miércoles, 16 de agosto de 2023

ALBERTO GALLARDO


Porque el cielo debe de tener un aroma inconfundible a canela y a clavo, no ha podido esperar más y, en la víspera del día de la Ascensión, ha subido para verle la cara a la Virgen de las Angustias. Allí no hay angustias, en minúscula; allí las únicas que hay son las que tiene por nombre la dolorosa ante cuyo martillo mandó durante muchísimos años cada Madrugá.
Fue capataz igualmente de hermandades como las Aguas, el Buen Fin o el Valle; pero sin duda pensar en Alberto Gallardo es verlo agarrado a los respiraderos que regaló la Duquesa llamando a los costaleros, para inmediatamente soltarlos y extender los brazos mientras gritaba: "¡Al cielo con las Angustias!".
Estamos hablando de un capataz con personalidad, de voz reconocible y auténtica emoción en los ojos ante su Virgen, especialmente en esas mañanas de Viernes Santo, a pocos metros de la puerta del Santuario, dedicando a la dolorosa y al Señor de la Salud unas bellísimas palabras, y también a sus costaleros y al conjunto de la hermandad. Como cuando en 2003, el año en que la corporación cumplía 250 años, se acordó de su fundador, Sebastián Miguel de Varas, del que dijo que "pasó sus fatiguitas para crear esta hermandad". Emocionado también con las últimas saetas en la calle, que él disfrutaba sin prisa alguna; emocionado con el rostro de las Angustias y con su realeza. "¡Qué majestad trae, madre mía!", solía decir.
Aunque había dejado oficialmente el martillo del palio de los Gitanos en 2005, mientras su hijo continuó como capataz fue habitual verle también a él mandando o acompañando. Al menos hasta que en 2018 su heredero fue destituido, no sin polémica, lo que sin duda fue todo un disgusto para quien más y mejor le habló a la Virgen de las Angustias desde el frontal de su paso.
Con 89 años, Alberto Gallardo se ha ido para seguir diciéndole a las Angustias, sin llamador ni paso de por medio, sin intrigas y sin decepciones, que no hay reina con más majestad, que el mejor lugar está con ella en el cielo y que sí, que "ole los que huelen a canela y clavo".

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