miércoles, 31 de mayo de 2017

LA PASTORA DE CAPUCHINOS ESTRENÓ SOMBRERO EN SU ESPERADA SALIDA


El pasado domingo tuvo lugar la esperadísima salida procesional de la Divina Pastora del Convento de Capuchinos, el que fue cuna de la advocación pastoreña gracias a Fray Isidoro de Sevilla, que regaló a la ciudad una devoción hasta entonces inédita en el orbe católico, representando a la Virgen como Pastora de las Almas del mundo.
La imagen de la Divina Pastora que hoy recibe culto en este templo de la Ronda Histórica salió a las calles a las siete de la tarde, con un breve cortejo encabezado por una cruz alzada entre ciriales, varios niños vestidos con sus trajes de la Primera Comunión y la representación con su estandarte corporativo de la Pastora de Triana, seguida del propio estandarte de la Pastora de Capuchinos, la presidencia y el cuerpo de acólitos.





Pronto, tras los seis ciriales que la antecedían, salió al atrio del convento la Divina Pastora, con el granado que tiene detrás tumbado para poder traspasar la pequeña puerta. Un juego de puños y un sombrero de encaje de bolillos con hilo de oro y hojilla, adornado con flores de talco, de porcelana rusa y de telas antiguas, así como una cinta de bordados del siglo XVIII, obra de Alfonso Aguilar, suponían los estrenos de la Pastora para esta salida procesional, que en lo musical se inició con la interpretación del Himno de España por parte de la Banda de Música de la Cruz Roja, seguido por la marcha "Pastora".
Lentamente, el paso se fue aproximando al arco que separa el atrio de la calle y a continuación salió y la banda interpretó "Hiniesta Coronada", dedicada a la cercana Virgen Patrona del Ayuntamiento que el próximo día 14, víspera del Corpus, saldrá camino de la Plaza de San Francisco para presidir al día siguiente la principal procesión eucarística de la ciudad.
La Divina Pastora, vestida con manto celeste, saya blanca, ambos con bordados en oro, y una pelliza sobre la que había un buen número de broches y medallas, entre ellas la de Sevilla al ser una Virgen coronada, además de una cruz pectoral y un alfiler con su advocación, comenzó a recorrer la Ronda. Llevaba también en la mano izquierda, la que sujeta el cayado, varias medallas más, como una de la Virgen del Rocío y otra de la Hermandad de San Esteban, mientras que en la derecha tenía un pájaro y en la cintura un fajín rojo con borlones dorados.
"Virgen de la Paz" sonó poco después aún en la Ronda, justo cuando la Pastora pasaba por delante de una anciana en silla de ruedas. El capataz, Carlos Valdés, tuvo el detalle de pedir a los costaleros que acortaran el paso para que la mujer pudiera disfrutar de la cercanía de la Virgen algo más de tiempo.





























Entre una gran cantidad de gente que la seguía, la Pastora giró hacia la Avenida de la Cruz Roja con la marcha “El Corpus”. De ahí, tomó la calle Los Polancos a los sones de “La Estrella Sublime” y luego José María Izquierdo con “Glorias de Sevilla”, la marcha que Manuel Marvizón dedicó a las hermandades de gloria de la ciudad.
Algunos balcones de estas calles estaban engalanados con mantones e incluso con los carteles anunciadores de la salida procesional de este año o de años anteriores. No en vano, ésta es la hermandad del barrio, la única que discurre por ellas en todo el año.
Más adelante, la Pastora giró a la calle Fernández de Guadalupe con “Aniversario Macareno”, con cuya última parte el paso ralentizó su caminar para que el final de la marcha coincidiera con la parada a la altura del número 9 de esta calle, donde había varias mujeres que realizaron una ofrenda floral, cantaron la Salve y lanzaron varios vivas a la Virgen. Después, el paso continuó para cruzar la Avenida de la Cruz Roja hacia la calle Medalla Milagrosa con “Madre de los Gitanos Coronada”.














































Desde Medalla Milagrosa, la Divina Pastora giró hacia Torcuato Pérez a los sones de “Macarena”. En la azotea de una de las viviendas de dicha esquina, unos jóvenes se preparaban para lanzar una gran petalada y se indicaban por señas en qué momento debía comenzar esa lluvia de flores sobre la Virgen.
Cuando la partitura de Abel Moreno les invitó a ello, comenzaron a caer cientos de pétalos sobre la Pastora entre los aplausos de la gente congregada en este punto y los vivas que se lanzaron también desde la azotea.
Pero no acabaron aquí los momentos especiales que se iban a vivir en esta calle, ya que, tras una chicotá con la marcha “Virgen de los Reyes”, la Pastora se detuvo junto a una casa. Allí, en uno de sus balcones, estaba la artista Lola Reina, sobrina de Juanita Reina, que le cantó a la Virgen antes de que el paso continuara su camino con la marcha “Triana de Esperanza”.


















En la esquina de Torcuato Pérez con Juan Manuel Rodríguez Correa se paró el paso antes de girar con el acompañamiento de la marcha “Madre Hiniesta”. Después, salió a León XIII con la composición “Madrugá Macarena”.













A partir de ahí, el paso de estilo rocalla sobre el que es llevada la Divina Pastora en triunfo cada último domingo de mayo fue buscando calles como Fray Isidoro de Sevilla, Antonio Machín (otro de los puntos destacados del itinerario) o Florencio Quintero, para salir de nuevo a la Ronda por Muñoz León y regresar al Convento de Capuchinos, a la cuna de la devoción pastoreña, pasadas las doce de la noche.