viernes, 12 de junio de 2015
CORPUS 2015: LA VIRGEN DE LA HINIESTA REGRESA A SAN JULIÁN
El punto final a la jornada del Corpus lo pone cada año la misma que 24 horas antes da el pistoletazo de salida. En la principal fiesta de la ciudad, no podía ser otra que la Patrona del Ayuntamiento, la Virgen de la Hiniesta, que a las ocho de la tarde se ponía en camino para emprender el regreso a la Parroquia de San Julián desde su altar de la Plaza de San Francisco.
El cortejo fue prácticamente el mismo que a la ida, con la cruz de guía, el guión de la juventud, el guión de la Coronación Canónica y el estandarte corporativo, con el añadido de la representación de la Hermandad del Rosario de San Julián, con su propio estandarte, que hace algunos años cambió el terciopelo rojo por el tisú blanco.
Los Ariza comenzaron pronto a dar las instrucciones a sus costaleros para emprender la bajada del paso de la Virgen de la Hiniesta desde lo alto del altar, por la misma rampa por la que había subido el día anterior. La Banda del Carmen de Salteras no tardó en poner sus sones musicales en cuanto el paso se levantó a pulso. Hasta tres marchas sonaron en esta maniobra: "Hiniesta Coronada", "La Estrella Sublime" y "Madre Hiniesta", las tres dedicadas a la cofradía de San Julián.
Ya abajo, el paso fue buscando, con la marcha "Virgen de la Victoria", la portada del Corpus más cercana a Sierpes. "Coronación de la Macarena" fue la composición escogida para que la Hiniesta saliera por una de las efímeras fachadas de la Basílica del Gran Poder, fabricadas en cartón piedra.
La Hiniesta Gloriosa, que mantenía su exorno floral de claveles y gladiolos blancos, espigas de trigo, romero y racimos de uvas, continuó su camino por un recorrido distinto al de la ida, ya que desde la Plaza de San Francisco tomó Francisco Bruna y Entrecárceles, en dirección a la Plaza del Salvador, a la que llegó con "Aniversario Macareno", marcha cortada cuando el paso se detuvo, práctica, la de cortar las partituras sólo porque los costaleros se paren, que sigue sin tener explicación posible. Las marchas, como ya hemos comentado en más de una ocasión, son para las imágenes, no para quienes las llevan.
A continuación, la Hiniesta emprendió la subida de Villegas y Cuesta del Rosario con la marcha "El Corpus", entre continuos gritos de "¡Viva la Virgen de la Hiniesta!" que salían desde debajo del paso. Acto seguido, en la Plaza de la Pescadería, la Banda del Carmen tocó "Virgen de la Estrella", a la que seguirían en la Alfalfa "Pasa la Virgen Macarena" e "Hiniesta de San Julián" desde la Alfalfa a la calle San Juan.
Horas después de pasar por allí el Señor de la Cena, le siguió la Hiniesta. Después de la Cena, la Hiniesta, como si fuera Domingo de Ramos. En este caso, sin embargo, era la Hiniesta Gloriosa, que en ese momento afrontaba la estrechez de Boteros para salir a Sales y Ferré, todo ello con el acompañamiento musical de las marchas "Procesión de Semana Santa en Sevilla" y "Hosanna in excelsis".
A continuación, la Hiniesta salió a la Plaza del Cristo de Burgos, uno de los más bellos espacios urbanísticos del centro de Sevilla, sentenciado desgraciadamente por una línea de metro que no llega. No hay mal que por bien no venga.
Por este lugar contemplaba a la Hiniesta el hermano mayor de Santa Genoveva, Francisco Javier Bonilla, a cuya cofradía los Ariza dedicaron una levantá. Más adelante, sonó "La Esperanza de Triana" junto a la Parroquia de San Pedro, donde otro hermano mayor, en este caso el de la Divina Pastora y Santa Marina, Gabriel Solís Carvajal, buscaba el mejor ángulo para captar con su clásica cámara de fotos el paso de la Hiniesta con la torre de la iglesia a su lado.
Seguidamente, la Hiniesta se introdujo en la calle Santa Ángela de la Cruz con la marcha "María Santísima del Subterráneo" (de nuevo la Cena presente en la jornada), a la que siguieron camino del Convento de las Hermanas de la Cruz "Bajo tu Amparo" y "El Dulce Nombre de Jesús".
Con el paso vuelto hacia el convento, las hermanas cantaron la salve a la Hiniesta y precisamente esa composición, "Salve Hiniesta", fue la que sonó después, mientras el paso se alejaba de este punto. Sin embargo, sólo unos pocos hermanos cantaron esta marcha estrenada el año pasado, y que gana muchísimo con la letra. Hay que aprendérsela, que es bellísima y no demasiado difícil.
Mucha gente seguía por las calles a la Virgen de la Hiniesta en su camino de regreso a San Julián, que incluyó la calle Dueñas antes de enlazar con Doña María Coronel, a partir de la cual la Hiniesta Gloriosa enganchó con el itinerario de regreso que la Hiniesta Dolorosa sigue cada Domingo de Ramos.
La Banda del Carmen tocó por Dueñas la marcha "Encarnación Coronada", mientras que por Doña María Coronel sonó "Virgen de los Estudiantes". Más adelante, en el giro de Doña María Coronel a Bustos Tavera se interpretó "Y en Triana, la O".
De nuevo en Bustos Tavera hubo una dedicatoria a una hermandad, como es la de San Benito, cuyo hermano mayor, José Luis Maestre, estaba por la zona. Desde allí, el paso salió a la Plaza de San Marcos a los sones de "Nuestra Señora de Guadalupe" y "Coronación de la Macarena".
Los clientes de los bares que estaban en ese momento disfrutando de una noche de temperaturas agradables en los veladores de la calle Vergara, se encontraron de repente con la Hiniesta pasando a su lado, confundiéndose el aroma del incienso con el de las pizzas de uno de estos establecimientos.
A partir de este punto, comenzó el discurrir de la Virgen de la Hiniesta por los callejones que conducen hasta su templo, por los que en determinados momentos se hizo muy complicado avanzar. De Vergara a Hiniesta, la Banda del Carmen de Salteras interpretó la marcha "Hiniesta de Sevilla". El paso se detuvo ante la puerta que las hermanas filipenses de Santa Isabel tienen junto al antiguo edificio conventual y, lógicamente, a ellas se dedicó la levantá.
A continuación, el paso siguió avanzando por los recovecos de Hiniesta y Lira con las marchas "Valle de Sevilla", "Jerusalén", "Hiniesta", "Hiniesta, Pasión y Gloria" y "Nuestro Padre Jesús", todo un recital a cargo de una formación musical de auténtica calidad.
No faltó la anécdota por estas calles cuando, en el último tramo de Lira, una mujer, quizá algo fuera de sí, buscaba a voces al hermano mayor delante del paso para pedirle que se detuviera a la altura de su hermana, Mari, porque iba a cantarle una saeta. La tal Mari parecía algo avergonzada de la actitud de su hermana, por lo que no esperó a que el paso llegara hasta donde estaba, sino que se adelantó y empezó a cantarle la saeta (una saeta, sí, a una Virgen de gloria en el mes de junio) aprovechando una parada. La hermana de la saetera no dudó en hablar por encima de ésta pidiendo de malos modos a la gente que se callara, al tiempo que lanzaba algún que otro 'olé' para animarla durante la interpretación. Acabada la saeta, ambas se fueron arrgadas del brazo por la calle Hiniesta.
Tras este momento, la Virgen de la Hiniesta continuó con la marcha "Como tú ninguna", a la que siguió después "Azul y plata" en el giro de Lira a Duque Cornejo.
Desde Duque Cornejo, nombre tan relacionado con la procesión del Corpus de la Catedral por ser el autor de algunas de sus imágenes procesionales, la Virgen de la Hiniesta salió a San Julián con la marcha "La Estrella Sublime". Posteriormente, mientras el paso giraba para situarse frente a la puerta, sonó "Hiniesta Coronada".
Antes de entrar en el templo, la hermana de Mari, la saetera, que había atajado para llegar a la puerta de la parroquia, aún tuvo tiempo de hacer de las suyas con gritos de aprendiz de capataz y pretendidos piropos a la Virgen que abochornaron aún más a su hermana e hicieron que el público la mandara callar (ahora era al revés) para que no estropeara el momento de la entrada.
Finalmente, a las doce y cinco de la noche, la Hiniesta Gloriosa regresó a casa, de la que salió 28 horas y media antes en dirección a su altar de la Plaza de San Francisco.
Una vez dentro de San Julián, la Virgen de la Hiniesta quedó colocada ante la puerta lateral del templo, frente a la Inmaculada de Alonso Cano. Un año más, la Patrona y Bienhechora de Sevilla (aunque en la parte de atrás del baldaquino siga poniendo 'biencehora'), salió para reencontrarse con su ciudad, a la que llegó, o más bien regresó, en la Baja Edad Media procedente de tierras catalanas.
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