viernes, 23 de marzo de 2018
VIERNES DE BESAMANOS EN SAN VICENTE A MARÍA SANTÍSIMA DE LOS DOLORES
El Viernes de Dolores en la Parroquia de San Vicente es sinónimo de besamanos a María Santísima de los Dolores, de la Hermandad de las Penas, último culto en su honor antes de ser subida al paso para la estación de penitencia del próximo Lunes Santo.
Para este besamanos, la dolorosa se encuentra en el presbiterio alto del templo, sobre una peana de madera dorada y policromada, y entre dos faroles de su paso colocados sobre sendos pies de terciopelo burdeos con apliques plateados.
Viste la Virgen de los Dolores manto y saya de terciopelo azul con bordados en oro, ambas piezas de Manuel Mendoza y Salvador Aguilar, y luce su corona procesional, de Jesús Domínguez. En el pecherín lleva el puñal diseñado por Cayetano González como única joya y no sujeta nada en las manos. Además, tiene en la cintura un cíngulo bordado en oro sobre malla, confeccionado también por Mendoza y Aguilar.
Detrás de la imagen se despliega un altar con distintos elementos, destacando el dosel de cultos de la hermandad, presidido por la cruz arbórea que suele llevar en su altar el Señor de las Penas. El dosel cuenta con crestería de madera dorada y policromada en la parte superior, donde hay dos ángeles, y en los laterales, además de una gotera con el escudo de la hermandad bordado en el centro.
A ambos lados del dosel se han colocado varios blandones dorados con cirios blancos, y vemos también diferentes jarras del paso de palio con claveles también blancos, dos de ellas sobre columnas doradas de capitel dórico y fuste estriado. Y otros dos faroles del palio están sobre sendas mesas de madera dorada.
jueves, 22 de marzo de 2018
EL CRISTO DE LA SANGRE SALIÓ EN VÍA CRUCIS ANTES DE SU TRASLADO AL PASO
La Hermandad de San Benito celebró la noche del pasado martes el vía crucis con la imagen del Santísimo Cristo de la Sangre por las calles de la feligresía, último culto con el crucificado de Francisco Buiza antes de su subida al paso procesional, que se produjo en cuanto estuvo de regreso en la parroquia.
Pasaban unos minutos de las nueve de la noche cuando comenzó el rezo del vía crucis, leyéndose la primera estación aún en el interior del templo, con el Cristo en el presbiterio. A continuación, se puso en marcha el cortejo encabezado por la antigua cruz de guía de la hermandad, seguida del estandarte corporativo. Ambas insignias se acompañaban de hachetas con velas rojas. Después iba el cuerpo de acólitos con cuatro ciriales y un trío de música de capilla.
Finalmente, el Cristo de la Sangre salió llevado en andas por varios hermanos de San Benito. Cuatro artísticos faroles metálicos iban portados por otros tantos jóvenes cofrades alrededor de la talla, que en la base de la cruz tenía diferentes especies florales de tonalidades roja y morada.
La segunda estación se rezó nada más salir de la parroquia, una vez que el Cristo giró a su derecha en la calle San Benito. Cada una de las estaciones estaba marcada a lo largo del itinerario por una cruz de penitente entre hachetas. El Cristo de la Sangre paraba al lado, se daba lectura a la estación y la meditación y continuaba su camino, conformado por las calles más cercanas a la parroquia desde la que volverá a salir, acompañado del Señor de la Presentación al Pueblo y la Virgen de la Encarnación, el próximo Martes Santo.
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