Durante la tarde del sábado y toda la jornada de ayer, domingo, tuvo lugar en la Parroquia de San Bernardo el besamanos a María Santísima del Refugio, que se presentó a los devotos en el presbiterio alto del templo, sobre una fina peana de plata.
La dolorosa que tallara Sebastián Santos Rojas en 1938 estaba vestida con su manto de salida y con la saya azul bordada en oro por Jesús Rosado según diseño de José Asián, estrenada en el besamanos de 2020 (ver). Asimismo, lucía la corona procesional y en el pecherín contaba con la Medalla de la Ciudad, un alfiler con su advocación, una cruz pectoral y un par de broches. En la mano derecha, la que ofrecía a los fieles, sujetaba un rosario y una medalla con el escudo de la hermandad, mientras que en la izquierda tenía otro rosario.
En los laterales había dos parejas de altos blandones dorados con cera blanca, así como dos jarras del paso de palio sobre sendos pies de base cuadrada. Detrás de la dolorosa, junto al manto, se ubicaron dos candelabros plateados, y al fondo, delante del cortinaje de terciopelo rojo que cubría el retablo mayor, estaba el dosel de cultos de la hermandad con un trono ante él.
Al lado del dosel había dos pequeñas mesas de madera dorada. En cada una de ellas había una jarra y dos jarritas, así como nueve candeleros con cirios blancos. Y más hacia el centro se situaron dos columnas doradas con otras dos jarras del palio. Todas las flores colocadas en las jarras mencionadas, así como en dos frisos en la parte frontal del altar, pertenecían a variadas y coloridas especies.
No hay comentarios:
Publicar un comentario