Desde el pasado domingo, al día siguiente de su traslado a la Catedral para la Coronación Canónica, y hasta este martes, María Santísima de la Paz estuvo expuesta en besamanos en la Parroquia del Sagrario. Aunque en un principio no era intención de la hermandad la celebración de este besamanos extraordinario, finalmente se decidió a hacerlo dada la expectación que ha levantado esta Coronación, a juzgar por la cantidad de personas que acompañó el sábado a la Paz en su traslado.
En un sencillo altar de besamanos para el que únicamente se utilizaron varias jarras del paso de palio con claveles blancos, a las que se unió un centro de rosas, nardos y anthurium a los pies de la imagen y un ramo donado por la Hermandad de Santa Genoveva, la Virgen de la Paz se presentaba a los fieles con un sencillo manto blanco liso y la saya de tisú bordada en plata por Manuel Solano y estrenada hace dos años.
Por otra parte, el besamanos permitió contemplar de cerca dos de los grandes estrenos patrimoniales realizados con motivo de la Coronación, como la toca de sobremanto bordada en plata sobre malla también por Solano, y la diadema de plata de los Hermanos Delgado.
Asimismo, sobre el pecherín lucía la cruz de plata y aguamarinas del siglo XIX, en la mano izquierda llevaba un rosario de oro y una nueva rama de olivo de plata regalada por la comunidad parroquial de San Sebastián, y en el fajín militar estaba prendida la réplica de la Medalla de la Ciudad, regalo del Ayuntamiento, como es costumbre hacer con cada Virgen coronada.
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