jueves, 13 de octubre de 2016

LA HERMANDAD DE LOS HUMEROS ESQUIVÓ LA LLUVIA Y PUDO SALIR A LAS CALLES


Cuando todo parecía apuntar a una suspensión de la salida procesional por segundo año consecutivo a causa de la lluvia, la Hermandad del Rosario de los Humeros logró esquivarla y recorrió las calles de la feligresía de San Vicente en una mañana que resultó mucho más agradable de lo que se preveía, siendo la única de las tres cofradías de la jornada que pudo procesionar este 12 de octubre en Sevilla.
Salió la Virgen del Rosario, pero con notables cambios, ya que tuvo que suspender el rosario de la aurora por las calles y rezarlo en su lugar en el interior de la capilla del antiguo arrabal. Pero, pese a eso, la evolución de las nubes dejaba un hueco abierto a la esperanza de poder, este año sí, ver a la Virgen por el barrio.
A las once y media de la mañana, consultados los partes más actualizados, la junta de gobierno decidió que sí, que habría salida procesional, aunque con un itinerario diferente, más directo, y sin renunciar a la visita al Convento de Santa Rosalía, que debía haber sido el destino del rosario de la aurora.
Así, por fin, a las doce del mediodía se puso en la calle el cortejo procesional, encabezado por la cruz alzada entre faroles. Seguían hermanos con hachetas, el simpecado, el estandarte corporativo, la presidencia y el cuerpo de acólitos antes del paso.





La Virgen del Rosario, con su pequeño paso adornado con llamativos nardos en las esquinas, así como rosas blancas junto a flores más pequeñas en el friso, tomó nada más salir la calle San Laureano hacia la Puerta Real y la calle Alfonso XII.
La Banda de Música María Santísima de la Victoria, de Las Cigarreras, fue un año más la encargada de acompañar a la cofradía de los Humeros. A San Laureano llegó la Virgen con la marcha "El Corpus" en una chicotá bastante larga, dado que los costaleros, guiados por los Hermanos Gallego, caminaban con celeridad. A la una había que estar en Santa Rosalía y era necesario andar a buen ritmo.
De hecho, por Alfonso XII no sonó ninguna otra composición hasta el giro a Redes, que lo hizo la Virgen del Rosario a los sones de "Como tú ninguna". Después, por esta calle, que tenía algunos charcos por la lluvia caída a primera hora, sonó "Macarena", de Emilio Cebrián. Casi al final de la calle, las ramas de un naranjo de gran tamaño obligaron a los costaleros a echar el paso a un lado y sortear, con los faldones levantados, varios bolardos. Superada la dificultad, la Virgen del Rosario salió a la calle Baños con la marcha "Rosario de la Aurora".










































A continuación, tras un par de paradas en la calle Baños, una de ellas junto al retablo cerámico del Cristo de la Vera-Cruz, sonó "La Estrella Sublime", marcha con la que la Virgen del Rosario de los Humeros llegó hasta la esquina con Cardenal Spínola, en la Gavidia. En el giro a dicha calle la banda interpretó "Virgen de las Aguas", partitura que duró hasta la misma puerta de Santa Rosalía.
Después, mientras sonaba "Rosario de los Humeros", la Virgen entró en la iglesia del convento, momento en que la banda cortó en seco la composición.
Dentro, el paso fue conducido hasta el presbiterio y colocado mirando hacia la zona de clausura de las religiosas capuchinas, desde la que las hermanas de origen africano cantaron una llamativa canción propia de su tierra que provocó la sorpresa de muchos de los presentes.












  













Pocos minutos más tarde, el cortejo emprendía el regreso al arrabal de los Humeros. En el momento de la salida de la cruz de guía, antes de que lo hiciera el paso, la Banda de las Cigarreras comenzó a tocar "Rosario y Paz", marcha dedicada a los dos titulares de la hermandad, la Virgen del Rosario y el Cristo de la Paz.
Después, en el momento de la salida de la Virgen sonó "Coronación de la Macarena", con la que el paso tomó de nuevo en dirección a la Gavidia y a la calle Baños, giro en el que la banda tocó "Nuestra Señora del Patrocinio".
Aún por la larga calle Baños, de la que se recorrieron un par de tramos más que a la ida, sonarían otras tres composiciones: "Bajo tu amparo", "Aniversario Macareno" al cruzar Goles y "Virgen de los Negritos" en el giro hacia la calle Almería y hasta casi alcanzar la calle Dársena.








































La calle Dársena, como es habitual, estaba engalanada con colgaduras, banderolas e incluso reposteros pictóricos en algunos balcones. Desde uno de ellos, un hermano cantó una difícil composición dedicada a la Virgen del Rosario de los Humeros, acompañado por una guitarra.
Cuando terminó, el paso se levantó y comenzó a avanzar a los sones de "Macarena", de Abel Moreno, con la que cayó una intensa petalada desde la azotea del mismo inmueble. Una gran cantidad de pétalos blancos cayeron sobre la Virgen del Rosario, que después siguió adelante con la marcha "Virgen de la Victoria".
La cofradía avanzaba con celeridad, hasta el punto de recorrer en una sola chicotá y con una doble interpretación de "Pasan los campanilleros" la distancia entre el final de la calle Dársena, la subida de Barca hasta Locomotora y el giro para tomar la calle Liñán.
Aquí, el capataz Manuel Gallego dedicó la levantá a su mujer, de la que dijo: "Nunca le dedico nada, pero siempre está ahí apoyándome". Ambos tocaron el llamador en presencia de su hija. Desde Liñán, donde la Virgen pasó junto a su retablo cerámico y a un nuevo azulejo que recuerda la celebración, hace 325 años, del primero rosario público de la hermandad, el paso bajó a la esquina con San Laureano a los sones de "La Esperanza de Triana", a la que siguió después, ya por el acerado cercano a la capilla, "María Santísima del Subterráneo", una marcha, a juicio de Manuel Gallego, según dijo en ese momento, demasiado triste para una gloria. Más alegre fue la siguiente marcha, "Virgen de la Paz", con la que la Virgen del Rosario llegó, aún por la acera, hasta situarse ante su capilla.



















































A pocos metros de la capilla, el paso de la Virgen del Rosario se dispuso a bajar la rampa metálica colocada para salvar la diferencia entre el suelo del templo y el de la calle. La marcha que sonó en este momento fue "Rosario de los Humeros", que la Banda de Las Cigarreras interpretó en dos ocasiones, hasta que el paso, sin detenerse, bajó y giró sobre sí mismo ante la puerta.
Después de una parada, el paso se levantó, se retiraron los zancos y la Virgen del Rosario fue acercándose al dintel mientras la banda tocaba "Rosario y Paz". La marcha se interpretó hasta el final, con la Virgen ya en el interior de la capilla y, ya parada, sonó el Himno Nacional.





















Tras la entrada en el templo, Manuel Gallego se dirigió a los costaleros para desear que la Virgen les bendiga por todo el cariño que le dan al llevarla por las calles y para indicarles que el próximo lunes a las nueve de la noche deben asistir a la 'desarmá' del paso.
Finalmente, se cantó la Salve a la Virgen del Rosario de los Humeros y el hermano mayor, Antonio Martínez Rull, dio las gracias a todos los hermanos por su participación en esta salida procesional tan particular, y en especial a los costaleros y capataces por el esfuerzo realizado.



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