Para cerrar un fin de semana extraordinario para la Hermandad del Carmen de Calatrava con motivo del Pregón de las Glorias que ha presidido en la Catedral, y tras el singular traslado del sábado (ver), quedaba el triunfal regreso a su capilla, lo que tuvo lugar en la tarde del domingo a partir de las cinco.
Fue una hora un tanto temprana que, debido al intenso calor de estos días, quizá resto algo de público en las primeras horas del itinerario; a lo que también contribuyó el vía lucis extraordinario de la Hermandad de la Resurrección. Como no hay días en el calendario, y en concreto en el mes de mayo, habría que preguntarle al Consejo por qué el pregón se celebró el mismo fin de semana que el culto que desde hace un año tenía anunciada la cofradía de Santa Marina.
Por coincidir, ambas hermandades comparten hasta capataces y banda de música. Y, como el don de la ubicuidad es imposible, el Carmen de Calatrava tuvo que buscar una banda sustituta y Antonio Santiago dejó a su hijo con la cofradía letífica para irse él al vía lucis.
En el cortejo, encabezado por la sección de lanceros, clarines y timbales de la Banda de Cornetas y Tambores del Sol y por la cruz de guía, participaron un buen número de hermandades de gloria de la ciudad, entre ellas la Pastora de San Antonio, que, de nuevo hay que hacer alusión a la fecha del pregón, el día anterior se lo perdió por estar celebrando su salida procesional (ver).
Además de las corporaciones letíficas, antes del propio estandarte corporativo del Carmen de Calatrava iban los de las tres hermandades de la Parroquia de Omnium Sanctorum, feligresía a la que pertenece: el Carmen Doloroso, los Javieres y la Reina de Todos los Santos. Y, como en el traslado de ida, también vimos a representantes de la Marina.
La banda que la hermandad buscó para sustituir a la de Las Cigarreras fue la del Rosario de Sanlúcar la Mayor, que esperaba la salida en la plaza de la Virgen de los Reyes. Precisamente, como suele ser habitual cada vez que una imagen visita la Catedral por algún acontecimiento extraordinario, el paso de la Virgen del Carmen fue conducido hasta la Capilla Real para situarse frente a la Patrona antes de salir. En ese momento, la Asociación de Fieles de la Virgen de los Reyes y San Fernando regaló una medalla a la cofradía carmelita.
Posteriormente, el paso salió por la Puerta de los Palos a las órdenes aún de Antonio Santiago y de su hijo y demás auxiliares. La banda tocó el himno y después, con el paso ya en la plaza ante la Giralda, la primera marcha que se pudo escuchar fue "Carmen de Calatrava". Bajo un sol intenso, muy distinto al cielo nublado de los primeros momentos del traslado de ida, la Virgen del Carmen inició su camino de vuelta a la capilla.
Desde Virgen de los Reyes, el paso tomó la calle Cardenal Carlos Amigo y en ese punto la banda interpretó "Pasan los campanilleros". Fue un sencillo y discreto homenaje de la hermandad al cardenal, recientemente fallecido, dado que esta popular marcha era su favorita. Con ella llegó la Virgen del Carmen a la calle Alemanes para luego girar a Hernando Colón con "Salve, Madre de la Salud".
Por Hernando Colón, calle completamente a la sombra que agradecieron los integrantes del cortejo y quienes seguían a la Virgen del Carmen, el paso avanzó a buen ritmo y prácticamente a tambor hasta que, casi al final, la Banda del Rosario comenzó a tocar "Salve, Madre de Alcosa", marcha dedicada a la Virgen de la Purísima Concepción de la Hermandad del Divino Perdón, tras la que la banda tocó por primera vez el pasado Sábado de Pasión (ver).
Con esta marcha, la Virgen del Carmen salió al sol de la plaza de San Francisco, donde ya había comenzado a levantarse una de las portadas de la esperada festividad del Corpus, día grande para la ciudad que por fin se recuperará este año en todo su esplendor.
La Virgen del Carmen se dirigía a la plaza Nueva para la acostumbrada recepción municipal en la puerta del Ayuntamiento. Para llegar hasta ahí, atravesó el Arquillo a los sones de "Esperanza de Triana Coronada" y después se dirigió a la fachada principal, donde las hermandades que formaban parte del cortejo se iban a despedir creando un pasillo.
"Hiniesta Coronada", marcha dedicada a la que se considera Patrona del Ayuntamiento, fue la que sonó mientras el paso se volvía hacia el Consistorio y se detenía frente a la escalinata. Aquí recibió la Virgen una ofrenda floral.
Antonio Santiago, que estaba a punto de marcharse rumbo a Santa Marina, dedicó la levantá a "los sevillanos de toda condición y creencia, para que la Virgen nos ampare a todos". El paso se levantó y comenzó a realizar un giro de ciento ochenta grados mientras la Banda del Rosario tocaba "Encarnación Coronada". En ese momento, desde el balcón principal del Ayuntamiento cayó una petalada sobre la Virgen del Carmen, que luego se detuvo mirando hacia la plaza.
Seguidamente, el paso siguió su camino buscando la calle Granada con la marcha "Glorias de Sevilla", la composición que Manuel Marvizón dedicó a todas las cofradías letíficas de la ciudad y que suena en cada Pregón de las Glorias en la Catedral.
En su camino de regreso a la calle Calatrava, la Virgen del Carmen pasaría por la plaza del Salvador y visitaría a la Hermandad de los Panaderos, la Parroquia de San Andrés, San Juan de la Palma y la Capilla del Rosario de Monte-Sión, para después entrar en su feligresía pasando por la Parroquia de Omnium Sanctorum y alcanzando su capilla por los callejones inmediatos a la calle Calatrava. Concluiría así un capítulo muy especial en la historia centenaria de la cofradía que tiene como titular a una pequeña talla de la Virgen salida de las magistrales manos de Cristóbal Ramos.
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