DOS SIGLOS DE BUEN FIN

Sevilla era un territorio ocupado por los franceses de Napoleón, y de su hermanísimo, cuando la actual imagen de la Virgen del Buen Fin se incorporó al devocionario mariano de la ciudad. Han pasado dos siglos de aquello. Y para celebrarlo, la dolorosa de Juan de Astorga salió a las calles bajo su gótico palio. Fue una salida extraordinaria en todo; desde el lugar de salida, la Capilla de los Servitas, aledaña a la parroquia de San Marcos donde la imagen fue bendecida en 1810, hasta el itinerario de la procesión, que discurrió por la plaza de Santa Isabel, Vergara, San Luis, Relator, Feria, Peris Mencheta, Palacios Malaver, Feria, Castellar, Alberto Lista y Saavedras, para regresar a su templo de San Martín.
La dolorosa de la Hermandad de La Lanzada fue acompañada hasta Santa Marina por una representación de todas las cofradías del Miércoles Santo y por otras como La Esperanza de Triana y La Trinidad. Además, salieron a su encuentro las hermandades de La Resurrección, Los Javieres, Todos los Santos y Montesión.
La Sociedad Filarmónica de Pilas interpretó durante todo el recorrido un sinfín de marchas, entre las que se encontraron “Buen Fin”, “Esperanza Macarena”, “Virgen de la Palma”, “A ti Manué”, “Caridad del Guadalquivir”, “Pasan los Campanilleros”, “Rocío”, “La Madrugá”, “Coronación”, “Virgen de Montserrat” o “Encarnación Coronada”.
Por otro lado, pasó desapercibido el discurrir de la Virgen del Buen Fin por la hoy iglesia reformada episcopal de San Basilio, que en tiempos fue la sede canónica de la Hermandad de La Lanzada, lugar del que los franceses expulsaron a la cofradía arrasando con parte de sus enseres; entre ellos, la antigua dolorosa. Este templo, hoy protestante, vio pasar el paso de palio con sus puertas cerradas y nadie asomado a las ventanas.
Los actos previstos para celebrar el segundo centenario de la dolorosa de Astorga, que ha contado incluso con un sello conmemorativo de Correos, se cerraron al día siguiente con un besamanos extraordinario ante el paso de palio.