Nuestra Señora de la Aurora, de la Hermandad de la Resurrección, ha regresado este jueves a la Iglesia de Santa Marina tras la restauración llevada a cabo por Pedro Manzano durante los últimos cuatro meses. En este tiempo, el restaurador ha intervenido en aspectos internos relacionados con la estructura de la imagen, así como en cuestiones externas de reparación de daños en la policromía y limpieza superficial. Pero lo más destacado es la recuperación de las manos originales de la Virgen, que igualmente han sido restauradas.
La propia hermandad ha dado a conocer algunos detalles sobre la intervención de Pedro Manzano. Así, ha informado de que el tratamiento ha sido en gran medida estructural, al realizar labores en el soporte de la imagen con una consolidación integral llevada a cabo mediante la reintegración y consolidación de fisuras, la modificación de los sistemas de anclajes y el cambio del candelero por uno de nueva factura, realizado en madera de caoba. También se han realizado unos nuevos brazos articulados y se ha modificado el sistema de fijación de la corona y el pollero.
En relación al tratamiento de la policromía se ha realizado una limpieza superficial y se han fijado y protegido las zonas con riesgos de desprendimiento. También se ha trabajado sobre las alteraciones que presentaba la imagen por el uso de los alfileres a la hora de vestirla mediante una reintegración cromática del estucado y de la policromía, al igual que en zonas donde existían algunas lagunas como en el labio inferior de la imagen. Igualmente es destacable la recolocación de la pestaña del ojo izquierdo de la imagen.
Por último, otro punto a destacar dentro del proceso es la restitución de las manos originales de la Santísima Virgen. La policromía de las manos también se ha limpiado y reintegrado donde lo requerían y se les ha incorporado un nuevo sistema de fijación a los antebrazos menos agresivo con el soporte y que garantiza y facilita su correcta manipulación. Todo siempre en pro de la estabilidad, conservación y salvaguarda de la talla.
Para su reposición al culto, la Virgen de la Aurora se ha presentado en el presbiterio alto de la Iglesia de Santa Marina vestida con un manto de terciopelo azul bordado en oro y sedas, saya blanca de tisú de oro y toca de sobremanto bordada en oro y sedas sobre malla. Además, para su vuelta a casa ha estrenado un encaje del siglo XIX adquirido en un anticuario, una peluca de pelo natural y el pollero, mientras que la corona de salida ha sido restaurada y chapada en oro por Orfebrería Bernet.
Finalmente, hay que apuntar que se ha celebrado una misa de acción de gracias a las ocho y media de la tarde presidida por el director espiritual de la hermandad y párroco de San Julián, Amador Domínguez Manchado.
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