miércoles, 13 de diciembre de 2023

LA ESPERANZA DE LA YEDRA RECORRIÓ SU BARRIO MANDANDO DESDE EL CIELO


Jerez vivió el pasado domingo el rosario, que este año ha sido vespertino, de la Esperanza de la Yedra, el primero de los cultos anuales en su honor. Durante unas dos horas, la Reina de la Plazuela recorrió algunas de las calles de su barrio y fue trasladada al Colegio Oratorio Padre Torres Silva, más conocido entre los jerezanos como el Oratorio Festivo, tan relacionado con la historia de la Hermandad de la Yedra. Allí será el triduo a la Esperanza en los próximos días antes de su regreso a la capilla.
Si para alguien fue absolutamente especial esta salida de la Esperanza de la Yedra fue para su capataz, Tomás Sampalo. Era la primera vez que la dolorosa salía a la calle desde la trágica muerte de su hijo a finales del pasado mes de septiembre con sólo 23 años. Pablo, su hijo, lo acompañaba junto a la Esperanza en cada salida. 
Su padre no pudo reprimir su emoción y las lágrimas rodaron por sus mejillas en distintos momentos de esta salida. Incluso llegó a besar el llamador y a advertir a los encargados de portar las andas que les estaban mandando desde el cielo. "Pablo sonríe" es el lema que el propio Tomás Sampalo ha ideado para mantener presente a su hijo, quien está ya más cerca de la Esperanza que nadie. Pablo sonríe junto a ella y sonrió el domingo, acompañando a su padre una vez más, porque efectivamente lo hizo, mientras ambos paseaban a la Virgen de la Esperanza por las calles.
La salida desde la Ermita de la Yedra estaba anunciada para las cinco de la tarde, pero algunos minutos antes se abrió la capilla para la salida de la cruz de guía. Había dudas entre quienes esperaban a la Esperanza sobre por dónde saldría la cofradía; si por la puerta por la que salen los pasos en la Noche de Jesús, la de la calle Empedrada, o por la principal, la que mira a la Plazuela. Finalmente la que se abrió fue esta última y la cruz de guía comenzó a avanzar hacia la calle Sol seguida de algunos hermanos con cirios, el nuevo estandarte corporativo y el cuerpo de acólitos.




La Esperanza fue llevada en andas por los hermanos de la corporación; unas andas iluminadas por dos candelabros cedidos por la Hermandad de la Buena Muerte y adornadas con gladiolos y lisianthus de color blanco. La Virgen vestía un manto de terciopelo morado y una saya blanca de tisú, bordadas ambas prendas en oro y sedas. Además, lucía la corona procesional, una cruz pectoral, una flor dorada y un pañuelo en la mano derecha, un rosario en la izquierda y una medalla de la Virgen del Rocío en la cintura.
El primer misterio glorioso del Santo Rosario se rezó en el interior de la capilla. Y a continuación la Esperanza salió a la calle, momento en que el coro de la hermandad y muchos de los presentes cantaron el Himno de la Coronación Canónica. Después se cantarían típicos villancicos jerezanos durante el resto del itinerario entre misterio y misterio.
Desde la ermita, la Esperanza de la Yedra, rodeada por una gran cantidad de devotos, tomó la calle Sol, donde se rezaría el segundo de los misterios, girando luego a Marimanta, una de las calles por las que la hermandad no pasa en su estación de penitencia, pero que la Virgen sí iba a recorrer en esta ocasión.



















Pronto giró a la izquierda la Virgen de la Esperanza para dejar atrás Marimanta y tomar la calle Campana, en la que se rezaron el tercer y el cuarto misterio del Rosario, mientras que el quinto llegaría después, con la dolorosa ya en Granados.
























Desde Granados, la Virgen de la Esperanza salió de nuevo a Sol, pero únicamente por un instante para continuar por Cazón, en cuya estrechez se hizo algo difícil avanzar con la dolorosa. Enseguida salió a Empedrada, en la que se rezaron las letanías con las que finalizó el Santo Rosario. Desde ahí hasta el final del recorrido sonarían ya únicamente los villancicos del coro.
La Esperanza avanzó entonces en sentido contrario al de las primeras horas de la madrugada del Viernes Santo. Y así llegó nuevamente hasta su capilla, deteniéndose momentáneamente junto al retablo cerámico del Señor de la Sentencia y Humildad antes de pasar de largo para cruzar la Puerta del Sol.
























En su camino al Oratorio Festivo, la Esperanza de la Yedra se paró en la Parroquia de Madre de Dios, que ha cumplido medio siglo en este 2023. En la puerta la recibió la Hermandad de Amor y Sacrificio, ante la que la Esperanza se volvió.
Desde ahí, la cofradía continuó por la plaza de la Serrana y las calles Álamos, Domecq y Rayón, entrando por ella en el colegio salesiano del Oratorio Padre Torres Silva. La Esperanza accedió al patio del centro, donde la esperaba la Asociación de María Auxiliadora con su estandarte. Allí un joven de la asociación leyó un texto de bienvenida a la hermandad y a la dolorosa justo ante un azulejo fotográfico de la propia imagen.


















El siguiente paso fue entrar a la capilla del colegio, presidida precisamente por María Auxiliadora y en la que no faltan unas grandes fotografías de la Virgen de la Esperanza, del Señor de la Sentencia y Humildad, y de la Virgen de las Angustias, con cuya hermandad también está muy vinculado el Oratorio Festivo.
Poco a poco, y con el canto de nuevo del Himno de la Coronación, la Esperanza de la Yedra recorrió la nave de la capilla hasta el presbiterio, donde miró primero a María Auxiliadora antes de girar para quedar definitivamente detenida en el altar, según mandaron el padre desde la tierra y el hijo desde el cielo.













Eran cerca de las siete y diez de la tarde cuando con el canto de la Salve Regina se ponía el punto final a este rosario y traslado de la Esperanza de la Yedra al Oratorio Festivo. Allí será entre los días 15 y 17 el triduo, seguido de la función solemne el 18, día de la Expectación de la Virgen. Y dos días más tarde, el miércoles 20, la Esperanza regresará a su ermita junto al Señor de la Sentencia y Humildad.

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