sábado, 4 de mayo de 2024

SOLEDAD DE GERENA: GLORIA DE LOS ZURRASQUEÑOS


La sede del Círculo Mercantil e Industrial de Sevilla acoge hasta mañana, domingo, la exposición "Soledad de Gerena: Gloria de los Zurrasqueños", una muestra conmemorativa del L aniversario de la Coronación de la Virgen de la Soledad (Canónica desde 1999).
Repasamos todo lo expuesto comenzando por el patio, donde está montado al completo el paso de palio en el que la Soledad sale a las calles cada Sábado Santo, con bordados en las caídas y el techo de Carrasquilla (1972), candelabros de cola de Manuel Seco Velasco (1972), varales y jarras de Jesús Domínguez (1974), peana y crestería de Fernando Marmolejo (1951), respiraderos de Orfebrería Andaluza con diseño de Antonio Joaquín Dubé de Luque (1988) y candelería de José Jiménez (1989-1990).
El manto de salida fue iniciado por Carrasquilla en 1966 y concluido por Antonio López Ortiz en 1988, mientras que la toca de sobremanto es de Esperanza Elena Caro (1988). La saya es de Carrasquilla (1994), el pecherín bordado de Manuel Solano Rodríguez (2017) y la corona de metal dorado con aplicaciones de marfil e incrustaciones de amatistas es de Orfebrería Bernet (2018). En la delantera del palio se ve un relicario que habitualmente va en el paso de Cristo.


















En lugar del relicario antes mencionado, lo que va en la delantera del paso de palio es un templete que representa a Santa María de la Encarnación, Patrona de Gerena. Es de Orfebrería Andaluza de los años noventa.


La Soledad lleva a sus plantas el bastón de mando que en 2011 donó el que hasta ese año y desde 1999 fue alcalde de Gerena, Jacinto Pereira.


A su lado está el traje de luces del torero Daniel Luque, donado a la hermandad en 2021.


Antes de abandonar el patio, aunque nada tenga que ver con el motivo de la exposición, se recuerda que Gerena es el municipio del que procede gran parte del granito con el que se hacen los adoquines que pavimentan Sevilla, pudiéndose encontrar, entre muchos otros lugares, en los alrededores de la Catedral, en la base de las columnas de la Alameda de Hércules, en la plaza del Triunfo o en el pedestal del monumento a San Fernando de la Plaza Nueva.


Pasamos a la primera sala de la exposición, donde vemos una lámpara votiva del presbiterio de la ermita de la hermandad, obra realizada en plata por un autor desconocido hacia el año 1700 en Nueva España.


En la sala encontramos un texto que sirve de presentación de la exposición:

"El Círculo Mercantil e Industrial de Sevilla acoge la muestra conmemorativa del L aniversario de la Coronación, declarada luego Canónica en 1999, con la que el pueblo gerenense reconoció la devoción secular a Nuestra Señora de la Soledad. Dicha imagen recibe culto en la Ermita de Santa María de la Asunción y San Sebastián Mártir, situada a escasos metros de la Iglesia Parroquial y construidas ambas sobre un macizo de piedra a 86 metros de altura en la cima del pueblo, famoso por sus cortijos y dehesas de toros bravos y por suministrar adoquines de granito para pavimentar las calles de Sevilla a lo largo de los siglos.
La Hermandad de la Soledad es una corporación que hunde sus orígenes en la Baja Edad Media, cuando ya existía la Ermita donde tiene su sede, aneja a un antiguo hospital. Allí, ya en el siglo XVI, se testimonia su fin principal: rendir culto a Cristo Yacente en el Sepulcro y acompañar a María en su Soledad hasta la Resurrección del Señor. Ambas manifestaciones complementarias se han venido celebrando con procesiones que hoy tienen lugar, de forma alterna, con dos imágenes cristíferas que representan en las calles a Jesús en el Sepulcro (los años pares el Sábado Santo) y a Jesús Resucitado (los impares el Domingo de Resurrección). En ambos casos, la venerada y antigua imagen de Nuestra Señora de la Soledad les acompaña, usando palio burdeos ricamente bordado en el primer caso, y un conjunto bordado en color blanco en el segundo.
Todo ello ha generado un riquísimo patrimonio material e inmaterial recrecido por el fervor de los 'zurrasqueños', como se hacen llamar los hermanos de la corporación, que consiguieron imponer una corona de oro a la Virgen en septiembre de 1974, anhelando hasta 1999 el reconocimiento canónico de la misma, el cual les vino de la mano del cardenal Carlos Amigo Vallejo".

Al lado vemos el cartel del cincuentenario de la Coronación, pintado al óleo sobre lienzo el año pasado por Jonathan Sánchez Aguilera.


En el centro de esta sala encuentra el visitante la Urna del Santo Entierro, de madera tallada, dorada, policromada y estofada. La que es propiamente la urna es de autores desconocidos y se realizó entre 1680 y 1730, mientras que el escabel y los candelabros son de Manuel Guzmán Bejarano y Luis Jiménez, de entre 1977 y 1984.










Al lado de la urna, enmarcado, encontramos un paño de almohada del Cristo Yacente, bordado en el siglo XVIII.


Nos detenemos ahora en otro panel, titulado "La Hermandad del Santo Entierro y Soledad: origen y reorganización":

"El acto del Descendimiento y Santo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo, como representación sacra, se encuentra en el núcleo fundamental de la Hermandad de la Soledad de Gerena. Ya en 1504 se celebraba en la Catedral de Sevilla con imágenes articuladas de Cristo, que se extienden por todo el Reino de Sevilla. La imagen del Cristo Yacente que venera la corporación ha permitido detectar la fecha de 1520 inscrita en su interior, lo cual puede servirnos para datar aproximadamente el inicio de esta piadosa costumbre, perdida a mediados del siglo XX. A inicios, pues, del siglo XVI debió de fundarse en el seno del hospital medieval preexistente la propia cofradía, de cuya existencia tenemos noticia en 1604 por la reclamación de noticias sobre su hacienda y actividad que un delegado del prior de Ermitas del Arzobispado de Sevilla realiza en 1656 con su mayordomo, Francisco de Ojeda, el cual sabemos que se negó, en primera instancia, a informar al legado de las propiedades y cuentas de la hermandad.
Durante la primera mitad del siglo XVII no conocemos otros datos que los que nos aportan las visitas de los priores de Ermitas a la capilla del hospital, que conserva de aquella época el valioso ostensorio y su lámpara de aceite, labrada en argénteo metal. Sabemos que en 1674, cuando ya se había convertido la villa en condado a favor de don Pedro de Urzúa y Arizmendi, la hermandad aprobó nuevas reglas. Aquéllas establecen la póstula de limosnas empleando la bandeja de plata, de origen guatemalteco y posiblemente regalada por uno de los hermanos Urzúa Egüés y Beaumont, miembros de la familia condal. Esta pieza sigue formando parte de la Mesa de Juntas de la hermandad junto al Niño Jesús, del círculo de Mesa, el cual posee un amplísimo ajuar. En 1730 tenemos noticias de que 'en la ermita de Nuestra Señora de la Soledad hay parte separada para recoger los pobres pasajeros'. Los hermanos de la cofradía fueron testigos del papel de Gerena en la Guerra de la Independencia (1810-1812), de la cual salió bastante maltrecha la población y por ello menoscabadas todas las instituciones, entre ellas las hermandades.
El 22 de diciembre de 1832 fueron aprobadas sus nuevas reglas por el Consejo de Castilla. Una inusitada actividad documental permite datar la factura de su estandarte morado decorado con cien rosas de plata, el cual se convierte en insignia corporativa para componer el cortejo de una hermandad que nombra anualmente un mayordomo, cargo que conlleva generosidad y patrocinio, como el caso de Manuel Serrano, que regala un cetro de oro y plata para la Virgen en 1851 y acaba ejerciendo la mayordomía en 1860, cuando acababa de ser adquirida la imagen de María Magdalena al maestro murciano Leoncio Baglietto. En ese escenario llega la hermandad a su etapa contemporánea, durante la cual sigue incrementando su ajuar con el estreno de un nuevo paso de palio para el Viernes Santo, bordado en terciopelo granate con orfebrería cincelada y repujada, que se renueva a partir de la segunda mitad del siglo XX, cuando surge la idea de coronar canónicamente a la imagen de Nuestra Señora de la Soledad".

Vemos ahora, siguiendo el repaso de los enseres que se exponen, el antiguo estandarte, bordado en oro sobre terciopelo morado en el siglo XX, con un remate del XIX.


A su lado está el mencionado estandarte morado con rosas de plata, obra de autoría anónima de 1833.



Seguimos con dos varas de mayordomo o alcalde, labradas en plata sobredorada hacia 1700 por un autor desconocido.


Vemos ahora la imagen del Niño Jesús de la mesa de juntas de la hermandad, obra de madera tallada y policromada en el primer tercio del siglo XVII, atribuido al círculo de Martínez Montañés y Juan de Mesa. Tiene una diadema de plata de alrededor de 1800 y al lado se muestra el mueble de principios del siglo XX que alberga el ajuar de la pequeña imagen.



Podemos contemplar a continuación una urna de madera tallada, policromada y estofada, que alberga una imagen del Niño Jesús Buen Pastor, de terracota policromada del círculo de Cristóbal Ramos, del siglo XVIII.


En una pequeña vitrina se exponen diferentes enseres antiguos del ajuar de Nuestra Señora de la Soledad, tales como el broche de la salamanquesa, de plata de ley y circonitas (siglo XIX); un rosario de corales de principios del XIX; un broche de oro portugués de principios de 1900; un rosario antiguo de perlas negras azabache y oro; uno de plata y nácar; otro de plata con un motivo de la Asunción; y un broche de oro con forma de hoja y silueta (1960).



A su lado encontramos el llamado manto de la María, bordado en oro sobre terciopelo morado por un autor desconocido en el siglo XIX. Fue durante muchos años el manto de salida de la Soledad.




Llegamos a otra vitrina, en la que se pueden ver: un conjunto de incensario, naveta y cucharita de plata de la segunda mitad del siglo XVII, el incensario hecho en Sevilla y la naveta y la cucharita en Nueva España; una campanita de plata de la primera mitad del XVIII; un ostensorio de plata sobredorada del tercer cuarto del siglo XVII, de Nueva España; y un juego de sacras de plata cincelada y repujada del siglo XX.





Nos detenemos ahora en una cruz alzada de madera tallada, dorada y plateada con ángeles policromados y estofados, y vástago de plata cincelada y repujada (siglo XVIII), acompañada de los antiguos faroles de la cruz de guía, de metal plateado y madera policromada en morado, de entre los siglos XIX y XX.


La hermandad posee una talla de San José con el Niño, realizada en madera tallada, policromada y estofada por un autor desconocido en el siglo XVIII.


Vemos también la reproducción de una pintura sobre tabla de "La Santísima Trinidad", un óleo sobre lienzo de autor anónimo (siglo XVIII).


Se expone asimismo una talla de San Juan Bautista, de madera tallada, policromada y estofada del siglo XVIII y autor desconocido.


Encontramos ahora un nuevo texto explicativo, que tiene como título "La Ermita de la Asunción y San Sebastián: principio fundante".

"Sobre los territorios ocupados por los andaluces desde antiguo (íberos, turdetanos, romanos, visigodos y árabes), los nuevos conquistadores cristianos, procedentes de la Castilla del norte peninsular, trajeron consigo costumbres religiosas novedosas. Construyeron iglesias y ermitas dedicadas a la Virgen María con distintas advocaciones, favorecieron la expansión de las órdenes religiosas, así como promovieron la apertura de hospitales, hospederías y diferentes recursos para la atención y cuidado de la población más necesitada.
En Gerena, tras la recristianización del territorio a partir de 1247, durante la campaña del Rey Santo Fernando III, se construyó en fecha indeterminada una ermita dedicada a Santa María de la Asunción, gran devoción de los monarcas castellanos, y anexo a ella se abrió con el paso del tiempo un hospital de pasajeros o transeúntes bajo la advocación de San Sebastián, legionario romano, tradicional protector contra las epidemias y enfermedades contagiosas junto a San Roque de Montpellier, el cual fallece en el contexto de las grandes y mortíferas epidemias de peste durante la segunda mitad del siglo XIV.
En el contrato de finalización de las obras de ampliación de la iglesia parroquial, a principios del siglo XVI, se dice expresamente 'este templo parroquial se terminó de construir contiguo a la Ermita de Santa María', lo que confirmaría la existencia en esa fecha de la misma, así como la venerable antigüedad del edificio, ubicado en la parte más alta de la localidad, junto a la puerta sur del recinto amurallado, lo que dio a los hermanos de la Soledad el apelativo de 'los de arriba'.
La ermita tiene planta de salón, en la que destaca una cabecera cubierta por bóveda de media naranja sobre trompas, que cubre el presbiterio. En él se veneran las imágenes titulares, ubicadas en un retablo tardorrocalla y en dos hornacinas abiertas a ambos lados de éste. La iluminación cenital procede de una linterna junto a la cual se levanta la espadaña, renovada en la etapa barroca, con dos campanas. El resto de la nave se cubre con armadura de par y nudillo. A los pies, una tribuna de coro cierra el espacio sagrado, al que se accede por dos puertas, una al compás exterior que se genera entre ambos templos, y otra hacia el amplio patio interior del antiguo hospital, habilitado hoy como casa hermandad en la que se exponen la gran mayoría de enseres que conforman esta muestra.
Las diversas instituciones mencionadas se fueron unificando y conformando la vida pastoral del templo que hoy conocemos, el cual mantiene en su actividad las prácticas devocionales heredadas desde la época medieval. Por ello, celebramos la fiesta de San Sebastián cada 20 de enero, organizando la procesión del copatrón en la solemnidad del Corpus Christi, así como la Asunción de Nuestra Señora todos los 15 de agosto, llevando impresas en el corazón todos los 'zurrasqueños' ambas devociones, que han forjado el espíritu de la corporación que hoy se presenta a los visitantes".

Vemos ahora el conjunto del Calvario que se utilizaba en la representación del Descendimiento de Cristo y Santo Entierro el Viernes Santo. Cuenta con una cruz arbórea con escaleras (siglo XX), la talla de San Juan Evangelista, de autor desconocido (siglo XVIII), y la de Santa María Magdalena, de Baglietto (1859).







Continuamos con la antigua corona de espinas y los antiguos clavos del Cristo Yacente, de plata cincelada y metal, del siglo XIX.


Se muestran también las llamadas dolorosas de las urnitas, imágenes de terracota policromada con aditamentos de telas y plata, atribuidas al círculo de Cristóbal Ramos, de entre los siglos XVIII y XIX.



Al lado están el óleo sobre lienzo de la Estigmatización de San Francisco, de un autor desconocido del siglo XVIII, y dos reproducciones de sendos exvotos del siglo XIX.




Vamos ahora a una vitrina con variados enseres: dos lámparas de capilla de autor anónimo realizadas entre 1849 y 1854; un resplandor de plata de San Sebastián labrado alrededor de 1700; un cáliz de diario de plata sobredorada de entre 1813 y 1825; un crucifijo de madera tallada y policromada del siglo XVII; un juego de vinajeras y campanilla de metal sobredorado de la segunda mitad del siglo XIX; el cáliz para solemnidades de plata sobredorada de la última década del siglo XVIII; y un sol antropomorfo de plata de autor anónimo de 1700.








En otra vitrina de menor tamaño vemos las antiguas manos de la Virgen de la Soledad, de madera tallada y policromada (siglo XVIII); unas jarras violeteras de plata cincelada y repujada de Joyería Reyes de entre 1900 y 1930; y el llamado Niño de la Sillita, atribuido al círculo de Cristóbal Ramos (1755-1775), de terracota policromada, atributos de plata y con un trono de madera dorada.




Y concluimos en esta primera sala con una última vitrina, donde se muestran una bandeja petitoria de plata realizada en Nueva España en la segunda mitad del siglo XVIII; un libro de reglas de 1833 y varios libros de hermanos.




Y de un antiguo libro de reglas, al actual, que es lo primero que encontramos en la segunda sala de la exposición. Las últimas reglas son de 2011, pero las tapas son de 1933 y cuentan con apliques de metal plateado de Jiménez sobre terciopelo morado, según diseño de Antonio Joaquín Dubé de Luque.


Nos encontramos ahora con una vitrina en la que hay diversos regalos ofrecidos a la Soledad de Gerena en el XL aniversario de su Coronación, hace diez años, y otras donaciones recibidas por la imagen durante el siglo XXI. Son un puñal de plata de ley de Joaquín Ossorio (2012); unas azucenas de plata con un anillo con incrustación de amatista (2014); un broche de plata con circonitas (2014); un broche de plata chapado en oro y circonitas (2014); un rosario de plata y circonitas traído desde Roma (2015); un cordón de oro con la imagen de la Virgen (2017); una gargantilla de oro y una cruz con incrustaciones de amatistas (2018); una flor de pasión en metal dorado y esmaltado de Orfebrería Bernet (2018); un toisón de plata, circonitas y amatistas de Tierra Santa (2018); y un rosario antiguo con perlas moradas y oro, con medallas de San José, Santa Ana y la Asunción Gloriosa.




Sobre dicha vitrina se puede leer un texto titulado "La Resurrección del Señor: fiesta y culto externo":

"No se conoce el origen de la celebración de la Resurrección del Señor en la Hermandad de la Soledad de Gerena, pero se puede estimar coetáneo a las celebraciones que, en la ciudad de Sevilla, tenían a su cargo la cofradía del Santo Entierro y las de la Soledad y la Quinta Angustia, que vivieron sus años de esplendor en el último cuarto del siglo XVI y que sufrieron las consecuencias del Sínodo Diocesano de 1604, que ordena 'no se hagan... en la mañana de la Resurrección representaciones... andando con la imagen de Nuestra Señora... buscando a su precioso Hijo que le dicen ha resucitado'.
No por ello se perdieron en las localidades del antiguo Reino de Sevilla estas representaciones, que escapan al control episcopal y de cuya permanencia tenemos la prueba en la factura de la antigua imagen de Jesús Resucitado, de pequeño formato, fechable, junto con su ajuar de platería, en el primer tercio del siglo XVIII.
Del 22 de marzo de 1768 data el primer documento que en estos momentos posee la hermandad, en el que se refleja que se realiza estación de penitencia en el mismo año, con el Santo Entierro el Viernes Santo, y celebración de la Resurrección como culto externo, acompañado en ambos casos de la Virgen de la Soledad, luciendo prendas de color negro en el primer caso, y vestida de Gloria en unas andas bajo palio o baldaquino, similares a las que se han recreado en esta muestra".

Precisamente, lo que vemos ahora es la recreación de esa forma antigua de presentarse la Virgen de la Soledad el Domingo de Resurrección. Para ello, vemos la corona de plata de José de Carmona, del tercer cuarto del siglo XVIII; la media luna de plata hecha en Nueva España en la primera mitad del XVIII; unos pendientes de plata con circonitas (1900); un cetro de plata y oro (1851); un corpiño bordado en hilos de oro recuperado en 2016 por Manuel Solano; una saya bordada sobre tisú de plata de Juan Manuel Rodríguez Ojeda (1900); un manto de terciopelo rojo con agremán en oro del siglo XIX; y una mantilla de tul y punto a la aguja de tres picos del siglo XVIII. En cuanto a la peana y la ráfaga, han sido cedidas por la Hermandad del Cristo de los Afligidos y la Virgen de los Dolores en su Soledad de Albaida del Aljarafe. A modo de bambalina, se han utilizado unos antiguos respiraderos de Fernando Marmolejo (1951), y también hay dos ángeles con cuernos de la abundancia del círculo de Cristóbal Ramos (1775-1799) y dos candelabros de madera dorada.






Asimismo, vemos dos antiguas fotografías de Nuestra Señora de la Soledad vestida de gloria.



Nos detenemos ahora en una recreación del paso del Señor Resucitado, donde vemos la antigua imagen del Señor del siglo XVIII, sustituido en 1989 por el actual Señor de la Paz, de Dubé de Luque, acompañado por la imagen de Santa María Magdalena del mismo imaginero (1990). Faltaría la talla de un ángel anunciador de 2012, aunque de fondo se ha añadido un olivo para ambientar la escena.






En los años en que la hermandad celebra la procesión del Domingo de Resurrección, la Virgen de la Soledad va bajo un palio bordado en oro y sedas sobre damasco blanco. Las caídas delantera y trasera son de 2016-2018, las laterales de 2019-2020, y el techo de 2021, todo ello realizado por Manuel Solano Rodríguez.





Al lado vemos el proyecto del paso de Cristo, diseñado y tallado por Manuel Guzmán Bejarano entre 1977 y 1983, con imágenes de ángeles, evangelistas y profetas de Luis Ortega Bru. Precisamente, en una vitrina vemos uno de esos ángeles y la imagen del evangelista San Mateo.



En la misma vitrina vemos la aceptación del rey Felipe VI del nombramiento de Hermano Mayor Honorario de la cofradía de la Soledad de Gerena, con fecha 23 de noviembre de 2021.


Por otro lado, entre los días 24 y 28 de septiembre del año pasado la hermandad peregrinó a Roma y se produjo un encuentro con el Papa Francisco, al que ofrecieron un cuadro de la Virgen de la Soledad y un nuevo solideo, entregándole el Santo Padre el que llevaba puesto en ese momento. En recuerdo de aquello, Orfebrería Bernet realizó un broche con el escudo papal.



Igualmente, se muestra la aprobación en 1999, por parte del arzobispo Carlos Amigo Vallejo, del carácter canónico de la Coronación litúrgica de 1974.


Vemos por otra parte dos carteles de la antigua Caja San Fernando: el de Mater Dolorosa (1988) en recuerdo de una exposición de dolorosas de Sevilla con motivo del Año Santo Mariano; y el del XXV aniversario de la Coronación (1999).



Continuamos con un nuevo panel explicativo, éste llamado "Una coronación popular y canónica: 1974-1999".

"La devoción a Nuestra Señora de la Soledad se mantenía incólume y en progreso en los años 70 del pasado siglo. Por aquellos años se celebraban aún las Fiestas de Agosto, con sus coronaciones de la Reina y Damas en las que ejercían de mantenedores jóvenes promesas de la comunicación, como Iñaki Gabilondo, vinculado a Radio Sevilla Cadena SER, hermana de honor de la corporación gracias a la presencia del gerenense Manuel Alonso Vicedo como subdirector y malogrado director (+1972) de dicho medio sevillano.
En la ciudad había impresionado a todos el ejemplo de la Hermandad de Santa Genoveva, que había encargado al taller de Jesús Domínguez una corona de oro, que costeó el barrio del Tiro de Línea para su Virgen de las Mercedes gracias a la recogida de botellas usadas.
En Gerena, a partir de 1973, los cofrades de la Soledad decidieron repetir la gesta de los vecinos del Tiro y se esforzaron en la recogida de chatarra y cartones, así como de joyas en desuso, lo cual hizo posible llevar a cabo la corona en un solo año. El diseñador de la presea, Antonio Dubé de Luque, tomará como inspiración la emblemática corona de la Esperanza Macarena para trazar la pieza que, en una solemne ceremonia presidida por el obispo auxiliar de Sevilla, don Antonio Montero Moreno, delegado por el cardenal Bueno Monreal para dicha celebración, fue impuesta en Gerena a la Virgen de la Soledad.
La misa estacional tuvo lugar en la Plaza de la Cantina en la gloriosa jornada del día 1 de septiembre de 1974, como culmen del mes de agosto. Aquellas fueron las últimas Fiestas de Agosto concebidas con tal esplendor. Desde aquella hora, todos soñaron con la Coronación Canónica de la Soledad. La hermandad se implicó en la mejora de su patrimonio con la ejecución del nuevo paso de Cristo, del taller de Guzmán Bejarano con imaginería de Ortega Bru (que dejó en ellos una de sus obras póstumas).
En 1988 la dolorosa se trasladó a Sevilla con gran expectación para formar parte de la muestra Mater Dolorosa, celebrada en el patio de la antigua Audiencia en la plaza de San Francisco, lo cual puso en valor la imagen y su patrimonio, y colocó a la Soledad de Gerena a la altura de las más importantes devociones marianas de la provincia.
El arzobispo Carlos Amigo abrió, desde el año 1996 con la imagen de María Santísima de las Angustias de Alcalá del Río, el camino al reconocimiento canónico de las coronaciones litúrgicas, realizadas por un obispo o un delegado suyo con anterioridad. Los cofrades 'zurrasqueños' de Gerena elevaron la pertinente petición a favor de la coronación de 1974, justificada con un amplio informe histórico-artístico. El día 29 de junio de 1999, solemnidad de San Pedro y San Pablo, apóstoles, quedó firmado y signado el decreto de reconocimiento canónico que hizo posible la celebración de importantes eventos festivos. En 2014, ya bajo el mandato de monseñor Asenjo Pelegrina, se celebró el XL aniversario de la Coronación con una inolvidable procesión extraordinaria".

Continuamos el recorrido por la exposición con la saya del Domingo de Resurrección, bordada en oro y sedas sobre tisú de plata en 2020 por Manuel Solano Rodríguez.


Este año es novedad el manto del cincuentenario de la Coronación, bordado en oro y sedas sobre terciopelo morado por José Antonio Grande de León, y que será utilizado a partir de ahora cada 15 de agosto en los traslados de la Virgen.




Al lado están los trajes de la Mujer Verónica y la Alegoría de la Fe, que forman parte del cortejo de la procesión. Fueron confeccionados por Joaquina y Dolores Rodríguez Cid en 2010 y 2024, respectivamente.


Seguimos con el banderín de la Juventud, bordado por Manuel Solano en oro sobre terciopelo morado, con vástago y remate de Antonio Fernández Contioso (2018).


Otro banderín, el de San Sebastián, está a su lado, bordado en oro sobre terciopelo rojo por el taller de la hermandad, dirigido por Josefa Vega Romero. El diseño y la pintura son de Dubé de Luque (1995).


También se observa la cruz de guía, obra de metal plateado con incrustaciones de carey, realizada por Orfebrería Andaluza (1990) con diseño de Dubé de Luque. Los faroles de acompañamiento, de plata cincelada y repujada, son de Orfebrería Villarreal (1993).




Junto a la cruz de guía hay unas pequeñas túnicas de los nazarenos de la hermandad.


Igualmente, vemos el guión del XXV aniversario de la Coronación, de plata cincelada y repujada parcialmente sobredorada. Es obra de Orfebrería Villarreal (1999), según diseño de Dubé de Luque.


Y también encontramos el actual estandarte corporativo, diseñado igualmente por Dubé de Luque. Fue bordado en oro y plata sobre terciopelo morado por Juana María Ibáñez, y el vástago es de metal plateado cincelado y repujado, de Orfebrería Villarreal (2005).


Nos dirigimos ahora a las tres pequeñas vitrinas con las que se completa el contenido de la exposición. En la primera está la corona de oro impuesta en 1974 sobre la cabeza de la Virgen de la Soledad, labrada en oro y piedras preciosas por Jesús Domínguez Vázquez, según el diseño, una vez más, de Dubé de Luque.


En la segunda vitrina encontramos varios enseres del Señor de la Paz, como unas potencias de plata con baño de oro; los gemelos de plata también bañados en oro; y un broche de plata dorada, todo ello de 1989; también unos gemelos de oro (2009); y unas potencias de plata de ley de Orfebrería Bernet (2019).






Del ajuar de la Soledad se muestran varias joyas ofrecidas en el XXV aniversario de la Coronación: rosario de oro con el escudo de la hermandad, un broche de oro y circonitas, una pulsera de oro, un corazón de oro, una vara de hermano de oro y un anillo de Amalia Gómez Gómez, pregonera de la hermandad en 1996.


Y para este cincuentenario, también hay varias ofrendas, algunas de ellas aún en fase de proyecto. Son una diadema y un puñal de plata sobredorada (Casiano, 2024); una peana de besamanos y traslados (Orfebrería Bernet, 2024); un broche de plata sobredorada (El Toisón, 2024); un broche bordado en oro y sedas (Alcaide, 2024); y un broche de oro donado por una familia (Orfebrería Bernet, 2024).


Y si volvemos cincuenta años atrás, vemos algunas joyas ofrecidas para la Coronación: un toisón de plata chapada en oro y amatistas (1974); un puñal de plata sobredorada (Jesús Domínguez, 1974); un anillo de oro con piedras (1974); un broche en forma de S de oro y circonitas (1980); y el contrato de la corona de oro.



Y en la tercera y última vitrina, se muestran encajes antiguos de punto de aguja del siglo XVIII, un antiguo encaje duquesa y punto de aguja de la misma época y una mantilla de la emperatriz de Francia, Eugenia de Montijo, del siglo XIX, donada en 1999 por la duquesa de Alba. También hay un cuello antiguo de guipur del siglo XIX, unos cuellos de duquesa y punto de aguja del XVIII, unos cuellos de punto a la aguja y guipur del XIX, y unos pañuelo de punto de aguja y Bruselas del XIX.




Otro tesoro de la provincia, en este caso la Hermandad de la Soledad de Gerena, ha llegado hasta el mismo centro de la capital para mostrar su riqueza patrimonial, y además por una razón inmejorable, como es el cincuentenario de la Coronación de su dolorosa.

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