Han pasado tres semanas desde que el Señor del Gran Poder saliera de su Basílica para llevar a cabo la Santa Misión que la pandemia retrasó en un año; tres semanas en las que ha pasado por las parroquias de tres de los barrios más desfavorecidos de Sevilla y de España, estando con su gente de Los Pajaritos (ver), la Candelaria (ver) y Amate (ver).
Ayer, esa Santa Misión finalizó con el Señor marchándose de Santa Teresa en dirección a la Catedral, al corazón de Sevilla procedente de esa otra Sevilla que no sale en las guías de viaje ni es visitada por los turistas. Los vecinos de Tres Barrios salieron en masa a despedirse del Gran Poder, como días atrás lo habían recibido en su llegada a las parroquias de la Blanca Paloma, la Candelaria y Santa Teresa. Y de alguna manera lo acompañaron hasta la Catedral, no sólo porque hubo vecinos que lo portaron en andas, sino porque en el cortejo se integraron las tres cruces parroquiales durante todo el recorrido.
El Señor de Sevilla se fue como había llegado: sobre las andas de madera dorada, entre cuatro faroles de plata, claveles rojos y con su túnica lisa. Salió de Santa Teresa a las cuatro de la tarde para un traslado calculado en un principio para seis horas, pero que finalmente fue de casi ocho.
La avenida de San Juan de la Cruz, bastante despejada de gente poco antes de la salida, no tardó en abarrotarse en cuanto el Gran Poder salió de Santa Teresa para iniciar este largo camino hasta la Catedral.
Desde la avenida de San Juan de la Cruz, el Señor del Gran Poder giró hacia la calle Carlos García Oviedo, donde había varios balcones engalanados con fotos del Señor, carteles enmarcados y hasta una pequeña Virgen delante una inmensa foto del Señor. Ante ella las andas se giraron un poco antes de continuar. A continuación, tomó Joaquín Cortés para salir a la amplitud de Esteban Márquez, nombre que recibe una orilla de la Ronda del Tamarguillo por este tramo.
Varias hermandades participaron en el traslado a la Catedral llevando las andas. En este punto lo hizo la Hermandad de la Macarena con su hermano mayor, José Antonio Fernández Cabrero, al frente. En Esteban Márquez había fachadas enteras de las casitas bajas características de esta zona adornadas para despedir al Gran Poder, que pronto salió a Federico Mayo Gayarre.
En la confluencia entre dicha avenida y la del Marqués de Pickman se estableció una especie de frontera entre Tres Barrios y el resto de Sevilla. Así, en este punto exacto, el Señor dio un giro de ciento ochenta grados para mirar hacia ellos y hacia su gente antes de marcharse. Este gesto de despedida fue respondido por todos los presentes con un gran aplauso. Y entre esas palmas, las oraciones; en concreto, la oración de la Santa Misión, la que viene en las miles y miles de estampitas que se han estado repartiendo desde el pasado día 16:
"Si nuestra cruz pesa, sé nuestro Divino Cirineo.
Si nuestro paso vacila, danos tu fuerza.
Si nuestra fe duda, enséñanos a esperar contra toda esperanza.
Si caemos, sostennos con tus fuertes manos de carpintero.
Si lloramos, consuélanos.
Si reímos, haz que no olvidemos las lágrimas de nuestros hermanos.
Si perdemos a quienes amamos, cuídalos como cosa tuya.
Si la soledad nos hiela, entíbiala con tu tierna y cálida presencia.
Si a veces Dios parece abandonarnos, muéstranos su rostro visible en el tuyo.
Jesús del Gran Poder, ten misericordia de nosotros".
Más hermandades, como la Bofetá o la Soledad de San Lorenzo en el inicio de Marqués de Pickman, se hicieron cargo de portar las andas en determinados momentos. Comenzó aquí una larguísima línea recta hasta el centro de Sevilla; exactamente hasta que tuviera que girar de la calle San José a Fabiola. Y cada vez más gente acompañaba al Señor en su camino.
En la Gran Plaza las hermandades de la Milagrosa y la Sed salieron a despedir al Señor, que posteriormente pasó por el Hospital de San Juan de Dios y más tarde, cuando ya se acumulaba bastante retraso sobre el horario previsto, cruzó el Puente de San Bernardo, donde fue iluminado, ya de noche, por los potentes focos de los bomberos que cada Miércoles Santo hacen lo mismo en el regreso al barrio del Cristo de la Salud y la Virgen del Refugio. Además, la Banda del Cuartel General de la Región Militar Sur, la legendaria Soria 9, tocó tres marchas al Señor a su paso por el puente.
Casi eran las nueve y media de la noche cuando el Gran Poder entró en el centro histórico por la Puerta de la Carne. Poco a poco avanzó hasta la Iglesia de Santa María la Blanca, donde fue recibido por las hermandades de las Nieves y la Candelaria. Incluso la Virgen de las Nieves bajó de su altar para colocarse en la puerta del templo, quedando frente al Señor del Gran Poder cuando éste se detuvo ante él. Desde el coro se le cantó y las campanas repicaron en distintos momentos.
Otra de las paradas del traslado estuvo en la Iglesia de San José. Poco antes, en el edificio de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico, puso el hombro bajo las andas para llevar al Señor el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, quien lo portó durante los primeros metros de la calle San José.
Seguidamente, el Señor giró a Madre de Dios y a la estrechez de Fabiola antes de tomar la calle Mateos Gago. En la puerta de la Parroquia de Santa Cruz, donde un coro infantil le cantó, lo recibieron las hermandades de Santa Cruz y el Cerro del Águila, que están hermanadas. Aunque la lluvia dejó al Cerro esperando al Señor, de alguna manera se encontró finalmente con el Gran Poder.
En Mateos Gago, además, hubo varias saetas, la de Joana Jiménez desde un balcón y la de Jesús Heredia junto al Señor.
Por fin, el Señor del Gran Poder llegó hasta la plaza de la Virgen de los Reyes, donde las campanas de la Giralda empezaron a repicar. Primero unas pocas, y después, ya cuando el Señor hacía su entrada por la Puerta de los Palos, todo el campanario de la Turris Fortissima. Si cada campana de la Giralda tiene el nombre de una parroquia de la ciudad (de las que existían en aquella pequeña Sevilla), anoche la Catedral recibió simbólicamente a tres más, representadas en las tres cruces parroquiales de la Blanca Paloma, la Candelaria y Santa Teresa.
El Señor del Gran Poder, momentos antes de entrar en el primer templo de la Archidiócesis, se volvió para entrar mirando a la plaza cuando eran las doce menos cuarto de la noche.
El paso del Señor del Gran Poder aguardaba desde el altar del Jubileo su llegada. Esta tarde, a partir de las siete, tendrá lugar la salida extraordinaria de regreso a la Basílica con la que culminará el periplo del Nazareno de Juan de Mesa por Sevilla, por la que sale en las guías turísticas y por la que no sale en ellas, con motivo de su cuarto centenario.
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