Martes Santo en Sevilla. Ocho hermandades por hacer estación de penitencia... y la cosa al final se quedó a la mitad. Sólo cuatro la hicieron. Hubo lluvia, realmente fuerte en determinados momentos, hubo sol, hubo decisiones que sorprendieron y otras que no sorprendieron a nadie. En definitiva, una jornada al cincuenta por ciento, con dos hermandades al principio, de barrio, dos hacia el final, de negro, y un enorme hueco entre unas y otras.
Pero empecemos por el principio. La primera en salir, el Cerro, lo hizo con normalidad. La cosa empezaba bien y continuaba también bien, dado que la segunda, San Benito, igualmente se ponía en la calle. Dos hermandades y seis pasos estaban ya por las calles y los cofrades comenzaban a disfrutar de una jornada que confiaban en que saliera según lo previsto.
Ocurrió que el cielo, sin mayúscula, tenía sus propios planes. Y poco a poco dejaba que las nubes ganaran terreno. A San Benito la encontramos en la zona de las Setas. Desde el monumento a Santa Ángela de la Cruz y por la calle Imagen venía el paso de misterio de la Presentación al Pueblo a los sones de "Madre y maestra", un popurrí de marchas a cargo de la Agrupación Musical de la Encarnación.
Aún la cosa estaba tranquila, aunque había habido ya algún aviso del cielo con algunas gotas que caían de tanto en tanto. Pero de momento nada preocupante. En Imagen hubo un relevo de costaleros al que siguió una chicotá hasta la plaza de la Encarnación con la marcha "El Redentor de Nazaret". Luego, el paso, adornado con rosas, claveles, lavanda, iris, estátice, lilas, lisiantus y eryngium, de tonalidades roja y morada, alcanzó la calle Laraña con "Por Pilatos condenado". Y una marcha más se interpretó en Laraña, aún bajo un cielo azul, como fue "Jesús al pueblo".
Pero el cielo ya no estaba igual cuando era el Cristo de la Sangre el que se acercaba a las Setas. La amplitud de la plaza permitía contemplar una gran porción de cielo y desde la zona norte se apreciaba una enorme nube gris, muy gris, acercándose.
El paso del crucificado, que estrenaba la restauración de los Evangelistas de las esquinas a cargo de AM Conservación, así como parte del dorado de los respiraderos, venía acompañado por su propia banda de cornetas y tambores, que en su llegada a las Setas interpretó "Misericordia isleña", seguida luego por "Penas de Triana" al alcanzar Laraña.
Y fue precisamente aquí, cuando el Cristo de la Sangre estaba en esta calle, cuando empezó a caer un impresionante aguacero (hay quien dice que incluso granizo) sobre la cofradía. O sobre las cofradías, ya que el Cerro estaba en ese momento en plena carrera oficial.
Se daba por hecho que se abriría la Iglesia de la Anunciación para que la cofradía de San Benito se refugiara. No en vano, el paso del crucificado estuvo algunos minutos parado justo delante de la puerta del templo. Sin embargo, la hermandad iba a seguir adelante y el capataz hizo sonar el llamador para que, aún lloviendo con fuerza, el paso, con un monte de rosas, claveles, calas y orquídeas de color rojo, entre otras flores, continuara su camino.
Por su parte, el paso de palio de Nuestra Señora de la Encarnación pasó corriendo por San Pedro e Imagen hasta las Setas. Tanto corrió que fue adelantando a los nazarenos. Esto resultó curioso, dado que, sin ir a refugiarse en ningún templo, lo cierto es que daba lo mismo correr que pararse; el resultado iba a ser exactamente el mismo.
Afortunadamente, la lluvia paró y bajo las Setas, a las que llegó con "La Estrella Sublime" interpretada por la Banda Municipal de La Puebla del Río, el paso de palio se detuvo y ahora eran los nazarenos que se habían quedado atrás los que lo adelantaban para que la cofradía se fuera recomponiendo.
La Virgen de la Encarnación llevaba su manto rojo de Fernández y Enríquez, dado que el azul de Padilla lo ha llevado este año la Virgen del Rosario del Polígono (ver). En cuanto al exorno floral del paso de palio, contaba con flores blancas como rosas, alhelíes, hypericum y lisiantus.
Devuelta la normalidad al cortejo, el paso de palio se levantó para continuar su camino hacia la plaza de la Campana, ahora a los sones de "25 aniversario Encarnación", la marcha de Abel Moreno compuesta en 2019 con motivo de los veinticinco años de la Coronación Canónica de la dolorosa de la calle Luis Montoto.
Llegaron entonces decisiones dispares. Mientras el Cerro se refugiaba en la Catedral y San Benito seguía su camino, las hermandades de San Esteban y la Candelaria anunciaban que no harían estación de penitencia este año. Sin duda, el intenso aguacero caído les facilitó la decisión.
Más extraño fue lo ocurrido con la Bofetá, que a priori era la que tenía un poco más fácil optar por salir, dado que, aunque era tercera en el orden de paso por carrera oficial, la no salida de la cuarta y la quinta le daba más margen para, ocupando el hueco de las otras dos, salir más tarde aprovechando la mejoría que todas las predicciones meteorológicas apuntaban.
El caso es que desde San Lorenzo se informó primero a través de las redes sociales de la decisión de no salir. Pero instantes después, se anunció que la junta de gobierno se volvería a reunir y se anunciaría más tarde la decisión definitiva. Ésta llegó tres minutos antes de las seis de la tarde, cuando se indicó, ahora sí, que la Bofetá tampoco saldría a las calles en este Martes Santo.
Tan sorprendente fue quizá esta negativa, como esperada fue la de los Estudiantes. Al fin y al cabo, la cofradía universitaria ni estaba ni se la esperaba. Como el año pasado, en que todo iba estupendamente hasta que hizo lo mismo que éste, sólo que arrastrando entonces a las otras dos cofradías de negro. Menos mal que en noviembre salieron ambos pasos por el centenario de la hermandad (ver), pero lleva ya dos Martes Santos seguidos equivocándose por su excesiva prudencia.
Prudencia es lo que también mostró la Hermandad del Cerro al quedarse refugiada en la Catedral a la espera de unos partes meteorológicos favorables para emprender el camino de vuelta a su barrio. Tanto es así que la Hermandad de San Benito la adelantó, saliendo antes del primer templo para regresar a su casa.
El Cerro salió finalmente de la Catedral a las ocho de la tarde. Lo hizo por la puerta de San Miguel directamente a la avenida de la Constitución y a Puerta de Jerez, enfilando después la calle San Fernando. Caminaba la cofradía con rapidez y con los nazarenos de tres en tres.
Tras los primeros tramos venía ya el paso de Nuestro Padre Jesús de la Humildad, adornado con rosas rojas y acompañado musicalmente por la Banda de Cornetas y Tambores del Nazareno de Huelva. Por San Fernando se pudieron escuchar marchas como "Cristo del Cerro" o "En tus Penas" tras el Señor que tallara Juan Manuel Miñarro.
En el paso de misterio del Santísimo Cristo del Desamparo y Abandono encontrábamos el principal estreno de la Hermandad del Cerro en este Martes Santo, con un cambio de banda de cornetas y tambores tras él. Después de unos cuantos años con la Banda del Sol, en esta ocasión ha sido la Centuria Macarena la encargada de acompañar a este misterio, que había sido adornado con rosas, claveles, alhelíes, lirios, allium, jacintos, orquídeas y siemprevivas.
También avanzaba deprisa el paso del crucificado atribuido a Francisco de Ocampo, tras el que sonó por la calle San Fernando la composición "Por un Buen Fin".
Finalmente, ya casi de noche, seguía a los dos pasos anteriores el paso de palio de Nuestra Señora de los Dolores, que estrenaba las jarras y algunas de las piezas de la candelería, todo ello labrado en plata de ley por los Hermanos Delgado.
El exorno floral se componía en este caso de flores blancas; en concreto, orquídeas, fresias, jacintos y astromelias. Y la banda encargada de poner sus sones tras la dolorosa del Cerro del Águila fue una vez más la Asociación Filarmónica Cultural Santa María de las Nieves, de Olivares, que interpretó en la calle San Fernando la marcha "Triana".
Vinieron a arreglar el final del Martes Santo las hermandades de los Javieres y Santa Cruz, que no estaban dispuestas a repetir el error de 2024. Con acierto y sentido común, ambas decidieron salir a las calles para cerrar la jornada.
En el caso de la Hermandad de Santa Cruz, salió con veinte minutos de retraso y recortó levemente su camino hasta el Postigo del Aceite, continuando a partir de ahí con lo previsto discurriendo por algunas de las calles del barrio del Arenal.
En el paso del Santísimo Cristo de las Misericordias y Santa María de la Antigua llamó la atención algo que en la calle no era posible ver desde 1979, en la salida extraordinaria del LXXV aniversario fundacional, y que la última vez que se vio un Martes Santo fue hace prácticamente un siglo. Nos referimos a una aureola metálica alrededor de la cabeza del crucificado de Pedro Roldán, la que se le colocó en la Semana Santa sin pasos en la calle de 2021 (ver).
Por su parte, la Virgen de la Antigua salió con su manto recién restaurado por Cyrta; una obra con bordados del siglo XIX atribuidos a Patrocinio López.
Este primer paso, acompañado por música de capilla, salió de la calle Barcelona a la Plaza Nueva, buscando después Tetuán en su camino a la carrera oficial. Las flores escogidas este año para adornar el paso fueron claveles rojos y eryngium.
Y más atrás, tras un cortejo de nazarenos con cirios blancos, en lugar de los rojos del paso del Cristo, llegaba a la Plaza Nueva el paso de palio de la Virgen de los Dolores, que en dicha plaza tuvo un relevo de costaleros. De fondo se escuchaba el palio de los Javieres, que discurría en ese momento entre la plaza de San Francisco y la avenida de la Constitución.
Rosas, claveles, fresias y lisiantus, todo ello de color blanco, adornaban el palio de Santa Cruz, acompañado como siempre por la Banda de Música del Maestro Tejera. Tras el relevo bajo las trabajaderas, la Virgen de los Dolores caminó por la Plaza Nueva a los sones de la marcha "Quinta Angustia", y posteriormente tomó Tetuán con "Virgen del Valle".
Y completamos esta jornada al cincuenta por ciento con la Hermandad de los Javieres, que modificó su itinerario de vuelta para que fuera más rápido, tomando desde Orfila la calle Javier Lasso de la Vega hasta Amor de Dios, en lugar que pasar por Daoiz y García Tassara.
Lo que ocurre es que estos cambios de itinerario improvisados tienen sus riesgos. Así, el paso del Santísimo Cristo de las Almas tuvo que subirse a la acera en el inicio de Amor de Dios para poder pasar bajo un cable. Y lo cierto es que tampoco parece que la modificación improvisada supusiera un notable ahorro de tiempo.
El Cristo de las Almas ha salido por primera vez desde su restauración a cargo de Laura Pérez. Se notó en el hecho de poder contemplar una encarnadura algo más clara de lo que estábamos acostumbrados, aunque evidentemente la labor de la restauradora ha incluido actuar sobre la estructura interna de la imagen tallada por José Luis Pires Azcárraga.
Su paso, en silencio, tenía un monte de flores compuesto de claveles rojo sangre, mini gerberas burdeos, hiedra, esparraguera y helecho, y caminaba con su habitual cadencia en chicotás largas y a las órdenes del capataz Rafael Díaz Talaverón.
Numerosas personas seguían a la Hermandad de los Javieres en su camino de vuelta. Sin duda, cuando no salen todas las hermandades de una jornada, las que lo hacen se ven mucho más acompañadas. A lo que hay que añadir que a esa hora, el Cerro estaba ya prácticamente en su barrio, San Benito estaba entrando y Santa Cruz a punto de hacerlo.
Por su parte, María Santísima de Gracia y Amparo, acompañada de San Juan Evangelista, seguía los pasos del Cristo de las Almas con su palio adornado por iris, fresias y esparraguera, todo ello de color blanco; flores colocadas de forma cónica en las jarras.
La Banda Julián Cerdán de Sanlúcar de Barrameda acompañaba a la Virgen de Gracia y Amparo, interpretando por la calle Amor de Dios, repleta de gente acompañándola, las marchas "Mater mea" y "Desamparo", para luego alcanzar la Alameda de Hércules y la calle Correduría a los sones de "Madre de los Javieres".
Desde Correduría, la cofradía llegó a la calle Feria, en la recta final de su estación de penitencia. El Cristo de las Almas, cuando su paso estuvo ante la Parroquia de Omnium Sanctorum, se giró para entrar en el templo mirando hacia el exterior. Antes de eso, la imagen se hundió algunos centímetros en el paso para poder atravesar el arco ojival.
Entraba el crucificado y el paso de palio giraba de Correduría a Feria. Ésa es la cómoda dimensión de la Hermandad de los Javieres. Un auténtico lujazo. La banda sanluqueña interpretó en este tramo de Feria la marcha "Virgen del Valle", seguida después ante la parroquia por "Soleá, dame la mano".
Hubo luego una pequeña chicotá en silencio mientras el paso de palio se acercaba a la puerta del templo, tras la que los costaleros se dieron la vuelta bajo las trabajaderas. Finalmente, se produjo la difícil entrada de la dolorosa en Omnium Sanctorum, y con el Himno de España finalizaba la estación de penitencia cuando pasaban cuatro minutos de las dos de la madrugada.
Con esta entrada de los Javieres, probablemente la última en Omnium Sanctorum antes del traslado de la hermandad a su sede fundacional, la Iglesia del Sagrado Corazón en la calle Jesús del Gran Poder, se cerraba este Martes Santo en Sevilla, un día reducido a la mitad. Cuatro de ocho. Peor estadística, por tanto, que la del año pasado en este mismo día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario