El misterio de la Hermandad de la Candelaria (Jerez) en el vía crucis de la JMJ 2011. Foto: josejoaquinleon.es
El misterio, tal y como sale a las calles de Jerez cada Lunes Santo desde 2006. Foto: jerezgonzaterraes.blogspot.com
Juan Carlos García y Pasión Vega, junto al boceto del rostro de una de las mujeres del misterio de la Candelaria de Jerez. Foto: artejcgd.es
No es, ni mucho menos, una novedad la inspiración de los escultores en rostros reales para la realización de imágenes titulares o secundarias que vemos cada año por las calles de cualquier ciudad de España. Por muchos es sabido el caso de la Virgen del Dulce Nombre, la primera dolorosa de Castillo Lastrucci para la Semana Santa sevillana. Se puede decir que el genial imaginero de la calle San Vicente pasó a la madera el rostro de una bailaora del barrio con tal fidelidad, que en su primera salida procesional, en 1924, los sevillanos no veían a la Madre de Dios, sino directamente a aquella muchacha tan conocida por todos bajo palio. Ello motivó que la Hermandad de la Bofetá obligara a Castillo a retocar la imagen, dándole a la Virgen el bellísimo aspecto que hoy conocemos.
La Virgen de la Salud de San Gonzalo y la Magdalena de Santa Marta (Ortega Bru)
La Virgen de la Paz y la Virgen de las Tristezas (Antonio Illanes)
Éstos son sólo algunos ejemplos, dado que son innumerables. Ahora bien, hay una gran diferencia entre inspirarse en una persona anónima, desconocida para el común de los mortales, y hacerlo en alguien famoso o conocido por todos (véase el escandaloso episodio de la Virgen del Dulce Nombre). En este último caso, no sólo encontramos a Pasión Vega como una de las Santas Mujeres del misterio jerezano de la Candelaria, sino que Manu Tenorio aparece como un soldado romano en el misterio de Jesús Despojado de Almuñécar por obra y gracia del imaginero Juan Antonio Blanco Ramos.
Soldado romano inspirado en el rostro de Manu Tenorio. Foto: abc.es
Son ambos cantantes personas lo suficientemente famosas como para que no parezca en absoluto conveniente su inclusión en un paso junto a imágenes de Jesucristo o la Virgen, a las que podrían incluso restar protagonismo si uno se empeña en identificar de entre todas las figuras al 'famoso infiltrado'. Y es que más recuerda esta práctica a las Fallas de Valencia, donde se crean figuras caricaturescas de personajes muy conocidos (políticos, artistas, gente del mundo del corazón...) que a la clásica imaginería procesional de toda la vida.
Insisto: no es ni mucho menos una práctica novedosa, pero es que ésta que vivimos es la era de la imagen, de la televisión y de las revistas de cotilleo. Mejor será no trasladar todo eso a un paso de Semana Santa.
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