El reciente regreso de la Hermandad del Beso de Judas a su Iglesia de Santiago ha permitido volver a los majestuosos montajes de los besamanos a María Santísima del Rocío, como pudo verse entre los pasados días 8 y 10 de diciembre con motivo de la festividad de la Inmaculada Concepción.
Así, la dolorosa se presentó a los fieles en el presbiterio del templo, sobre una fina peana de plata. Para esta ocasión, la Virgen del Rocío fue vestida con su manto procesional, realizado por el Taller de Santa Bárbara en 2016, y con la saya de tisú de color marfil bordada en oro y sedas por Jesús Arco López en 2015.
El principal detalle de este besamanos fue que la Virgen llevaba una corona perteneciente a la Caridad del Baratillo; la misma que llevó en una ocasión en 1960, pocos años después de la bendición de la imagen. En el pecherín contaba con varias joyas, entre ellas una cruz, la Medalla de la Ciudad y un broche con el escudo de la hermandad. La mano derecha es la que ofrecía la Virgen del Rocío a sus devotos, mientras que con la izquierda sujetaba un rosario.
Flanqueando a la dolorosa veíamos dos parejas de blandones dorados con cirios blancos; y en el centro de cada pareja había una jarra del paso de palio con diversas flores sobre pies de base cuadrada de madera dorada y policromada.
Detrás, a un lado y a otro del presbiterio estaban la cruz alzada entre ciriales y el estandarte corporativo, mientras que al fondo, ante la pintura de "Santiago en la batalla de Clavijo", había una custodia con una imagen de la Inmaculada y otra de San Fernando, debido no sólo a que es titular de la hermandad, sino también por la celebración en este 2023 del DCCLXXV aniversario de la entrada del Rey Santo en Sevilla.
Junto a la custodia veíamos una bandera cruzada celeste y blanca, y el pendón de San Fernando perteneciente a la Hermandad de los Sastres, con la que la del Beso de Judas ha compartido casa en los últimos cuatro años. El altar contaba con el respiradero frontal y uno de los laterales del paso de palio de la Virgen del Rocío conformando una estructura en la que había un buen número de candeleros con cera blanca, cuatro jarras más, un relicario dos bandejas de plata y dos sacras. Por último, podíamos ver dos mesas de madera dorada con diversos enseres litúrgicos.
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