Lo extraordinario de esta salida, para la que lamentablemente los elegantes faroles dorados se volvieron a quedar en casa, hizo que fueran muchos los cofrades que madrugaron para acompañarlo en su itinerario de ida, que le llevó desde Los Terceros hacia Ponce de León, San Leandro, la Alfalfa, la Cuesta del Rosario y Francos para, bajando por la Cuesta del Bacalao, alcanzar las inmediaciones de la Catedral.
En este recorrido el paso fue acompañado por los cánticos de la Escolanía Salesiana María Auxiliadora, así como el Quinteto de viento Torre del Oro.
Entre lo positivo, hay que subrayar las diferentes piezas bordadas prestadas por varias hermandades para vestir en una jornada tan especial a los discípulos.
Hasta pasadas las tres de la tarde estuvo el paso de la Cena recorriendo las calles Placentines, Alemanes, Cuesta del Bacalao, Placentines, Francos, Cuesta del Rosario, Jesús de las Tres Caídas, Odreros, Boteros, Sales y Ferré, Plaza Cristo de Burgos, Doña María Coronel, Gerona, Plaza de los Terceros y Sol. Pues eso, sol, mucho sol, y un público al que el calor tampoco dio tregua, sin que eso fuera impedimento para acompañar hasta el final a Jesús y sus doce apóstoles.
En Alemanes, una mujer llegada de fuera de Sevilla preguntaba: "¿Cuál será Judas?". Descubierta la identidad del discípulo traidor, añadió: "¡Qué mal amigo!".
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