El Viernes Santo es la antítesis del Miércoles. Si raro es el Miércoles Santo con lluvia y estaciones de penitencia suspendidas, raro es el Viernes Santo presidido por la normalidad, la tranquilidad meteorológica y con sus siete cofradías en las calles.
Tras una mañana con las tres hermandades de capa corriendo bajo el sol para escapar del agua, se avecinaba una tarde de incertidumbre porque se anunciaba más lluvia para las horas siguientes.No parecía tan claro, sin embargo, cuando la Hermandad del Cachorro anunció que no salía, sorprendiendo a todo el mundo. El hermano mayor, José María Ruiz Romero, se despedía del cargo este año temeroso de revivir escenas ya conocidas como la manta de agua que soportó su cofradía en 2004 y 2007, y prefirió repetir la dura experiencia de quedarse en casa, como ya ocurrió en 2005, 2006 y 2011. El balance no puede ser más descorazonador.
Cuando la Carretería tenía que ponerse en la calle aún no había caído ni una sola gota. Había nubes, sí, pero también un sol espléndido que desde la amplitud de Adriano se colaba por la calle Toneleros. Cuántas veces hemos comentado la cantidad de Semana Santa que nos está robando la alta tecnología aplicada a la meteorología. Somos tan listos al saber lo que va a pasar, o lo que puede pasar, que con más sol que nubes la Carretería también decidió suspender la estación de penitencia.
Iba a llover, sí, pero ¿cuándo? Como en un Viernes Santo más, de ésos en los que vamos tachando cofradías del programa no por haberlas visto ya, sino por todo lo contrario, las dos siguientes citas estaban en la O y en la Soledad de San Buenaventura. Y entonces, esperando la decisión de ambas cofradías, empezó a llover. Tampoco mucho, más bien poco. Pero suficiente para haber puesto muy nerviosos a los responsables del Cachorro y la Carretería si hubieran estado en la calle.
Así las cosas, comenzaba aquí una jornada más de esperas, consultas y decisiones arriesgadas. En Triana y Carlos Cañal ésa fue la primera medida: esperar. A estas alturas de la Semana Santa la gente estaba más que cansada de ver pasar las horas muertas ante las puertas cerradas de los templos. Nunca sus fachadas han tenido tantos ojos clavados en ellas durante tanto tiempo. En la O, por ejemplo, un chaval explicaba a su novia que el retablo cerámico del Nazareno es el más antiguo de las hermandades de Sevilla. Si hasta hay tiempo para aprender y todo…
El cielo era una sucesión de nubes y claros. Llegaba la nube y descargaba; pasaba y venía el sol para tranquilizar al personal; pero entonces venía otra nube y paraguas en alto… Y así hasta que, con pocos minutos de diferencia, tanto la O como la Soledad decidían ponerse en la calle prácticamente con una hora de retraso. Los apasionados de efemérides y estadísticas recordamos entonces el Viernes Santo de 2005, aquél en que, tras no salir el Cachorro y la Carretería, la cosa se fue arreglando y salieron todas las demás, excepto San Isidoro por un exceso de prudencia. De momento en este 2012 llevábamos un camino similar.
La O salió con una cierta premura y, desgraciadamente, sin poner la cruz de guía tras el palio de la Virgen del Patrocinio, que se había quedado al final de la calle Castilla.
Sin embargo, los peores augurios no se cumplieron y, con una hora de retraso, las tres cofradías decidieron salir a la calle. Uno de los principales puntos de interés de la jornada estaba en la Mortaja, debido al acertadísimo cambio de itinerario que por fin, tras no poder llevarse a la práctica en 2011, recorrió la antigua Piedad de Santa Marina. Así, pasó por la calle Feria, por San Martín y San Andrés en su camino hacia la Campana. También se pudo estrenar como nuevo muñidor Juan Guillén Amat, que sustituye a su padre, el hoy hermano mayor Juan Francisco Guillén.
El paso de la Soledad de San Buenaventura, con el correctísimo acompañamiento musical de la Banda del Sol, transmite la dosis justa de romanticismo y melancolía tan propios de la noche del Viernes Santo. Y si se suman los sones de “Soledad franciscana”, nos habrá atrapado para siempre. Desde el balcón de la casa hermandad de Jesús Despojado sonó además, para que no faltara nada, una saeta.
Tras la variedad floral, con montes silvestres, de años anteriores, la hermandad ha vuelto a apostar exclusivamente por el clavel rojo como exorno para el maravilloso conjunto que conforman Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas y Simón de Cirene, en el paso de ‘Currito el Dorador’.
El Viernes Santo se cerró con Montserrat. Enorme la cantidad de público que la esperaba dispuesto a seguirla por Castelar y Molviedro, con la ya acostumbrada interpretación de “Margot” para el paso de palio. Ciertamente, la Banda de Tejera suena casi como si le dieran al ‘play’ en un equipo de música. Pero antes iba el misterio de la Conversión del Buen Ladrón, que fue exornado en su integridad por lirios morados. Ésta es otra hermandad que en los últimos años está ensayando todo tipo de combinaciones florales más allá del tradicional monte de claveles.
Gran entrada Fernando. Para mi fue un Viernes Santo diferente. No salí con el Cachorro por la lluvia, y estuve viendo las que salieron del día. Al menos pude ver cosas que no veo habitualmente por coincidencia en la Estación de Penitencia. Me ha gustado mucho amigo. Un fuerte abrazo desde el blog de la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea.
ResponderEliminarhttp://tertuliacofradecruzarborea.blogspot.com/