martes, 4 de noviembre de 2025

BESAMANOS A NUESTRA SEÑORA REINA DE TODOS LOS SANTOS EN LA CALLE FERIA


Nuestra Señora Reina de Todos los Santos estuvo entre el domingo y el lunes expuesta en devoto besamanos en el presbiterio bajo de la Parroquia de Omnium Sanctorum, donde recibió a los fieles elevada sobre una tarima forrada en color rojo y una peana de plata.
Para este besamanos, la Virgen estaba vestida con el manto de terciopelo verde bordado en oro por las Hermanas de la Caridad de Cádiz en 1952, según el diseño de Juan Pérez Calvo. Asimismo, llevaba una mantilla blanca a modo de toca de sobremanto. El Niño Jesús, por su parte, vestía una túnica de terciopelo burdeos bordada en oro.
Además, lucía sus enseres de orfebrería dorada, como son la corona, la ráfaga, el cetro y la media luna, obra de Carmona y García de 1785. En la mano derecha sujetaba un rosario y también tenía diferentes joyas, mientras que el Niño portaba una corona y una cruz.
La Reina de Todos los Santos se situaba ante un dosel de cultos con fondo y gotera de terciopelo rojo y crestería de madera con decoración pictórica. La flanqueaban dos candelabros de plata con velas blancas sobre sendos pies de base cuadrada de color rojo. Y más hacia los extremos había dos grandes candelabros de madera dorada y dos mesas en las que había unas jarras con flores de talco entre bandejas de plata. En el lado derecho, además, se podía ver el guión asuncionista.
Delante de la Virgen se encontraban en el suelo, a un lado y a otro, los dos grupos de santos que siempre la acompañan tanto en su baldaquino como en el paso. A la izquierda estaban San Basilio, San Lorenzo y San José, y a la derecha San Pedro, Santo Domingo de Guzmán y Santa Catalina de Alejandría.
En el frontal de todo el conjunto había dos parejas de grandes blandones dorados con cera blanca. Entre los del lado izquierdo estaba la bandera concepcionista, y entre los de la derecha se ubicaba el estandarte corporativo. Finalmente, hay que mencionar que el exorno floral se componía de lilium de color blanco, flores que se repartían en distintos puntos del montaje en centros, ramos y un friso. A esas flores se unían las ofrendas del grupo joven de la hermandad y de la Hermandad de los Javieres.