martes, 26 de septiembre de 2023

PLEGARIAS, ALFOMBRAS, CANTES Y REZOS PARA HONRAR A LA PATRONA DE JEREZ


Jerez vivió un día radiante junto a su Patrona, Nuestra Señora de la Merced, el pasado domingo. Fue el día de la función solemne a cargo del obispo de Asidonia-Jerez, José Rico Pavés, de la renovación del voto de la ciudad con la alcaldesa, María José García-Pelayo, y de la salida procesional con aroma de nardos, con las plegarias, los cantes, las oraciones, los olés y todo lo que muestra una devoción arraigada y sencilla, sin artificios, por la histórica Madre de los jerezanos.
Los grupos jóvenes de las hermandades dedicaron la mañana a preparar con mimo y con asombrosa maestría unas bellísimas alfombras de sales de colores por las que horas después iba a pasar la Virgen de la Merced. Ocupaban casi en su totalidad la calle llamada precisamente Merced, desde la puerta de la Basílica hasta la Parroquia de Santiago.
Difícil destacar algunas sobre otras porque todas se hacen con cariño y porque mencionar unas y no otras sería muy injusto. Lo cierto es que se vieron auténticas obras de arte lamentablemente efímeras, pero ésa es la tradición. El Nazareno, la Salvación, la Soledad, la Clemencia, la Sed, el Desconsuelo, el Prendimiento, Santa Marta... Preciosas todas, pero lo de la Cena, con ese dibujo hecho en sales del rostro de la Merced en tonos sepia y ocre, realmente impresionante.













Las puertas de la Basílica de la Merced estaban abiertas desde antes de la salida y era mucho el trasiego de devotos que entraban para ver a la Virgen, al tiempo que los hermanos de las diferentes cofradías que iban a integrar el cortejo llegaban y accedían al claustro con sus estandartes corporativos o sus guiones, como se dice por Jerez. Un grupo de chavales intentaban adivinar a qué hermandad pertenecía cada uno mientras esperaban el momento de la salida.
A eso de las seis y veinte de la tarde, con la cruz de guía de la Hermandad del Transporte ya preparada en la puerta, llegó hasta el templo la Agrupación Musical San Juan, que iba a ser la encargada de encabezar con sus sones la procesión. Luego, en la recogida, iban a tener la oportunidad de rezar con su música mucho más cerquita de la Patrona.
El recorrido de la procesión ha sido más breve de lo habitual por las obras, que duran ya demasiado, de las calles San Juan y Oliva, lo que iba a hacer que la Virgen de la Merced no pasara este año por la Parroquia de San Marcos. Pero lo importante era que la Patrona saliera al encuentro de sus vecinos, los que la tienen presente en sus oraciones, en sus carteras e incluso en numerosos retablos cerámicos repartidos por la ciudad.
Tras la agrupación musical comenzó a salir el cortejo, con las representaciones de las hermandades justo detrás de la cruz de guía, ordenadas según su día de salida, pero también según su vinculación con la comunidad mercedaria o el hecho de contar con una Virgen coronada como titular. Precisamente, tras la Agrupación Parroquial de la Humildad de Barbadillo, que estrenaba guión, y la Hermandad del Rocío, iba la Borriquita, cofradía que el año que viene retrasará su lugar cuando la Estrella ya sea una dolorosa coronada. Y otra hermandad que recientemente ha estrenado un nuevo guión que también vimos en la procesión de la Patrona es la de la Yedra.
La Hermandad del Transporte, que participa activamente en la salida de la Virgen de la Merced al compartir sede, era la última antes de los integrantes de la Unión de Hermandades, con José Manuel García Cordero al frente. Luego iba la representación municipal, seguida de las insignias basilicales, ocho ciriales y los seminaristas, sacerdotes y párrocos delante del obispo.























Con Martín Gómez Moreno como capataz al frente del paso, la Virgen de la Merced salió de la Basílica, momento en que los costaleros tuvieron que agacharse para que el remate del baldaquino no rozara el dintel. La Banda Municipal de Música de Jerez interpretó entonces el Himno de España y continuó luego con "La Estrella Sublime", aunque la cortó unos segundos después porque lo que tocaba en este momento es que, desde un balcón situado frente al templo, el grupo Quejío Andaluz cantara la Plegaria a la Virgen de la Merced. El paso siguió moviéndose y llegó a girar a su izquierda hasta que quedó detenido justo delante del balcón.














Concluido el cante de la plegaria, el paso se levantó y comenzó a avanzar sonando, ahora sí de forma completa, "La Estrella Sublime", tras la que hubo una chicotá a tambor. Lucía la Patrona de Jerez numerosos broches y medallas, así como la corona de su Coronación Canónica, que tuvo lugar en 1961, y el maravilloso manto de Carrasquilla. En cuanto al paso, sorprendió la ausencia de los faroles de las esquinas y la colocación de los nardos, repartidos en grandes mazos situados en el centro de cada uno de los cuatro lados del baldaquino.
Ganando metros por la calle Merced, pasando por encima de las alfombras de sales, la Banda Municipal comenzó a interpretar la marcha "El Corpus", aunque también tuvo que ser interrumpida cuando el paso se detuvo ante la sede de la Peña Flamenca Tío José de Paula. Desde uno de sus balcones, un hombre le cantó a la Virgen de la Merced acompañado de una guitarra. La plegaria se la quiso dedicar a todas las personas que sufren alguna enfermedad o que están solas, y por ellas le pidió a la Patrona.
Y entonces se produjo uno de esos momentos mágicos que tiene la devoción popular en Jerez. El cantaor fue desarrollando su cante y, entre olés espontáneos, sobre todo de las ancianas que estaban en ese punto delante del paso, la gente fue poco a poco sumándose con las palmas al compás de la guitarra. Cada vez más palmas, cada vez más fuertes. Martín Gómez llamó entonces al paso y, sin que hubiera finalizado el cante, la Virgen de la Merced comenzó a caminar mientras las rítmicas palmas se convertían en un aplauso a la Patrona. Jerez... Jerez es otra historia.




















Al dejar atrás la peña flamenca, la banda inició de nuevo la interpretación de "El Corpus", marcha con la que la Virgen de la Merced llegó hasta la Parroquia de Santiago, que la recibió con un repique de campanas. Después de una parada cerca del retablo cerámico del Señor del Prendimiento, siguió a tambor hacia la calle Ancha.























En la calle Ancha sonó la marcha "Candelaria", dedicada por Andrés Muñoz a la Candelaria jerezana en 1987. Con esta composición, la Virgen de la Merced llegó hasta la esquina de la Iglesia de la Victoria, donde se paró encarando la calle Ponce para un relevo de costaleros.
A continuación, siguió a tambor durante una chicotá, seguida después por otra mientras la banda tocaba "A Nuestra Señora del Desconsuelo".



















La marcha de Francisco Orellana dedicada a la dolorosa de San Mateo alcanzó hasta que el paso se quedó a pocos metros del giro a la calle Guadalete. Allí, Martín Gómez conversaba ante el paso con una joven con un pañuelo en la cabeza y le hablaba de la fe, de su poder y de su fortaleza. A ella le dedicó la siguiente levantá y además le regaló una vara de nardos del paso. La joven acudió después ante el obispo, quien le ofreció también palabras de consuelo. 
Porque para esto salen las imágenes a la calle; para llevar y fortalecer la fe, y para orar por quienes más lo necesitan. De hecho, a lo largo de todo el recorrido, el capataz se ocupó de hacer que el paso ralentizara el ritmo e incluso se girara levemente hacia la acera si en ella había algún enfermo, alguien en silla de ruedas, una persona especialmente mayor...
"Procesión de Semana Santa en Sevilla" fue la marcha con la que la Virgen de la Merced tomó la calle Guadalete, en la que luego hubo otro relevo bajo las trabajaderas. Y a continuación, tras una chicotá a tambor, el paso salió a la plaza del Mamelón mientras sonaba "Esperanza Macarena".

























Con una chicotá a tambor, la Virgen de la Merced llegó a la altura de la Capilla de San Juan de Letrán. La Hermandad del Nazareno tuvo el detalle de asomar al atrio la imagen de Jesús. El comendador de la comunidad mercedaria, Felipe Ortuno, quiso agradecer a la hermandad el gesto. "El Nazareno ha salido para encontrarse con su Madre de la Merced", dijo antes de que se rezara a ambas imágenes.
A continuación, el paso se volvió a levantar y, mientras la Banda Municipal tocaba "Virgen del Castillo Viejo", giró levemente hacia el Nazareno antes de continuar su camino para tomar la calle Porvera, en la que sonaron las marchas "Virgen de las Aguas" y "Esperanza de la Yedra". La luz que ilumina la bóveda vegetal que conforman los frondosos árboles de esta calle era en esta ocasión de color azul, generando un marco muy curioso alrededor de la Virgen de la Merced.




















Sonó luego la marcha "Macarena", de Emilio Cebrián, mientras la Virgen de la Merced culminaba su recorrido por la Porvera y alcanzaba la Iglesia de la Victoria. Como antes la Hermandad del Nazareno en San Juan de Letrán, los cofrades de la Soledad se salieron del cortejo para recibir en su templo a la Patrona con su guión. El paso se volvió mientras comenzaba de nuevo la marcha de Cebrián, aunque luego se interrumpió cuando el paso se paró y se rezó la Salve.
Finalizada la parada ante la Soledad, que estaba aún en el altar del triduo celebrado días atrás con toda su candelería encendida, la Virgen de la Merced siguió a tambor hacia la calle Ancha, ya buscando el regreso a su Basílica. Más adelante, desembocó en la plaza de Santiago a los sones de la "Estrella Sublime" y aún avanzó unos metros más a tambor antes de detenerse junto a la parroquia.





















Cuando el paso se dispuso a continuar, la banda inició la interpretación de la marcha "Cristo de la Viga", aunque la cortó cuando la Virgen se detuvo poco después, ante una de las puertas laterales de Santiago. Allí estaban los cofrades de la Buena Muerte y de la Sacramental. El párroco, Carlos Redondo, se acercó junto al obispo y al comendador mercedario, quien le pidió a la Virgen de la Merced por el barrio de Santiago, del que dijo que está necesitado de ayuda social, política y también espiritual. 
De nuevo se rezó la Salve y luego se produjo una anécdota graciosa cuando Felipe Ortuno dijo: "¡Viva la Parroquia de Santiago y viva el Prendi!". Lo curioso es que los cofrades del Prendimiento no estaban en la puerta de su templo, dado que seguían en el cortejo. Sin embargo, los hermanos de la Sacramental y de la Buena Muerte se lo tomaron con humor y respondieron al viva dedicado al Señor titular de la hermandad con la que comparten casa.
La Virgen de la Merced tomó de vuelta su calle y la banda insistió con "Cristo de la Viga", marcha a la que siguieron luego "Macarena", de Abel Moreno, y "Esperanza Macarena". Ésta fue interrumpida cuando el paso se detuvo bajo el mismo balcón desde el que se cantó la plegaria en la salida, frente a la Basílica. Ahora, sin embargo, era el momento de José Enrique Gallardo, encargado este año de pronunciar el tradicional fervorín de alabanza a Nuestra Señora de la Merced momentos antes de su recogida. Y logró su objetivo de alabar a la Patrona, emocionando además a los presentes con su declaración de amor a sus dos madres, a la del cielo y a la de la tierra.















La procesión de la Virgen de la Merced llegaba a su fin y, para la chicotá que habría de llevarla desde la altura del mencionado balcón hasta la puerta de la Basílica, la Banda Municipal dio el relevo a la Agrupación Musical San Juan, que, después de abrir el cortejo todo el camino, había esperado a la Patrona para tocarle, ahora sin letra, la Plegaria a Nuestra Señora de la Merced.
Luego, el paso se detuvo antes de entrar, los costaleros se dieron la vuelta y seguidamente se volvió a levantar para realizar la entrada, momento en que la banda de música tocó el Himno de España cuando eran aproximadamente las diez menos diez de la noche. 








La Virgen de la Merced se paró nada más entrar en su casa y luego fue conducida hasta el altar mayor, cerrándose así un magnífico día en el que Jerez volvió a acompañar a su Patrona por las calles. ¿O fue la Virgen la que acompañó a los jerezanos como los acompaña a diario desde el camarín de su Basílica?

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