BESAMANOS A LA HINIESTA EN EL XLIII ANIVERSARIO DE SU CORONACIÓN

Durante la jornada de ayer, martes, la Hermandad de la Hiniesta celebró el besamanos a su imagen de gloria al cumplirse el XLIII aniversario de su Coronación Canónica, ya que fue el 23 de mayo de 1974 cuando la Virgen de la Hiniesta, la devoción que llegó milagrosamente a San Julián desde tierras catalanas, recibió esta distinción por parte de la Iglesia.
Con tal motivo, la Hiniesta Gloriosa estuvo ubicada en el presbiterio alto de su templo, sobre su peana de madera tallada y dorada, y a los pies del camarín, que estaba ocupado por el guión de la Coronación que forma parte tanto del cortejo de la cofradía penitencial cada Domingo de Ramos, como del de la salida en la víspera y en la tarde del Corpus.
La Hiniesta lucía su corona de oro, la Medalla de la Ciudad, la retama de orfebrería, las llaves de la ciudad y el bastón de mando. Asimismo, contaba con su ráfaga procesional y la media luna a sus pies. Lo que no llevaba era un manto textil, sino que se podía contemplar al completo la talla que realizó Antonio Castillo Lastrucci como réplica de la imagen perdida en el incendio intencionado de la Parroquia de San Julián en 1932.
Flanqueaban a las Virgen de la Hiniesta dos candelabros de plata con tres velas blancas cada uno, mientras que más adelantadas había dos jarras del paso de palio de la Hiniesta Dolorosa con diversas flores blancas, como lisianthus y antirrhinum. Tanto los candelabros como las jarras se elevaban sobre sendos pies de base cuadrada decorados con elementos característicos de la Hermandad de la Hiniesta, tales como la cruz y el corazón, la mitra de San Julián, el abrazo de San Francisco y el Cordero Místico sobre el Libro de los Siete Sellos.
Finalmente, en los laterales del presbiterio veíamos ante pequeños doseles y entre jarritas y velas blancas el decreto del Papa Juan XXIII concediendo la Coronación Canónica en 1959, aunque finalmente el acto en sí se retrasó quince años, y el voto municipal a la Virgen de la Hiniesta Gloriosa que se renueva cada 8 de septiembre, en la fiesta de la Natividad de María.