martes, 8 de octubre de 2024

SALUTACIÓN MARIANA. MYRIAM


Tras las exposiciones "Con oro de Ofir" (ver) y "Vestida eres de gracia" (ver), llegamos a la tercera de las muestras organizadas como actividades previas a la procesión magna mariana prevista para este sábado 12 de octubre en Jerez.
En esta ocasión hablamos de "Salutación mariana. Myriam", una exposición de imágenes de la Virgen que se encuentran en templos o conventos jerezanos y que, por no ser titulares de ninguna hermandad, pasan más desapercibidas para los cofrades, pero que no por ello carecen de un enorme interés histórico y artístico. Y es que, si la procesión magna va a ceder todo el protagonismo a imágenes marianas más que conocidas por cualquier cofrade, la exposición que ahora comentamos ha intentado poner en valor estas otras imágenes injustamente olvidadas.
La exposición se puede visitar en la Capilla de las Angustias, que pertenece curiosamente a una hermandad, la que cierra el Domingo de Ramos jerezano, que decidió no participar en la procesión del próximo sábado.
Siguiendo el orden marcado, tenemos que comenzar con varias imágenes de la Inmaculada Concepción, enmarcadas en la denominación "Fervor inmaculista". La primera es la que recibe culto en la Iglesia Conventual de San Francisco y fue realizada por un autor desconocido a principios del siglo XVII, siendo intervenida en el XVIII. Es la imagen ante la que en 1607 Jerez juró defender la concepción inmaculada de la Virgen María. De ahí que su capilla reciba el nombre de Capilla del Voto.






En la Catedral se encuentra otra Inmaculada del Voto, obra de madera policromada de autor desconocido realizada hacia 1652.






Pasamos a la Inmaculada Concepción de la Parroquia de San Pedro, talla de autor también anónimo datada en la segunda mitad del siglo XVII.






Y la última talla de la Inmaculada que vemos es la que se encuentra en la capilla doméstica del Colegio de las Esclavas del Sagrado Corazón. Está atribuida a Jacome Vaccaro, escultor genovés residente en Jerez, y fue realizada en el último cuarto del siglo XVIII.






Pasamos a la parte de la exposición denominada "Devoción monástica", compuesta por imágenes marianas que tuvieron su origen en distintos conventos o monasterios de la ciudad, algunas de las cuales acabaron en otros templos, aunque otras se conservan en su ubicación primitiva. Empezamos con la Virgen Peregrina del Coro, de la Basílica de Nuestra Señora de la Merced, una talla de madera policromada datada en 1742, aunque sería retallada entre 1768 y 1772. Es una obra anónima hispanoamericana en las zonas de la mascarilla y las manos, aunque el cuerpo fue realizado en talleres jerezanos.






De la Capilla de Nuestra Señora de los Remedios es una imagen de la Divina Pastora de las Almas, atribuida a Diego Roldán y realizada hacia mediados del siglo XVIII en madera policromada.






Pasamos a Santa María de Gracia, perteneciente al convento del mismo nombre, una talla anónima de principios del siglo XVII que fue intervenida en el XVIII.






Nos detenemos ahora en la llamada Virgen del Coro, también del Convento de Santa María de Gracia. Es de madera policromada y está atribuida a Diego Roldán, quien la realizaría hacia la primera mitad del siglo XVIII.






Y otra Virgen del Coro, también atribuida a Diego Roldán (hacia 1756), es la que pertenece a la Parroquia de Madre de Dios.






Capítulo aparte merece Nuestra Señora de Consolación, una imagen que tiene su propia leyenda. "Llévame a Xerez, al convento de los frailes predicadores, que voy para el consuelo de los jerezanos". Este mensaje de la Virgen fue el que Domenico Adorno, noble caballero genovés, percibió en sueños, trayéndola desde el Golfo de Rosas hasta El Puerto de Santa María, donde, tras ser desembarcada, fue llevada hasta Jerez en una carreta tirada por bueyes hasta el Convento de Santo Domingo, donde los bueyes se empeñaron en conducirla tras una parada errónea de quienes dirigían la carreta en el Convento de San Francisco.
La imagen original fue cedida por los dominicos jerezanos durante los primeros días de la exposición, siendo devuelta a su templo el pasado día 3, en que fue llevada en procesión sobre el paso de la Virgen de Palomares de Trebujena. 
La Virgen de Consolación, que es Copatrona de Jerez, es de mediados del siglo XIV y está atribuida a talleres toscanos. El material en el que está realizada es alabastro policromado.







Al retirarse de la exposición, quedó en ella una copia de la Virgen de Consolación de barro cocido policromado, realizada por un autor anónimo a mediados del siglo XVIII y perteneciente al patrimonio de la Santa Iglesia Catedral.






A lado veíamos a otra Copatrona de Jerez, como es Santa María del Buen Suceso, de la Iglesia de la Santísima Trinidad, una talla de madera policromada de mediados del siglo XVI e intervenida en la segunda mitad del XVIII. La autoría está atribuida a Roque Balduque, como es más que evidente contemplando la imagen y comparándola con otras del mismo escultor. Llegó a Jerez en 1634 procedente del Convento de la Trinidad de Sevilla, hoy Basílica de María Auxiliadora. Parece que su primitiva advocación era Virgen de las Batallas, aunque se modificó tras su llegada a la ciudad navegando por los ríos Guadalquivir y Guadalete.






Otro apartado de la exposición es "La iconografía de la Virgen con el Niño", que es la más repetida en imágenes de estas características, empezando por las de mayor devoción de la ciudad, como lo son su Patrona, la Virgen de la Merced, y la Virgen del Carmen. Vemos en primer lugar en este apartado a la Virgen del Pajarito, de la Basílica de Nuestra Señora de la Merced. Es de barro cocido policromado, de mediados del siglo XV, y está atribuida a Lorenzo Mercadante de Bretaña.






A su lado está la Virgen del Buen Aire, que recibe culto en la Ermita de San Telmo. Es de autor desconocido y fue realizada en madera policromada en el siglo XVI, aunque en 2004 fue objeto de una intervención estilística.






Pasamos a la imagen de Nuestra Señora del Pilar de la Parroquia de San Miguel, una talla atribuida a Francisco Camacho de Mendoza de la primera mitad del siglo XVIII.






La siguiente es la Virgen de la Cabeza de la Iglesia de San Mateo. Es de mediados del siglo XVI, de madera policromada y autor desconocido. 






Y la última imagen de la Virgen con el Niño expuesta es la Virgen de la Luz, de la Iglesia de San Marcos, atribuida con mucho fundamento a Ignacio López. Es de madera policromada y se realizó hacia la segunda década del siglo XVIII.






La última parte de la exposición es la llamada "La Virgen dolorosa", con imágenes de María con el cuerpo inerte de su Hijo en brazos o bien sola. La primera es la Virgen de las Angustias del Santuario de San Juan Grande, una talla de madera policromada de mediados del siglo XVI atribuida a Cristóbal de Voisin.






Otra Virgen de las Angustias es la del Convento de San Francisco y está atribuida a Diego Roldán. Su datación estimada apunta a la primera mitad del siglo XVIII.






De gran tamaño es la llamada Virgen de la Compasión, perteneciente a la Santa Iglesia Catedral. Es de madera policromada y fue realizada en 1793 por José Esteve Bonet. De hecho, la cabeza del Cristo recuerda mucho a la del Santísimo Cristo de la Defensión del mismo imaginero.







La Capilla del Colegio de Nuestra Señora del Rosario alberga una pequeña dolorosa de barro cocido y telas encoladas policromadas atribuida a Cristóbal Ramos, del último cuarto del siglo XVIII.






Y la última imagen que forma parte de la exposición es la dolorosa del Convento de Santa María de Gracia, una talla de madera policromada de finales del siglo XVIII atribuida a Blas Molner.






Hasta aquí la relación de imágenes que forman parte de la exposición, aunque el visitante no puede evitar mirar hacia el altar mayor de la capilla, presidido desde su camarín por la Virgen de las Angustias, titular de la hermandad del mismo nombre. La imagen mariana es de madera de 1925, aunque basada en la anterior, de barro cocido, datada en el siglo XVIII. Por su parte, el Cristo es de Ramón Chaveli, de 1940. Hace dos años asistimos a una salida extraordinaria de este conjunto escultórico en su paso procesional (ver y ver).





La riqueza artística de los templos va muchísimo más allá del patrimonio concreto de las hermandades; y eso es algo que una exposición tan acertada en su contenido como ésta viene a subrayar. Tengámoslo en cuenta cuando entremos a una iglesia. Puede que nos estemos perdiendo verdaderas joyas a las que quizá no se les presta la atención que merecen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario