Después del acto de veneración del viernes (ver), el Señor de la Salud y Buen Viaje de la Hermandad de San Esteban salió ayer a la calle para recorrer algunas calles de la feligresía durante el rezo del vía crucis. Para este culto externo, que comenzó a las siete de la tarde, el Señor tenía puesta la clámide púrpura bordada en oro por Joaquín Salcedo y bendecida en 2020 (ver). Su diseño se basa en el de una antigua clámide desaparecida conocida como la de las florecillas, recreada a partir de antiguas fotografías de la época fundacional de la hermandad.
Por otro lado, lucía sobre la cabeza las potencias de salida, realizadas en oro por Manuel de los Ríos, tenía un broche de amatista en el cuello y sujetaba con la mano derecha su habitual caña, señal de la burla que siguió a la flagelación y a la coronación de espinas.
Las andas sobre las que iba contaron con cuatro faroles de plata como iluminación; unos faroles procedentes de la Hermandad del Cachorro, dado que son los que, hasta su reciente reforma, iban en las esquinas del paso del Santísimo Cristo de la Expiración. Curiosamente, también tuvimos ocasión de verlos en otro vía crucis, en este caso en el Vía Crucis de las Cofradías que en 2019 presidió el Cristo de la Conversión de Montserrat (ver).
La cruz de guía daba paso al cortejo, formado por varias parejas de hermanos con cirios color tiniebla, seguidos por el estandarte corporativo y la junta de gobierno, que portaba igualmente cirios. Un trío de de capilla de la Banda de Música de Las Cigarreras iba delante del cuerpo de acólitos.
En el interior del templo se rezaron las dos primeras estaciones del vía crucis, por lo que la primera que se rezó en la calle, poco después de salir, fue la tercera. Comenzó así un recorrido que desde la calle San Esteban, donde había una gran cantidad de gente, siguió por la estrechez de Vidrio hasta la plaza de las Mercedarias, para continuar después por Conde de Ibarra y Lirio hacia Águilas, plaza de Pilatos y calle San Esteban. Sin embargo, una vez aquí y en lugar de entrar directamente en el templo, el Señor de la Salud y Buen Viaje lo rodeó por Medinaceli e Imperial para pasar por el callejón de ésta última que desde enero del año pasado se llama Barreduela Don José Robles (ver), dedicada a quien fuera rector de San Esteban y director espiritual de la hermandad, fallecido hace un par de meses, justo un año después de haber podido asistir a este homenaje en el callejero de la ciudad.
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