Al cartel de la Semana Santa se le da una importancia desmedida, aunque efímera. Hoy se habla mucho de él y mañana nos habremos olvidado. Y es que el cartel de Sevilla no tiene ninguna utilidad práctica. No nos engañemos. Sevilla no necesita anunciar su Semana Santa. El Consejo incluso ha vuelto a ignorar a Fitur como escaparate de su cartel, cuando otras ciudades lo presentan justo antes para llevarlo a una de las principales ferias internacionales del turismo. Pero hoy es lo que toca, así que hablemos del cartel.
Cuando se anunció que Manolo Cuervo iba a ser el cartelista de 2022, muchos ya sabíamos qué cartel iba a hacer, salvo que hubiera decidido innovar un poquito y dar la sorpresa, lo que evidentemente no se ha producido. Porque, ¿el cartel que hemos visto hoy es innovador? Pues, si nos abstraemos del mundo exterior y nos concentramos exclusivamente en la lista de obras pictóricas del Consejo, se podría decir que sí.
Pero es que, fuera de las paredes de la sede de la calle San Gregorio, este cartel ya lo hemos visto como mínimo tres veces antes. En 2015 se lo pintó a la Hiniesta, incluso con el mismo color rosa de fondo (ver); en 2019 se lo pintó a la Macarena (ver); y en 2020 a la Unión de Hermandades de Jerez (ver). Incluso la tipografía de máquina de escribir está presente en tres de los cuatro carteles.
¿Significa esto que estoy haciendo una crítica negativa del cartel de la Semana Santa 2022? Pues ni sí ni no. Todo artista tiene su estilo y, cuando es muy marcado, es fácil identificarlo en cada obra. ¿Es Manolo Cuervo un mal artista? No, como tampoco se puede decir que lo fuera Castillo Lastrucci porque, por ejemplo, el Señor de la Redención, el de los Panaderos o el de Bellavista tengan unos rostros muy, pero que muy similares.
Digamos simplemente que Cuervo podría haber sorprendido y ha evitado hacerlo. Tras su designación, lo único que no sabíamos era qué imagen titular escogería para protagonizar el cartel reproduciéndola... en color azul, el mismo que en sus tres carteles anteriores. Y encima ese dato lo destriparon días atrás en un medio ávido de "exclusivas"; así que al final ni eso ha resultado sorprendente al ver al Cachorro en el cartel. Eso sí, el detalle de añadir una vieja estampita de la Esperanza de Triana que al pintor le regaló su madre hace muchos años no era tan previsible. Al menos algo ha llamado la atención.
En conclusión, el cartel oficial, por denominarlo así, de la Semana Santa, ése del que se habla bastante en los días previos a su presentación, mucho el día que se presenta y nada o casi nada a partir de mañana, va a llenar de color las paredes de la sede del Consejo y deja fríos, por ser exactamente lo que se esperaba, a quienes conocían sus carteles cofradieros anteriores. ¿Eso es bueno o es malo? Pues ni una cosa ni la otra, o las dos a la vez: el artista no ha innovado y el Consejo ha recibido lo que sabía que estaba encargando.
Hasta aquí el cartel de la Semana Santa 2022. Y ahora, a seguir viviendo la precuaresma.
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