Hace algo más de ocho meses la vimos en la calle. Entonces fue por la tarde, en diciembre, con la decoración navideña inundándolo todo y con un itinerario muy distinto al habitual. Aquella salida, después de dos 15 de agosto sin procesión, sirvió para festejar por todo lo alto el LXXV aniversario de su patronazgo sobre Sevilla y su Archidiócesis (ver). Y una cosa más: esa salida extraordinaria, dos días después de la de la Candelaria (ver), ocurrió porque el nuevo arzobispo, José Ángel Saiz Meneses, así lo quiso.
Por eso ayer, cuando el Día de la Virgen amaneció con vallas (bastante innecesarias) rodeando la Catedral, colgaduras celestes instaladas por el Ayuntamiento y con peregrinos de diversas localidades cercanas ante la Puerta de los Palos esperando su salida, se hizo más que evidente que la normalidad había vuelto definitivamente alrededor de la Virgen de los Reyes.
La Patrona iba a salir a las calles en su tradicional procesión por las gradas bajas de la Catedral. Las campanas de la Giralda así lo anunciaban, pregonando a los cielos de la ciudad la festividad de la Asunción. Pasados algunos minutos de las siete y media de la mañana, ya completamente de día, comenzó a salir por la Puerta de los Palos el cortejo, delante del cual se colocó la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla, a las órdenes de Francisco Javier Gutiérrez Juan. Y tras ella, los Niños Carráncanos, la cruz patriarcal, los miembros de la Asociación de Fieles de Nuestra Señora de los Reyes y San Fernando, el Consejo General de Hermandades y Cofradías sin su presidente, Francisco Vélez, un primer tramo de hermanos de la Sacramental del Sagrario, su estandarte y un segundo tramo, el clero secular, la coral y el Cabildo Catedral con el colegio de canónigos.
Con bastante parsimonia y largas paradas, el cortejo fue abriéndose paso por las calles Cardenal Carlos Amigo y Alemanes, hasta que salió el paso de tumbilla de la Virgen de los Reyes, que fue recibida en la plaza que lleva su nombre por la banda del Ejército de Tierra, cuerpo que cerraría la procesión.
Para la salida de este año, la Patrona ha sacado el manto de tisú de color salmón, bordado en 1929 por las Hermanas de la Cruz, camareras de la Virgen, y donado por la Duquesa de Osuna. Asimismo, junto a su corona de oro de la Coronación Canónica (1904) ha lucido el pecherín de brillantes.
Eduardo Bejarano del Corral ha sido el encargado de comandar el paso de la Patrona, cuyos costaleros no son relevados en ningún momento durante el recorrido. Ha sido ésta la primera salida de la Virgen de los Reyes desde el fallecimiento por el coronavirus de quien ejerciera de capataz hasta hace unos años, Eduardo Bejarano Uceda, lo que ocurrió el pasado mes de enero.
El arzobispo, José Ángel Saiz Meneses, no perdió detalle del paso ubicado justo detrás de él en su primer Día de la Virgen de formato tradicional. Como es habitual, en la esquina de Cardenal Carlos Amigo con Alemanes se llevó a cabo la primera de las llamadas posas o giros completos del paso, que permiten que todo el público congregado en cada una de las cuatro esquinas del enorme recinto de la Catedral puedan ver a la Patrona en todos sus perfiles.
Tras el arzobispo y el vicario general se pudo ver al hermano Pablo Noguera, secretario personal del Cardenal Carlos Amigo, fallecido el pasado 27 de abril. La Virgen de los Reyes llevaba de hecho a sus pies una rosa en recuerdo de quien fuera arzobispo de Sevilla durante 27 años.
Posteriormente, iban las representaciones civiles, entre las que estaba por primera vez el actual alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, la Policía Local con el uniforme de gala y finalmente el Ejército de Tierra con su banda de música.
Después de la segunda de las posas, en la confluencia de Alemanes con la avenida de la Constitución, la Virgen de los Reyes recorrió la fachada principal de la Catedral y tomó después, a los sones de "Encarnación Coronada", Fray Ceferino González tras la tercera posa. Se notó a partir de este punto una ligera aceleración del paso, que debía estar de vuelta ante el Altar del Jubileo para la función a las nueve y media.
Con el cimbreo característico de las varas de nardos que adornan las esquinas de su paso, la Virgen de los Reyes alcanzó con la marcha "El Corpus" su plaza para ser situada ante la Puerta de los Palos, mirando de frente al sol que brillaba con fuerza desde la calle Mateos Gago.
La procesión concluyó con los miembros del Ejército desfilando con celeridad ante la Patrona a los sones de una marcha rápida y con el sonoro repique de las campanas de la Giralda. El arzobispo esperó junto al paso que discurrieran los militares para después acompañar a la Virgen hasta el interior del primer templo de la Archidiócesis.
Las campanas de la Turris Fortissima, iluminada intensamente por el sol de una despejadísima mañana de verano, rubricaron la salida procesional de la vuelta a la normalidad en el Día de la Virgen; el día de la Patrona que lo es oficialmente desde hace 76 años, pero que los sevillanos tienen como tal prácticamente desde su triunfal llegada a la ciudad hace ya cerca de ocho siglos.
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