85 son ya muchos años; toda una vida para una cofradía que surgió en la que desde entonces ha sido su única sede, con la excepción de algunos años de exilio en San Ildefonso por obras en su templo. Un grupo de devotos decidió dar culto a la imagen del Cristo de la Ventana, el que permanece expuesto todo el año a la vista de los que pasan por la calle, como era costumbre en muchos templos de Sevilla antiguamente; y como sucede aún hoy en San Juan de la Palma con el Cristo de los Afligidos.
Al Cristo de San Esteban se asomaban los que salían de la ciudad por la Puerta de Carmona para pedirle por un Buen Viaje, advocación popular a la que se añadiría Salud, quizá por influencia del fugaz paso de la Hermandad de los Gitanos en su peregrinaje por la ciudad.
Hay que recordar que esta imagen tiene sus orígenes en la antigua iglesia de San Hermenegildo, el que fuera templo jesuíta hasta su expulsión de España por Carlos III en 1767. Fue entonces cuando todos los bienes de la comunidad religiosa acabaron repartidos por otros templos. Así es como llegó Nuestro Padre Jesús de la Salud y Buen Viaje, que entonces era sólo un busto (como el Cristo que se sitúa junto a la puerta de San Vicente que da a la plaza de Teresa Enríquez), a San Esteban. Con los años se talló en madera el cuerpo, que se añadió al resto de la imagen de terracota, y se decidió representarlo sentado, en el momento de la coronación de espinas y del escarnio. Para aumentar esa sensación de humillación, surcan su rostro varias lágrimas, un detalle que tomaría prestado después Navarro Arteaga para el Señor de la Esperanza de Ciudad Jardín.
A los pocos años de su realización, la Virgen de los Desamparados tuvo que ser escondida en un domicilio particular para prevenirla de los asaltos a los templos que se sucedieron durante la II República. El Señor de la Salud y Buen Viaje, sin embargo, se quedó todo el tiempo en su ventana, aunque hermanos de la cofradía montaron un dispositivo de vigilancia para reaccionar ante cualquier incidente.
Esperemos, por tanto, que el futuro inmediato de la Hermandad de San Esteban sea mejor que su momento actual y, por supuesto, que su pasado más reciente.
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