domingo, 16 de agosto de 2015
DÍA DE LA VIRGEN 2015: MAÑANA DE FE Y DEVOCIÓN JUNTO A LA PATRONA
El 15 de agosto no es un día cualquiera en Sevilla; es el día de la Virgen, que en esta ciudad y en este día no es otra que Nuestra Señora de los Reyes, a la que algunos de los devotos que la esperaban en el inicio de Placentines, llegados desde diversos puntos de la capital hispalense y de municipios cercanos, se referían como la Señora. Simplemente. Si el Señor es el que vive en San Lorenzo, la Señora es la que en este día grande de verano deja su casa de la Catedral por un rato para encontrarse en la calle con sus fieles.
Ha sido la de este año una mañana muy fresca. Se podía decir que incluso hacía frío por momentos. El calor estaba en la manifestación de fe que se iba a vivir en cuanto la reja junto a la Giralda se abriera, ya que la Puerta de los Palos estaba abierta desde hacía un buen rato, y dejara salir al cortejo tan especial que tiene la procesión de la Patrona, la Virgen de los Reyes, la primera devoción mariana de la Sevilla de San Fernando.
Lo encabezaba la Banda Sinfónica Municipal, que tras el concierto de la noche anterior, estaba perfectamente dispuesta para marcar el sencillo camino de esta procesión que atrae a un número enorme de personas que abarrotan por completo la manzana que conforma la propia Catedral. "Virgen de los Reyes Coronada" fue la primera marcha que interpretó la magnífica formación musical que dirige Francisco Javier Gutiérrez Juan, a la que siguió después "Virgen de los Reyes", ya por Placentines.
A continuación, como en la procesión del Corpus, los Niños Carráncanos de la Sacramental del Sagrario abrían el cortejo propiamente dicho, seguidos por la cruz patriarcal y ciriales, y por los miembros de la Asociación de Fieles de la Virgen de los Reyes y San Fernando, con su medalla al cuello y cirios blancos. Después, los miembros del Consejo General de Hermandades y Cofradías, que tienen a la Virgen de los Reyes como Patrona de la institución.
El cortejo continúa con un grupo de hermanos de la Hermandad Sacramental del Sagrario con cirios rojos y con su estandarte sacramental. Finalmente, antes del paso de palio de la Virgen de los Reyes, iba el clero secular, la coral y el Cabildo Catedral.
El repique de las campanas de la Giralda y del Convento de la Encarnación, cuyas hermanas estaban asomadas para no perder detalle de la procesión, anunció la salida del palio de tumbilla de la Virgen de los Reyes; un momento que en cualquier otra salida procesional sería recibido con aplausos de los presentes, pero que aquí se recibe con total solemnidad. La emoción, que existe, se lleva dentro y se expresa de otra manera, con oraciones, con ojos llorosos y con multitud de peticiones y agradecimientos silenciosos.
La Virgen de los Reyes, cuyo paso lucía las habituales esquinas de grandes macizos de nardos y claveles blancos, flor ésta presente también en el friso, ha llevado este año para su salida procesional el manto celeste de 1904, bordado con motivo de la coronación canónica de la Patrona en el taller de Olmo, según el diseño de Herminia Álvarez Udell. En el frontal, un ángel sostiene el bastón de mando que acredita su condición de alcaldesa perpetua de la ciudad.
Sin prisa, pero sin pausa, el paso de palio avanza sobre los pies de sus veinte costaleros guiados por los Bejarano. La convalecencia del arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, que ha sido operado en Guadalajara por una diverticulitis aguda, ha hecho que haya sido el obispo auxiliar, Santiago Gómez Sierra, el encargado de presidir la procesión detrás del palio, así como la función posterior.
Las diferentes autoridades religiosas, civiles y militares seguían antes de la Banda de Música de la Segunda Subinspección General del Ejército Sur, que recibió a la Patrona en la calle con la marcha "Virgen de los Reyes".
Como es tradición, en la esquina de Placentines con Alemanes tuvo lugar la primera de las 'posas' o vueltas completas del paso para detenerse de cara al obispo, momento en que se rezan algunas oraciones, con la participación de la coral.
Dos mujeres, agarradas del brazo entre la bulla, se alegraban de poder seguir a la Virgen, muy cerquita de Ella, por la calle Alemanes. La verdad es que no era fácil. Nada importaba que fueran poco más de las ocho de la mañana. El interés por estar con la Patrona vence al sueño y a la pereza, provocando una auténtica marea humana que quiere estar lo más cerca posible de la Virgen de los Reyes. Incluso se pudo ver a algún turista en albornoz asomado al balcón de su hotel con la cámara en la mano, atento a lo que se desplegaba ante sus ojos.
"Esperanza Macarena" sonó para la Virgen en la calle Alemanes, aunque las representaciones de las diversas autoridades entre el paso y la banda dejaban una distancia que dificultaba escuchar con toda la precisión requerida la bellísima composición de Pedro Morales.
De nuevo, en la esquina de Alemanes con la Avenida de la Constitución, la segunda 'posa' de la Virgen de los Reyes antes de enfilar la Avenida y pasar por delante de la fachada principal de la Catedral hispalense.
La Banda de la Segunda Subinspección General del Ejército Sur no había terminado de interpretar "Encarnación Coronada" en la Avenida cuando se produjo la tercera 'posa' en la esquina con Fray Ceferino González.
Concluida ésta, la Virgen de los Reyes siguió su camino, ahora iluminada de lleno por el mismo sol que recibe en la Puerta de los Palos cada Domingo de Resurrección al Señor Resucitado y a la Virgen de la Aurora.
Y a otro domingo, ésta vez al de Ramos, recordó la siguiente composición, "Virgen de la Paz", que sonó tras el palio de tumbilla de la Patrona en la Plaza del Triunfo, con las gradas del Archivo de Indias absolutamente a reventar de gente que no quería perderse el tramo final de esta breve procesión anual de la Virgen por la que reinan los reyes.
Finalmente, el paso de palio alcanzó, desde la Plaza del Triunfo, la Plaza de la Virgen de los Reyes, con el nombre mejor puesto que nunca. La Patrona llegó a la altura de la Puerta de los Palos y se detuvo dando la cara a sus devotos, muchos de los cuales no se movieron del lugar desde el que vieron la salida y se disponían a ver cómo se perdía por la oscuridad de las naves catedralicias.
Las autoridades situadas tras el paso desfilaron ante él, como también hizo la compañía de gastadores del Ejército que cerraba el cortejo y que recibió numerosos aplausos de los presentes, acompañados de gritos de "¡Viva España!".
La Giralda de nuevo acompañó el momento con su incesante repicar mientras el paso se adentraba en la Catedral y la banda tocaba el Himno Nacional.
Todo ocurre muy deprisa. Temprano sale y temprano entra de nuevo en la Catedral la Virgen de los Reyes. Pero, sin embargo, en esas escasísimas dos horas desde la salida de los Niños Carráncanos hasta la entrada del palio, la Patrona nos invita a reencontrarnos con el origen de nuestra fe, de la fe de Sevilla y la de aquel rey santo que se dejó conquistar por la ciudad reconquistada. Esa misma ciudad que, lo que son las cosas, ha decidido ahora prescindir de la festividad de su patrón a cambio del rebujito y las casetas de la feria...
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