La Hermandad del Carmen de Santa Catalina ha iniciado hoy, jueves, el triduo en honor a la Virgen de dicha advocación, y con él también su besamanos, cultos que parece que por último año tendrán lugar en la Parroquia de San Román, ya que todo apunta a que 2019 será el año de la esperadísima reapertura de Santa Catalina después de quince años cerrada.
La Virgen del Carmen, que el pasado 8 de diciembre celebró un besamanos extraordinario por el CL aniversario de la imagen (ver), se presenta a los fieles en el presbiterio de San Román, elevada sobre su peana procesional y con el manto procesional, así como la corona, la ráfaga y la media luna que igualmente suele portar en sus salidas de cada 16 de julio. Luce además saya y escapulario de un color marrón muy claro con finos bordados. El Niño Jesús, por su parte, viste un pequeño traje de tisú celeste.
Son numerosas las medallas y broches que la Virgen del Carmen lleva repartidos entre el pecherín, el manto y el escapulario, destacando especialmente la Gran Cruz del Mérito Marítimo de la Real Liga Naval, concedida a la imagen en 2002. Vemos igualmente un broche con su advocación, un ancla de pedrería y hasta una medalla del Gran Poder.
El altar del besamanos se adorna con cuatro jarras con diversas especies florales de tonalidades muy diversas. Dos de ellas están junto a la Virgen, mientras que las otras dos se sitúan delante, más separadas entre sí. Más atrás, se han colocado dos de las jarras del paso de palio de la Virgen del Carmen sobre sendas columnas de madera dorada y fuste salomónico.
Finalmente, vemos dos altos candelabros plateados con cinco velas blancas protegidas por sendas tulipas en cada uno, y en el extremo derecho de todo el conjunto se encuentra el estandarte de esta hermandad de gloria.
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