Fiel a su cita de cada 15 de agosto, la Virgen de la Dormición del Convento de Santa Rosalía fue expuesta en besamanos durante toda la jornada de ayer; una bella imagen que representa el momento en que la Virgen María asciende a los Cielos sin que su cuerpo muera previamente.
A diferencia del año pasado, cuando estaba a los pies de la única nave del templo, en esta ocasión la Virgen que tallara en el siglo XVIII un imaginero cuyo nombre se desconoce se encontraba en su cama delante del retablo de la Divina Pastora que recibe culto en la iglesia conventual de la calle Cardenal Spínola, que estaba oculta tras un cortinaje rojo.
La Virgen de la Dormición vestía una saya azul y un manto rosa, así como toca de sobremanto, corona dorada, media luna a sus pies y diversas joyas. Llamaban la atención las mariposas confeccionadas con bordados y colocadas sobre la almohada de la Virgen, así como el siempre frondoso exorno floral de variadas especies que adornaba el cabecero de la cama, tallado en madera dorada y policromada de estilo rocalla.
Además, las cuatro esquinas de la cama estaban también adornadas con flores de tonalidades blancas, situadas sobre dos pies de madera en su color con decoración salomónica en la parte trasera, y otros dos en la parte delantera de madera dorada y policromada de base hexagonal.
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