lunes, 25 de septiembre de 2017
BESAMANOS A LA VIRGEN DE LOS DOLORES Y MISERICORDIA EN SU CAPILLA
Este fin de semana ha tenido lugar el besamanos a María Santísima de los Dolores y Misericordia de la Hermandad de Jesús Despojado, de nuevo en su Capilla del Mayor Dolor, a la que las imágenes titulares regresaron el pasado día 9 (ver), después de pasar todo el verano en la Parroquia del Sagrario (ver) durante el proceso de desmontaje del retablo para su restauración.
Para este besamanos, la dolorosa de Antonio Eslava se ha presentado a los devotos vestida como lo suele hacer cada Domingo de Ramos durante su estación de penitencia, con la saya y el manto de salida, bordados por José Antonio Grande de León hace pocos años, y la diadema procesional. La Virgen, que estaba elevada sobre una fina peana plateada en la que había depositados dos claveles rosas, lucía en el pecherín un puñal, un alfiler con la palabra Dolores, la reliquia de Santa Genoveva Torres y el gran broche que alude a su doble advocación: el corazón traspasado por los siete puñales (Dolores) y el emblema de la orden de la Merced (Misericordia), festividades ambas que se celebran en el mes de septiembre, el mes de los cultos en su honor.
Por otra parte, hay que señalar que la imagen ofrecía a los devotos la mano derecha, mientras que con la izquierda sujetaba un rosario, y en la cintura tenía un cíngulo dorado con un broche de la Guardia Civil, donado a la Virgen de los Dolores y Misericordia en 2012 con motivo del L aniversario de su bendición.
La dolorosa se encontraba en el presbiterio del pequeño templo de la Plaza de Molviedro flanqueada por los candelabros de cola de su paso de palio y, más en los extremos, dos jarras con diversas flores de tonalidades rosa y blanca. Al fondo, presidía el altar Nuestro Padre Jesús Despojado entre los hachones de sus andas de vía crucis y ante un dosel compuesto por el techo y la caída frontal del palio, así como algunas partes de crestería de madera tallada y dorada en los laterales.
Un buen número de candeleros con cera blanca iluminaban el altar, así como dos candelabros de tres guardabrisas cada uno junto al sagrario en el friso, donde también veíamos otras jarras y jarritas del paso de palio. Completaban el altar la presencia de un paño de bocina en cada extremo, y el estandarte corporativo y la cruz alzada entre ciriales en el lado derecho.
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