presentados como ángeles con vestiduras de color blanco y rojo. Cada uno sujetaba enseres de orfebrería plateada relacionados con las letanías del Santo Rosario.
Asimismo, junto a la cama se dispusieron otros elementos de orfebrería como seis candeleros con cera blanca, un crucifijo, una sacra, dos jarras con flores naturales, otras cuatro más pequeñas con flores de talco y dos parejas de candelabros. Finalmente, del retablo mayor colgaba un pabellón con un cortinaje de color blanco sujeto por dos ángeles y abierto en su centro para dejar ver al Varón de Dolores en el camarín central y a otro Niño Jesús vestido de rojo en la parte superior.
La Virgen del Tránsito de la comunidad de Terciarias Franciscanas del Pozo Santo estuvo expuesta en la capilla durante toda la mañana del Día de la Virgen y a las nueve de la noche se celebró la función solemne en su honor.














martes, 16 de agosto de 2022

LA PATRONA RECUPERA SU DÍA SÓLO OCHO MESES DESPUÉS DE SU ÚLTIMA SALIDA


Hace algo más de ocho meses la vimos en la calle. Entonces fue por la tarde, en diciembre, con la decoración navideña inundándolo todo y con un itinerario muy distinto al habitual. Aquella salida, después de dos 15 de agosto sin procesión, sirvió para festejar por todo lo alto el LXXV aniversario de su patronazgo sobre Sevilla y su Archidiócesis (ver). Y una cosa más: esa salida extraordinaria, dos días después de la de la Candelaria (ver), ocurrió porque el nuevo arzobispo, José Ángel Saiz Meneses, así lo quiso.
Por eso ayer, cuando el Día de la Virgen amaneció con vallas (bastante innecesarias) rodeando la Catedral, colgaduras celestes instaladas por el Ayuntamiento y con peregrinos de diversas localidades cercanas ante la Puerta de los Palos esperando su salida, se hizo más que evidente que la normalidad había vuelto definitivamente alrededor de la Virgen de los Reyes.
La Patrona iba a salir a las calles en su tradicional procesión por las gradas bajas de la Catedral. Las campanas de la Giralda así lo anunciaban, pregonando a los cielos de la ciudad la festividad de la Asunción. Pasados algunos minutos de las siete y media de la mañana, ya completamente de día, comenzó a salir por la Puerta de los Palos el cortejo, delante del cual se colocó la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla, a las órdenes de Francisco Javier Gutiérrez Juan. Y tras ella, los Niños Carráncanos, la cruz patriarcal, los miembros de la Asociación de Fieles de Nuestra Señora de los Reyes y San Fernando, el Consejo General de Hermandades y Cofradías sin su presidente, Francisco Vélez, un primer tramo de hermanos de la Sacramental del Sagrario, su estandarte y un segundo tramo, el clero secular, la coral y el Cabildo Catedral con el colegio de canónigos.






Con bastante parsimonia y largas paradas, el cortejo fue abriéndose paso por las calles Cardenal Carlos Amigo y Alemanes, hasta que salió el paso de tumbilla de la Virgen de los Reyes, que fue recibida en la plaza que lleva su nombre por la banda del Ejército de Tierra, cuerpo que cerraría la procesión.
Para la salida de este año, la Patrona ha sacado el manto de tisú de color salmón, bordado en 1929 por las Hermanas de la Cruz, camareras de la Virgen, y donado por la Duquesa de Osuna. Asimismo, junto a su corona de oro de la Coronación Canónica (1904) ha lucido el pecherín de brillantes.
Eduardo Bejarano del Corral ha sido el encargado de comandar el paso de la Patrona, cuyos costaleros no son relevados en ningún momento durante el recorrido. Ha sido ésta la primera salida de la Virgen de los Reyes desde el fallecimiento por el coronavirus de quien ejerciera de capataz hasta hace unos años, Eduardo Bejarano Uceda, lo que ocurrió el pasado mes de enero.
El arzobispo, José Ángel Saiz Meneses, no perdió detalle del paso ubicado justo detrás de él en su primer Día de la Virgen de formato tradicional. Como es habitual, en la esquina de Cardenal Carlos Amigo con Alemanes se llevó a cabo la primera de las llamadas posas o giros completos del paso, que permiten que todo el público congregado en cada una de las cuatro esquinas del enorme recinto de la Catedral puedan ver a la Patrona en todos sus perfiles.






























Tras el arzobispo y el vicario general se pudo ver al hermano Pablo Noguera, secretario personal del Cardenal Carlos Amigo, fallecido el pasado 27 de abril. La Virgen de los Reyes llevaba de hecho a sus pies una rosa en recuerdo de quien fuera arzobispo de Sevilla durante 27 años.
Posteriormente, iban las representaciones civiles, entre las que estaba por primera vez el actual alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, la Policía Local con el uniforme de gala y finalmente el Ejército de Tierra con su banda de música.







Después de la segunda de las posas, en la confluencia de Alemanes con la avenida de la Constitución, la Virgen de los Reyes recorrió la fachada principal de la Catedral y tomó después, a los sones de "Encarnación Coronada", Fray Ceferino González tras la tercera posa. Se notó a partir de este punto una ligera aceleración del paso, que debía estar de vuelta ante el Altar del Jubileo para la función a las nueve y media.















Con el cimbreo característico de las varas de nardos que adornan las esquinas de su paso, la Virgen de los Reyes alcanzó con la marcha "El Corpus" su plaza para ser situada ante la Puerta de los Palos, mirando de frente al sol que brillaba con fuerza desde la calle Mateos Gago.
La procesión concluyó con los miembros del Ejército desfilando con celeridad ante la Patrona a los sones de una marcha rápida y con el sonoro repique de las campanas de la Giralda. El arzobispo esperó junto al paso que discurrieran los militares para después acompañar a la Virgen hasta el interior del primer templo de la Archidiócesis.



















Las campanas de la Turris Fortissima, iluminada intensamente por el sol de una despejadísima mañana de verano, rubricaron la salida procesional de la vuelta a la normalidad en el Día de la Virgen; el día de la Patrona que lo es oficialmente desde hace 76 años, pero que los sevillanos tienen como tal prácticamente desde su triunfal llegada a la ciudad hace ya cerca de ocho siglos.