miércoles, 28 de septiembre de 2016
LA RESTAURADA VIRGEN DEL DULCE NOMBRE, BAJO EL SOL DEL DOMINGO
La Hermandad de la Bofetá finalizó este domingo los cultos anuales en honor a María Santísima del Dulce Nombre con la celebración del rosario de la aurora que, como es habitual, tuvo como destino el Convento de la Asunción de las Madres Mercedarias, en la calle Guadalquivir.
Fue una ocasión inmejorable para ver, principalmente en el itinerario de regreso, a la Virgen del Dulce Nombre por primera vez bajo el sol de la mañana tras su restauración por parte de Carmen Bahíma. Una oportunidad, por tanto, de disfrutar del resultado de una estupenda restauración que ha devuelto a la dolorosa de Castillo Lastrucci un aspecto reluciente, sin la suciedad y repintes que había acumulado con el paso del tiempo.
A las ocho y media de la mañana salió el cortejo de la Parroquia de San Lorenzo en dirección al convento, donde tuvo lugar la celebración de la eucaristía, tras la que se llevó a cabo el traslado de regreso a su templo a eso de las once menos cuarto. La cruz alzada entre ciriales abría el primer tramo de hermanos con cirios, mientras que el estandarte corporativo iniciaba el segundo. Posteriormente, iba el Coro Santa María interpretando diversas composiciones.
Tras el cuerpo de acólitos, con cuatro ciriales, salió del convento la Virgen del Dulce Nombre llevada en andas iluminadas con dos faroles plateados. En esta ocasión, la dolorosa del Martes Santo vestía manto azul liso, la saya de tisú de plata bordada en oro y sedas por Esperanza Elena Caro, toca de sobremanto y la corona procesional.
Sobre el pecherín, con un tocado a tablas, tenía un broche con su advocación en el centro y otro pequeño broche en su lado izquierdo. En las manos sostenía un pañuelo y un rosario. En cuanto al exorno floral, las andas, comandadas por los Hermanos Gallego, capataces generales de la hermandad, tenían un friso de claveles blancos, además de nardos en las esquinas.
Desde la calle Guadalquivir, el breve itinerario de regreso continuó por Santa Clara y Eslava hasta la Plaza de San Lorenzo, entrando en la parroquia por la puerta principal a las doce menos cuarto, apenas una hora después de abandonar el Convento de las Mercedarias.
Cuando entró de nuevo en San Lorenzo, las andas fueron conducidas hasta el interior de la capilla de la hermandad, quedando la Virgen del Dulce Nombre a los pies de Nuestro Padre Jesús ante Anás, que durante los cultos en honor a la dolorosa ha estado presidiendo la estancia desde su camarín. Las oraciones finales dirigidas por el párroco de San Lorenzo, Francisco de los Reyes Rodríguez, pusieron el cierre a este culto externo de la Hermandad de la Bofetá.
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