La Hermandad de la Vera-Cruz ha estrenado el ciclo de exposiciones cofradieras de 2025 del Círculo Mercantil e Industrial de Sevilla con la muestra titulada ''Toma tu cruz y sígueme. La Hermandad de la Vera-Cruz a través de su cortejo procesional''. Se trata de una exposición que ofrece un recorrido por la cofradía que sale a las calles cada Lunes Santo repasando su historia a través de su patrimonio artístico, sus insignias, sus pasos, pero también mediante diferentes documentos que han ido configurando la trayectoria de esta hermandad.
Debido a la propia configuración de la muestra, el recorrido que hace el visitante está perfectamente definido, dándose la circunstancia de que comienza en una de las salas del Mercantil, y no en el patio, como es habitual.
Así, accedemos directamente a la primera sala, donde nos recibe la antigua cruz de guía, realizada en madera lacada en negro y encerada, con letras de metal plateado (anónimo, 1955). La actual es igual, pero no se expone porque contiene el Lignum Crucis y está en el templo, donde recibe culto.
Ahora se puede ver un llamador de metal dorado de Orfebrería Villarreal (1987) perteneciente a la Hermandad de la Vera-Cruz de Brenes, que reproduce el del Cristo de la Vera-Cruz de Sevilla, cuyo modelo original era de Rafael Quiles.
En una vitrina vemos el documento de la donación de la reliquia del Lignum Crucis para la cruz de guía por parte de José Sebastián y Bandarán, director espiritual de la hermandad.
Al lado, una partitura del ''Himno a la Vera-Cruz'', compuesto por Cándido Sánchez Martínez en la letra y por Antonio de Castro García en la música (1955-1960).
También se muestra un ejemplar del Pregón de la Semana Santa de 1978, pronunciado por Antonio Soto Cartaya, que representa en su portada la salida de la cruz de guía de la hermandad.
Y se ve a su lado un boletín de la hermandad de 1977 con un dibujo de la cruz de guía de José Vázquez Ceballos y una foto de la Virgen de las Tristezas.
Sobre la vitrina encontramos el cartel de la segunda edición de los Juegos Florales (1970), celebración en honor a la Santa Cruz creada en la hermandad.
Continuamos con el guión de la cruz, conocido como Rehúsa, de la Hermandad de la Vera-Cruz de Alcalá del Río, con bordados en oro sobre terciopelo verde de finales del siglo XX de autor anónimo y asta de metal plateado de Villarreal. Es una insignia que en su cofradía va junto a la cruz de guía, cuyo mensaje es similar al de la sevillana: ''El que rehúsa la cruz no sigue a Jesús''.
En la Parroquia de San Vicente, a la que pertenece la Hermandad de la Vera-Cruz, hay un relieve que representa la Exaltación de la Serpiente de Bronce en el Desierto, escena del Antiguo Testamento que se considera una prefiguración de la Redención de Cristo a través de la cruz, que se anuncia en la serpiente de bronce mandada colgar por Yahvé de un árbol para la curación del pueblo de Israel. El relieve es obra de Andrés de Ocampo (1609-1605), policromado por Vasco Pereira y Antón Pérez.
Vemos ahora la llamada Bandera de la Sangre o Seña Negra (2004-2010), que reproduce la descrita en las reglas de 1538 que abría el cortejo de la cofradía. Es de algodón con bordado en oro a realce y seda, obra de Charo Bernardino y Artesanía Santa Bárbara.
Otra vitrina se ve a continuación, donde en primer lugar hay un documento con un privilegio concedido verbalmente por el Papa Paulo III (1536) a los cofrades de la Vera-Cruz de Toledo por su participación en la procesión del Jueves Santo, a cuyos beneficios espirituales se acogió la hermandad sevillana.
A su lado tenemos el expediente de presentación de reglas para su aprobación por el Consejo de Castilla de 1787.
Las indulgencias concedidas a la hermandad se recogen en el Sumario de Indulgencias, un documento del siglo XVIII del que vemos dos ejemplares.
Y otros tres pequeños documentos completan la vitrina: una citación para cabildo general del último tercio del siglo XVIII, una papeleta de sitio utilizada entre 1804 y 1832, y otra de 1853.
Seguimos con unos flagelos de metal plateado, cuero y acero, realizados por Juan Fernández Gómez entre 1955 y 1956, perteneciente a la Hermandad de la Vera-Cruz de Dos Hermanas, donde acompañan al guión franciscano. Se recuerda así la práctica de la disciplina pública que caracterizaba a los hermanos de la Vera-Cruz al menos desde el siglo XVI.
A continuación se muestra el Senatus, bordado en oro a realce sobre terciopelo negro por Artesanía Santa Bárbara en 1999.
Una vitrina más contiene una papeleta de sitio de 1944, una lista de cofradía del mismo año, parte de las reglas de 1987, donde se recoge por primera vez que las hermanas pueden hacer estación de penitencia, y las partituras de las composiciones ''Marcha Lenta Vera-Cruz'', de Antonio Pantión (1944), y ''Virgen de las Tristezas'', de Pedro Braña (1949). Y sobre la vitrina, la portada de ABC de Sevilla del Lunes Santo de 1987, aludiendo a las primeras mujeres nazarenas que esa tarde saldrían con la cofradía.
Enmarcada se expone la concordia entre las hermandades de la Vera-Cruz y San Gonzalo (1942), por la que, atendiendo a la fecha de la aprobación de las reglas de ambas, la de Triana cedía su sitio a la Vera-Cruz en el orden de paso por carrera oficial; una concordia que sigue vigente en la actualidad.
El próximo Lunes Santo la Hermandad de la Vera-Cruz estrenará el Lábaro del Dulce Nombre de Jesús, dedicada a la sede canónica de la corporación. Es obra en metal plateado de Orfebrería Villarreal, con diseño de Benjamín Domínguez.
Las hermanas agustinas del Dulce Nombre de Jesús se identificaban con un pectoral como el que vemos ahora, de plata cincelada en su color del siglo XVIII.
Con ese pectoral se ve en una pintura anónima del siglo XIX a María de la Concepción Navarro, Madre Cristo, la que fuera la última abadesa del Convento del Dulce Nombre de Jesús, hoy sede de la Vera-Cruz.
Las Madres Agustinas siguen en Sevilla en el Real Monasterio de San Leandro, al que pertenece un crucifijo del siglo XVI que formaba parte del Convento del Dulce Nombre de Jesús. Es de marfil, de estilo hispano-filipino.
Al lado hay una tabla pintada al óleo del Niño Jesús (anónimo, 1640-1660), que hasta 1988 formó parte del retablo de la Virgen de las Tristezas.
También en San Leandro se conserva una talla del Niño Jesús del siglo XVII procedente del Convento del Dulce Nombre de Jesús. Cuando las religiosas agustinas tuvieron que abandonar el convento, una de ellas se llevó esta imagen oculta bajo el hábito.
A la Hermandad de la Vera-Cruz pertenece una pintura al óleo sobre lienzo de San Pedro (1865), obra de José Marcelo Contreras Muñoz.
Ahora se muestran unas convocatorias del quinario al Santísimo Cristo de la Vera-Cruz (1948) y del triduo a la Virgen de las Tristezas (1948).
Seguimos con el guión franciscano, bordado en oro y sedas sobre terciopelo marrón por Charo Bernardino en 2009 según el diseño de David Calleja, con remate en metal plateado de Joaquín Ossorio.
Precisamente, al lado está la Carta de Hermandad con la Orden Franciscana (1543-1563).
También se puede ver una licencia de Fray Domingo de Portes, secretario de la Provincia de Andalucía de la orden de Frailes Menores, para que las mujeres pudieran entrar en la Capilla de la Vera-Cruz en la sede primitiva de la hermandad, la Casa Grande de San Francisco (1620).
Y muy curiosa es la carta que vemos a continuación, en la que el hermano mayor de la Vera-Cruz en 1681, José de Veitia Linaje, informa al padre general de la situación generada cuando el guardián del convento, Fray Alonso de León, quiso en plena calle cambiar la disposición de la procesión de la Cruz el 3 de mayo de 1680.
Vemos también el antiguo banderín franciscano (1966), bordado en oro sobre tela de color marrón por Carrasquilla, con una pintura al óleo sobre lienzo de Manuel Sánchez Martínez.
Ahora nos detenemos en dos retratos de Fray Sebastián de Jesús Sillero, hermano de la Vera-Cruz; uno es un grabado de Manuel Salvador Carmona y Gregorio Ferro Requijo (1782), y el otro es un óleo sobre lienzo pintado por Manuel Ruibal de Flórez hacia 1811.
Igualmente, contemplamos el pendón de Sevilla, bordado por Carrasquilla en 1992 para el Ayuntamiento, y que el año pasado se incorporó al cortejo de la cofradía delante del tramo de los Caballeros Veinticuatro, con la que se recuerda a los cofrades y regidores de la ciudad en el pasado. Este año se unirán también unos bastones de metal plateado de Villarreal.
Seguimos con una reproducción de 1770 de un grabado de 1665-1668 con una vista de la plaza de San Francisco, adivinándose tras el Ayuntamiento el convento franciscano, que ocupaba lo que hoy es la Plaza Nueva.
Termina esta primera sala con una última vitrina, en la que se pueden ver el libro del Patronato del alcalde mayor y caballero veinticuatro Pedro de Retana (1795) para ofrecer misas rezadas y cantadas en diversas fiestas, y del que se hizo cargo la hermandad; las honras fúnebres por Joaquín de Goyeneta (1816), último caballero veinticuatro que pertenecía la hermandad; y el libro de hermanos de 1651-1726, donde constan como miembros de la hermandad muchos integrantes del Cabildo y Regimiento de la ciudad.
Salimos al patio y vemos una cruz de entre 1557 y 1561 de madera dorada y policromada atribuida a Roque Balduque. Es de la Vera-Cruz de Alcalá del Río, pero muy similar probablemente a la cruz plana en la que antiguamente era llevado el crucificado sevillano por un clérigo en unas salidas procesionales en las que no había ni paso ni andas.
A continuación, se muestran cuatro fotos del Cristo sobre los pasos que ha tenido antes del actual. La primera es del paso de Manuel Casana en 1944, año de su estreno; luego se ve ese mismo paso, con unos nuevos portahachones, en una foto tomada entre 1953 y 1955; en la tercera instantánea se observa la reforma llevada a cabo por Antonio Castillo Lastrucci en 1956; y en la última, tomada en los años 80, aparece ya el paso estrenado en 1966, obra de Antonio Vega Sánchez.
Y tras lo visto en las fotos, se exponen algunos enseres que en ellas aparecen. De esta forma, vemos un portahachón tallado por Manuel Casana Gómez en 1948, diseñado por Antonio Illanes. A su lado, otro de 1956 de madera dorada y policromada de Antonio Castillo Lastrucci con policromía de Manuel Escamilla, hoy en la Vera-Cruz de Benacazón. Y también uno del paso de Antonio Vega de madera barnizada (1967), que actualmente pertenece a la Hermandad de la Vera-Cruz de Umbrete.
Y llegamos al paso actual, obra de madera de caoba barnizada de Antonio Ibáñez en la talla y de Juan García Casas en la carpintería (2008). En las esquinas tiene imágenes de San Francisco, Santa Elena, Paulo III y el emperador Constantino, realizadas por Encarnación Hurtado Molina en madera de cedro (2009). Los faldones son de terciopelo verde con bordados de hilo de plata en los broches, realizados por Charo Bernardino con diseño de Benjamín Domínguez. Tiene unos guardabrisones con coronas y bases de metal plateado, siendo las primeras de Joaquín Ossorio (2010) y las segundas de Villarreal (2024). En cuanto al relicario del Monte Calvario, es igualmente de metal plateado y de Villarreal (2023). El paso conserva del anterior los paños de los respiraderos, bordados en plata sobre malla por José Guillermo Carrasquilla en 1966, y el llamador, de metal plateado, de Villarreal (1975).
Ahora nos encontramos con la antigua cruz en la que estaba clavado el Cristo de la Vera-Cruz y que fue sustituida en 2001. Es de madera de ciprés pintada y dorada por un autor desconocido en el siglo XVIII. Junto a la cruz están los ángeles ceriferarios que flanquean al crucificado en su paso. Son de madera policromada, los realizó Emilio Pizarro de la Cruz en 1909 y llevan unos faroles de plata de ley de Villarreal (2012).
En 1970 se aprobaron los primeros estatutos de la Confraternidad de Hermandades de la Vera-Cruz. Desde el año anterior, cada Lunes Santo va detrás del paso del Cristo una representación de hermandades del mismo nombre procedentes de la provincia de Sevilla. En la exposición vemos un total de veinte varas de otras tantas cofradías integradas en la confraternidad.
Dejamos el patio, al que volveremos al final, y pasamos a la segunda sala, donde seguimos hablando de la unión de la Hermandad de la Vera-Cruz con sus homónimas. Vemos el programa de la I Asamblea de la Confraternidad (1968); el cartel del I Congreso Mundial de Hermandades de la Vera-Cruz, celebrado en 1992; un libro de Antonio Hernández Parrales con la historia de las hermandades de la Vera-Cruz de la antigua Archidiócesis de Sevilla (1994); y una cruz de metal dorado de la Hermandad de la Vera-Cruz de Lima (Perú), otorgada por sus cofrades a la Vera-Cruz sevillana en el Congreso de 1992.
Llegamos al cortejo del paso de palio y nos detenemos en primer lugar en la bandera de privilegios, bordada en aplicación sobre soporte textil verde en 2010 por Charo Bernardino, con un remate de metal plateado de Manuel Seco Velasco procedente del antiguo estandarte corporativo. La bandera alude a los títulos de Real y Archicofradía que tiene la hermandad.
Nos encontramos con una vitrina en la que se pueden ver distintos documentos: la Bula del Jubileo Grande del Papa Pío IV (1561); el trasunto de la misma bula; la carta de indulgencias concedida por doce cardenales el mismo año; una real provisión firmada por Carlos V para que Gaspar Suárez ejerza el oficio de jurado de la ciudad; un breve del Papa Gregorio XIII; el asiento de hermano de la Vera-Cruz del imaginero Juan de Mesa (1623); y el pago a Bartolomé Esteban Murillo por la pintura de la Inmaculada con Fray Juan de Quirós (1656), del que se muestra una reproducción.
Vemos ahora la bandera pontificia, bordada en aplicación sobre tejido de color blanco y amarillo por Charo Bernardino, con asta lacada en negro y metal plateado. Tiene bordado el escudo del Papa Paulo III.
Paulo III va en una de las esquinas del paso del Cristo, realizada por Encarnación Hurtado en 2009.
Esta talla está en una vitrina donde también vemos un privilegio concedido por el pontífice en 1536; una bula de confirmación de privilegios del Papa Pío IV (1561); el trasunto de dicha bula; y un solideo del Papa Francisco, donado a la hermandad en 2023.
Nos detenemos ahora en la bandera concepcionista, bordada en oro y plata a realce sobre terciopelo azul por Leopoldo Padilla en 1946, reformada por Charo Bernardino. El remate de esta insignia, la más antigua del cortejo, es de metal plateado.
Una vitrina más vemos a continuación, donde están la carta de agregación de la capilla de la Concepción, en la desaparecida Casa Grande de San Francisco, a la Basílica de San Juan de Letrán de Roma (1598); la tabla de indulgencias de dicha Basílica; un expediente de dote de doncella de 1793, una obra pía que realizaba la hermandad ayudando con una dote a mujeres humildes cuando se iban a casar o ingresaban en un convento; una patente para celebrar la fiesta de la Inmaculada en 1618; y una convocatoria para el septenario a la Virgen de las Tristezas en 1870, cuando la hermandad se encontraba en la iglesia de San Alberto.
Sobre la vitrina se muestra una reproducción de la pintura de la Inmaculada con doncellas de la Hermandad de la Vera-Cruz, de Francisco Herrera el Viejo, encargada por la corporación para su capilla del Convento Casa Grande de San Francisco.
Seguimos con una vitrina en la que están las reglas de la hermandad de 1804, las de 1942, el libro de reglas de 1963 y el de 2012, que es el actual, con cubierta de Joaquín Ossorio y pinturas de Daniel Puch Rodríguez-Caso.
Y al lado están los libros de reglas de la Vera-Cruz de Aznalcázar (1540), de la Vera-Cruz de Dos Hermanas (1544), de la Vera-Cruz de Guillena (1560) y de la Vera-Cruz de Olivares (último tercio del siglo XVIII).
Ahora se puede ver el actual estandarte corporativo de la hermandad, bordado en oro y sedas sobre damasco verde por Charo Bernardino, con diseño de David Calleja y orfebrería de metal plateado de Joaquín Ossorio.
También vemos el cartel del Jubileo Plenísimo, de finales del siglo XVIII o principios del XIX, donde aparece un escudo que es el que se tomó para el actual de la corporación.
A su lado, el Protocolo de Bienes de 1720, realizado por José Martínez Garzón, contador mayor de la Hermandad de la Vera-Cruz.
De la Vera-Cruz de Coria del Río es una bandera del siglo XVIII, cuyo escudo es similar al de la hermandad sevillana.
Y también es muy parecido el que vemos en el libro de reglas de 1763 de la Hermandad de la Vera-Cruz de Sanlúcar la Mayor.
De la misma hermandad es el estandarte que vemos a continuación, bordado en oro sobre terciopelo verde en 1935 por las Hermanas Trinitarias de Sevilla.
Y al lado está el de la Vera-Cruz de Olivares, bordado en oro sobre terciopelo verde en 1944 por Leopoldo Padilla y por las religiosas del Convento de Santa Isabel, con orfebrería de Eduardo Seco Imberg y Manuel Seco Velasco.
Antes de recuperar su escudo antiguo, en la reorganización la Hermandad de la Vera-Cruz optó por un escudo al gusto de la época. Es el que quedó reflejado en el estandarte bendecido en 1963 y utilizado hasta 1999, año en que fue sustituido por el que vemos enmarcado ahora, bordado por Luis Miguel Garduño.
Junto a dicho estandarte se muestran dos varas; una con el escudo anterior de 1944, de Manuel Seco, y la otra de 2008, de Joaquín Ossorio.
Continuamos con dos paños de bocina de Charo Bernardino y diseñados por David Calleja. Uno va ante el paso del crucificado (2010), y el otro delante del paso de palio (2013).
También se puede ver un grabado con una interpretación del escudo de la hermandad realizado el año pasado por Daniel Lara Martín.
E igualmente hay otro escudo, éste pintado con acuarela, bolígrafo y grafito sobre papel encolado por Luis de la Pura en 2020.
Otra vitrina nos enseña una única pieza, en este caso una copia que se hizo en 1631 de la regla de la hermandad de 1538, dado que el libro original se vio afectado por una riada en 1626. Hoy en día se conserva en la biblioteca de la Universidad de Sevilla.
Y alcanzamos el final de la segunda sala con una vitrina más, dedicada al Lignum Crucis que un nazareno porta en el cortejo de la Virgen. Vemos el documento de la donación por parte de José Sebastián y Bandarán (1967), que trece años antes había donado el de la cruz de guía; la carta de donación del relicario por parte de Carlos Hugo de Borbón-Parma; un paño para el Lignum Crucis de finales del siglo XIX y autor anónimo; y la portada del ABC de Sevilla del Martes Santo de 2012, en la que se recoge una foto del Lignum Crucis durante la estación de penitencia que se hizo el día anterior sin pasos por la lluvia, pero con la reliquia.
Y salimos de nuevo al patio, donde vemos un manto de camarín de la Virgen de los Dolores de la Hermandad de las Penas de San Vicente, realizado con parte de los bordados interiores del que fue el palio de dicha dolorosa, hoy perteneciente a la Virgen de las Tristezas de la Vera-Cruz.
Dicho palio cobijó antes a la Virgen de Loreto, de la Hermandad de San Isidoro. Así, vemos tres fotos de las mismas caídas con cada una de las tres dolorosas que lo han tenido. Son fotos del primer cuarto del siglo XX (Loreto), de los años 40 (Dolores) y de finales de los 50 (Tristezas).
Y llegamos por fin al paso de palio de la Virgen de las Tristezas, con caídas de terciopelo negro bordado en oro por Patrocinio López con diseño de Antonio Requena (1884-1885); peana y varales de metal plateado, e imagen de la Virgen de Covadonga de plata, plata sobredorada y marfil, todo ello de Manuel Villarreal (1957); saya de terciopelo negro bordado en oro del taller de Santa Bárbara con diseño de Joaquín López (1986-1987); llamador de plata de Hermanos Fernández (2007); relicario de San Francisco de plata de los mismos orfebres (santo y templete) y de Joaquín Ossorio (basamento y relicario) de entre los años 2004 y 2009; candelería (2014-2020), candelabros (2020), jarras (2020-2022) y respiraderos (2024), todo de metal plateado de Villarreal; y faldones de terciopelo negro bordado en oro confeccionados por Charo Bernardino, bordados por Santa Bárbara y con pasamanería de Casa Rodríguez (2004-2008 y 2024).
Empieza con una cuidada e interesantísima exposición el ciclo del 'Círculo de Pasión' 2025 del Mercantil; una muestra de la Hermandad de la Vera-Cruz que permanecerá abierta hasta el próximo 16 de febrero.
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