martes, 12 de mayo de 2015
LA VIRGEN DEL ROSARIO DE SAN JULIÁN RECORRIÓ LAS CALLES DE SU FELIGRESÍA
Este domingo tenía lugar el rosario público organizado por la Hermandad del Rosario de San Julián, que llevó en andas a su imagen titular por las calles de la feligresía, llegando a entrar en el Monasterio de Santa Paula, regentado por las Madres Jerónimas, camareras honorarias de la Virgen del Rosario. Allí se celebró una misa antes de continuar el recorrido y regresar a San Julián.
Las dimensiones de la puerta de acceso al jardín del monasterio obligan a bajar a la Virgen de las andas para poder entrar en el templo. Por ello, tras la Eucaristía, cuatro hermanos bastaron para sacarla de la iglesia y llevarla hasta la calle, donde se pudo volver a colocarla en sus andas de traslado.
La Virgen del Rosario lucía su corona y cetro de salida, vestía saya de tisú bordada en oro y manto de color cardenalicio. Asimismo, contaba con una media luna a sus pies y con el templete de la Virgen de Aguas Santas que forma parte de su paso procesional.
Situada la Virgen del Rosario de nuevo en las andas, iluminadas con dos sencillos candelabros de plata de tres guardabrisas cada uno, pudo continuar la celebración del rosario público, que contaba con un cortejo encabezado por cruz alzada y ciriales, seguidos de hermanos con velas y hachetas, el estandarte corporativo y el cuerpo de acólitos.
Puso música a este culto externo el coro de campanilleros Paz y Misericordia de Rochelambert, que mientras continuó el rezo del rosario se situó delante de la Virgen, pasando más tarde a la parte de detrás para cantar adaptaciones de diversas marchas procesionales.
Mientras el cortejo esperaba en la calle Santa Paula en dirección a San Marcos, la Virgen del Rosario se desvió momentáneamente para acercarse hasta el Convento de las Siervas de María, que la recibieron en la puerta y le dedicaron unos cánticos.
A continuación, la Virgen continuó por la calle Siete Dolores de Nuestra Señora para salir a la Plaza de San Marcos y rodear la que fue sede de la corporación hasta 1936. Después buscó los callejones de su feligresía entrando por Hiniesta, donde las andas se detuvieron ante una puerta lateral del Convento de Santa Isabel.
Ya en los callejones, donde concluyó el rezo del rosario y el coro de campanilleros empezó a cantar diversas marchas, la Virgen del Rosario avanzó buscando la Parroquia de San Julián, aunque hubo tiempo para un emotivo desvío de los que, como siempre decimos, justifican la religiosidad popular, la existencia misma de las cofradías y la fe de un pueblo.
La Virgen se metió en un callejón sin salida de edificios de viviendas, en uno de cuyos balcones una mujer se emocionaba de verdad al tener bajo su casa a la Madre del Rosario de San Julián. Las vecinas, a pie de calle, lo comentaban. Se trataba de una señora ya mayor que ha perdido una pierna y que no podía evitar las lágrimas mientras trataba de incorporarse agarrándose fuertemente a la barandilla.
Ahora que tanto se quieren limitar las salidas extraordinarias porque, ciertamente, se ha abusado mucho de ellas en los últimos años, hay que reflexionar sobre escenas como ésta porque es en la calle, buscando a la gente, encontrándose entre sus devotos, donde las imágenes adquieren su verdadera dimensión y su máximo poder evangelizador y como bálsamo de tantos y tantos males que nos rodean. Este domingo, la Virgen del Rosario entró en un callejón sin salida, literalmente hablando, porque en ese momento era donde tenía que estar. Y Ella lo sabía mejor que nadie.
Tras esta visita tan especial, la Virgen del Rosario siguió su camino para salir a la calle Lira y a Duque Cornejo, desde la que alcanzó San Julián. Pero antes de entrar, quedaba otra visita, como es el Convento de San Cayetano, tan vinculado por vecindad a las hermandades que radican en la Parroquia de San Julián.
Finalmente, la Virgen del Rosario entró en San Julián, llevada en el interior del templo por varias mujeres de la hermandad, que la condujeron hasta el mismo presbiterio, ante la Hiniesta Gloriosa, que en tres semanas saldrá a las calles con motivo de la festividad del Corpus Christi.
Después, las andas se colocaron delante del altar de la hermandad, en la cabecera de la nave del Evangelio, concluyendo así este rosario público de la Virgen que, precisamente con dicha advocación, tiene su casa junto a la Puerta de Córdoba.
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