lunes, 31 de octubre de 2016

LA O REINÓ EN TRIANA EN UNA BRILLANTE Y MASIVA PROCESIÓN EXTRAORDINARIA


Había una verdadera expectación en Triana para ver a María Santísima de la O recorriendo las calles del barrio bajo palio. Calles engalanadas desde días antes, hermandades preparando con antelación la visita que la dolorosa les iba a realizar, colgaduras y banderolas a lo largo del recorrido...
Este sábado, la Hermandad de la O clausuró la celebración de su 450 aniversario fundacional de manera brillante, con una salida extraordinaria del paso de palio que vino a complementar la salida de la O Gloriosa en el pasado Corpus Chico de Triana (ver). Ha sido una celebración de cuatro siglos y medio que ha resultado muy mariana, con todo el protagonismo para la advocación de la O, que al fin y al cabo es la más antigua de la hermandad que vio aprobadas sus primeras reglas en 1566, fusionándose tres años después con la corporación que daba culto a Santa Brígida y que tenía un hospital en la misma calle Castilla de la que la Hermandad de la O nunca se ha movido. Nuestro Padre Jesús Nazareno (la cofradía dio culto primero a un crucificado) llegaría después.
Así pues, la Virgen en su advocación de la O, que hace referencia a la Expectación del parto por la sílaba de alabanza con la que empieza cada antífona de dicha celebración, salió a las calles en su iconografía gloriosa el 29 de mayo en el Corpus Chico, y volvió a salir, ahora con la dolorosa de Castillo Lastrucci, este sábado de octubre con sabor a Viernes Santo.
La calle Castilla, en las inmediaciones de la Parroquia de la O, estaba bastante repleta de gente desde unos tres cuartos de hora antes de la salida. Incluso más lejos del templo, en la confluencia entre Castilla y Callao, también había a esa misma hora algunas filas de personas que ya habían cogido sitio para ver pasar a la O. Había cierta confusión sobre la salida. Estaba prevista para las seis de la tarde, la misma hora del Viernes Santo, pero algunos medios, quién sabe por qué, decían erróneamente que la salida era a las cinco y media. Algunas personas, de hecho, empezaban a comprender el error cuando pasaban varios minutos de las cinco y media, y las puertas permanecían cerradas.
La Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora del Sol fue la encargada de dar comienzo a todo con su llegada hasta la parroquia procedente del Altozano. Entonces sí, se abrieron las puertas y la banda que acompaña en Semana Santa al Nazareno de la calle Castilla comenzó a interpretar una de las marchas que tiene dedicadas: "Cruz de carey".


Como el pasado Viernes Santo en su estación de penitencia, la Hermandad de la O utilizó su cruz de guía antigua, la de madera dorada con apliques de plata, para encabezar el cortejo, en lugar de la actual. Detrás, iban diversas parejas de hermanos con cirios, separados en dos tramos por el libro de reglas.
A continuación, venían las representaciones de numerosas hermandades que quisieron acompañar a la O en este día tan especial. Además de varias hermandades de fuera de la capital hispalense, como la del Silencio de Carmona, formaron parte del cortejo, por este orden, las de la Hiniesta, las Aguas, San Benito, el Baratillo, San Roque, la Lanzada, la Macarena, la Carretería, la Soledad de San Buenaventura, San Isidoro, Montserrat, la Mortaja, el Carmen de Santa Ana, la Pastora de Triana, Madre de Dios del Rosario, el Rocío de Triana, Pasión y Muerte, San Gonzalo, las Cigarreras, la Estrella, la Esperanza de Triana, el Carmen del Puente y el Cachorro.
Los últimos hermanos con cirios, todos ellos rojos, daban paso al estandarte corporativo de la propia Hermandad de la O, así como a la presidencia, con la presencia de todos los hermanos mayores de las cofradías antes mencionadas, además de la representación del Consejo General de Hermandades y Cofradías.







Fuera se pedía silencio para intentar escuchar cada movimiento del paso de palio en el interior de la parroquia antes de salir. Rafael Ariza llamaba a los costaleros y la Banda del Carmen de Salteras comenzó a tocar desde dentro la marcha "Aquella Virgen" para acompañar musicalmente el breve recorrido desde el presbiterio hasta la puerta.
Pronto asomó el ancho palio de la Virgen de la O dispuesto a atravesar el arco de medio punto de su templo, lo que hizo con la calle Castilla en silencio hasta que rompió en aplausos cuando el paso al completo pisó la calle. Aún en el interior, la Banda del Carmen tocó el Himno Nacional y la O avanzó hasta quedar detenida en la calzada de esta principal vía de comunicación del barrio trianero.
Nardos con un delicioso aroma, orquídeas, jazmín, lisianthum y skeleton conformaban el exorno floral, mientras que la Virgen vestía, además de su habitual manto de salida, la saya blanca que estrenó en 2007 con motivo de su Coronación Canónica. También llevaba la corona de oro que el Cardenal Amigo le impuso en aquel acto celebrado en pleno Altozano.
No llevaba pañuelo, como es habitual en una salida gloriosa como ésta, pero sí un rosario en cada mano y una rosa de pasión del grupo joven en la derecha. Además, destacaba en el pecherín la réplica de la Medalla de la Ciudad, así como diversos broches, una cruz pectoral y el alfiler con su advocación. En la cintura, la medalla de la Asociación de la Virgen de los Reyes y San Fernando.
Cuando se levantó el paso, se inició el giro con la marcha "María Santísima de la O", a la que seguirían después "Y en Triana, la O" y "Madre Hiniesta".




















Una auténtica bulla de cangrejeros iba delante del paso dificultando que pudiera avanzar con normalidad. La esquina de Castilla y Callao ya no contaba con una hilera de personas, sino con una gran cantidad de gente que contempló el discurrir de la O a los sones de “Virgen de la Paz”.
Después, el Mercado de Triana se convirtió en una ágil vía de salida para el Altozano, donde igualmente una compacta masa de cofrades esperaba ver pasar a la dolorosa camino de la calle Pureza. Antes de llegar, por San Jorge, el palio se movió con las marchas “Virgen de las Aguas” y “Triana, tu Esperanza”.




























Y otro auténtico río de gente era la calle Pureza, especialmente en las cercanías de la Capilla de los Marineros, a la que se había adelantado el estandarte de la Hermandad de la Esperanza de Triana para recibir a la Virgen de la O, como ocurría cada Viernes Santo cuando la cofradía de la calle Castilla volvía a casa, hasta que definitivamente se modificó el itinerario de regreso por el Arenal y el Puente de Isabel II.
Con “Triana de Esperanza”, el palio de la O, que también es Esperanza, se volvió ante la capilla, desde cuya espadaña cayó una gran petalada, primero con pétalos de color rojo y después blancos, sobre el paso. A continuación, se marchó con “Triana, tu Esperanza”, seguida después por “Callejuela de la O”, que se empezó a tocar una segunda vez, aunque fue interrumpida porque a la altura del cruce con Torrijos un coro le cantó a la Virgen de la O. Después se marchó con “Virgen de los Negritos”.
Más adelante, en su camino a la Parroquia de Santa Ana, la Banda del Carmen tocó tras el palio la marcha “Virgen de la Victoria” en el giro de Pureza a Bernardo Guerra, donde después sonó “Salve a Nuestra Señora de la Salud”.
























La Parroquia de Santa Ana supuso una parada importante para la Hermandad de la O en esta salida extraordinaria, ya que la cofradía recordó en su recorrido el que hacía cuando era la 'Catedral' trianera el destino de sus estaciones de penitencia, hasta que en 1830 cruzó el puente de barcas.
Santa Ana vive, además, un año jubilar por su 750 aniversario, por lo que la hermandad se sumó así a los numerosos actos que está celebrando la parroquia. Con el paso de palio detenido ante la puerta de la plazuela, el párroco de Santa Ana, Eugenio Hernández, protagonizó un sencillo acto en memoria de aquellas estaciones de penitencia.
Hasta este punto acompañaron a la Virgen de la O las representaciones de las hermandades que habían salido desde su templo. Sólo se quedó hasta el final la del Carmen del Puente. Con el cortejo, por tanto, más reducido, la procesión extraordinaria continuó por Pelay Correa, Santísimo Cristo de las Tres Caídas y Luca de Tena, para salir a Pagés del Corro, donde, superada la estrechez de las calles anteriores, esperaba a la Virgen una multitud que la acompañó mientras la Banda del Carmen de Salteras encadenaba marchas como "María Santísima de la O", "Madrugá Macarena", "Macarena" (Abel Moreno), "Virgen de la Paz" (interrumpida cuando el paso se detuvo), "Reina de la O", "Virgen de los Negritos" y "Nuestra Señora de Guadalupe", ésta en el giro a San Jacinto.
Después, para alcanzar la Capilla de la Estrella, que estaba engalanada para la ocasión, la banda interpretó precisamente "Virgen de la Estrella".
































Tras la visita a la Hermandad de la Estrella, la Virgen de la O siguió por San Jacinto hasta adentrarse en la calle Alfarería, donde hubo continuas petaladas desde las azoteas y los balcones. Tres composiciones de corte sobrio sonaron seguidas por esta calle: “Procesión de Semana Santa en Sevilla”, “Hosanna in excelsis” y “La Madrugá”. Más adelante, fue el turno de otras marchas, como “Virgen de Montserrat”, “Aniversario Macareno” y “Pasan los campanilleros”.
Por el último tramo de Alfarería se notó una cierta reducción de público, motivada probablemente por el retraso que ya arrastraba la procesión, aunque también por el hecho de haberse colocado mucha gente en la calle Procurador, engalanada expresamente por el grupo joven de la Hermandad de la Hiniesta, que colocó una pancarta en la que podía leerse “Retama de la O” con los colores morado y azul, uniendo de esta manera las advocaciones de las dos dolorosas de Castillo Lastrucci.
Con este motivo, como saludo a la Hiniesta, la Virgen de la O entró en Procurador a los sones de “La Estrella Sublime” y recibió también de los jóvenes de San Julián una lluvia de pétalos a su paso por esta calle. A continuación, el palio continuó a los sones de “Sevilla cofradiera”, a la que siguió después, en el giro a Castilla, “María Santísima del Dulce Nombre”, que se empezó a tocar por segunda vez al no pararse el paso, aunque enseguida se detuvo, interrumpiendo la banda la interpretación.








































Con el palio de la O ya en la calle Castilla, el inicio del cortejo alcanzó de nuevo el templo y la cruz de guía atravesó el dintel, seguida de los hermanos, que iban apagando sus cirios antes de entrar.
Al fondo, la Virgen avanzaba a los sones de “Reina de la O”, marcha que fue interrumpida cuando el paso se paró junto a un balcón desde el que una mujer cantó una saeta con la letra del Ave María. Desde ese mismo balcón se lanzaron después unos pétalos que apenas alcanzaron el techo del palio, dada la distancia entre éste y el edificio.
A continuación, sonó para la Virgen de la O la marcha “Reina de las Mercedes”, tras la que el paso se paró ya muy cerca de la puerta de su templo. La última composición que la Banda del Carmen de Salteras interpretó fue “Y en Triana, la O”, con la que el palio terminó de acercarse a la puerta y giró ante ella hasta quedar colocado para la entrada.
Rafael Ariza llamó por última vez en la calle a los costaleros y les indicó que esa levantá iba dedicada a la Hermandad de la O. Después, en un silencio roto únicamente por el choque de las bambalinas con los varales, el paso de palio fue hacia la puerta, los costaleros echaron el cuerpo a tierra y la Virgen de la O, poco a poco, entró en su casa, momento en que la banda tocó el Himno Nacional.
























Eran las 3,25 de la madrugada (2,25 con el cambio de hora) cuando la Virgen de la O entraba de nuevo en su parroquia. Dos horas, por tanto, más tarde de lo previsto. Aunque, bien mirado, fueron dos horas más de disfrute junto a la dolorosa que cierra cada año la Semana Santa en Triana, barrio que hizo suyo este sábado, navegando por sus calles, como hacía hasta que se atrevió a cruzar el puente de barcas para ampliar devociones al otro lado del Guadalquivir.

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